Este artículo estaba escrito durante la campaña electoral pero nunca lo envié para fines de publicación al no haber encontrado la coyuntura apropiada. Ahora que la señora Arbaje ha producido otras declaraciones, me pareció impostergable darlo a conocer. Primero y a manera de orientación, sus declaraciones mas recientes: “Por qué todo el mundo le cae al pobre Roberto Rosario, el principal aniquilador de este proceso y la democracia es Danilo Medina” (Raquel Arbaje)
La señora Raquel Arbaje, ha producido algunas declaraciones públicas en torno a la campaña electoral, el desempeño esperado y la conducta que promete observar en caso de que su esposo, Luis Abinader resultara electo para la presidencia de la República Dominicana. En apariencia, la señora Arbaje ha dicho poco mas o menos lo que diría cualquier otra esposa en la misma situacion, sin embargo, no es así. Esa señora – a quien no conozco ni he tratado- transmite un cierto aire, tiene ciertos gestos, asume un lenguaje corporal, una expresión en su rostro que inspira credibilidad. Dicho en otras palabras, esa señora, cuando habla me convence mas y mejor que su propio esposo. Hay algo auténtico, natural en ella, quizás derivado de su propia gestion profesional. No lo se, pero esa señora cae bien, inspira respeto y parece tener los pies bien sobre la tierra. Si usted no me cree, acuda a leer y ver sus notas, comentarios y observaciones ya publicadas.
El desempeño de la señora Arbaje me recuerda a otras dos mujeres a quienes tampoco traté pero que igual me merecieron respeto y dieron a mi y a muchos otros la impresión de que estaban en su lugar, a la altura de las circunstancias y en todos los casos, sin haber perdido la identidad que además de caracterizarlas las dignificaba. Me refiero a Doña Rosa Grullon, la esposa de Hipólito Mejía y a doña Renée Klang de Guzman ya fallecida como su propio esposo don Antonio Guzmán Fernández.
Doña Renee fue primera dama solamente por un periodo de gobierno pero parecía como que lo hubiera sido desde pequeña. Mujer discreta, sobria, siempre en su sitio, sin escándalos, sin competencia con otras personas o intereses ni ambiciones desmedidas. Eduardo Fernández P. el antiguo Gobernador del Banco Central, durante los años que trabajámos juntos siempre se refería a ella diciendo “ esa señora es una primera dama” indicando, justamente lo bien y naturalmente que encajaba en el papel que la historia le confirió.
Doña Rosa por su parte acaso asumiendo un perfil un poco mas bajo que el de la propia doña Renee, acompañó a Hipólito con sobriedad, discreción y sin celebrar ni escandalizarse de sus ocurrencias a veces puramente excentricas, otras veces francamente groseras. Pero doña Rosa se ganó mi respeto en una ocasión en la que, la entrevistaban creo que para la televisión o algo por el estilo. Una pregunta cursi, por no decir francamente estúpida le hizo aquella entrevistadora: quería saber si su vestuario era producido por la diseñadora X. Doña Rosa le contestó que a ella le hacía la ropa una costurera.
Hay algo en la señora Arbaje que me hizo recordar a estas dos mujeres. Ojalá no equivocarme.