Uno de mis columnistas favoritos de Acento es el escritor, historiador y abogado puertoplateño Juan Ventura, cuyo reciente artículo titulado “Amador Rodríguez: experto librero, ido a destiempo” (publicado en dos partes los días 2 y 3 de octubre en curso y cuyos enlaces aparecen al final de estas líneas), me ha motivado a reproducir un artículo que escribí el 9 de febrero de 2003 en el suplemento Biblioteca, que editaba José Rafael Lantigua en el Listín Diario, titulado “Sorpresas en Abraxas”, que decía así:
“A principios de octubre del pasado año 2002, estuve varios días en Puerto Plata, Sosúa y Cabarete, trabajando con César Namnúm en la transmisión, en vivo y directo, a través de su programa radial Compasillo, del IV Dominican Republic Jazz Festival (un trabajo duro, pero alguien tiene que hacerlo, ¿verdad?). Durante mi estancia en la Novia del Atlántico (léase el Sur de la Florida, como les gusta decir a mis amigos puertoplateños Carmen Imbert Brugal, Eduardo Díaz Guerra y Melvin Mañón Rossi), una mañana sabatina me deparó la grata sorpresa de conocer la librería Abraxas, ubicada en la esquina de las céntricas calles Kennedy y Villanueva, una librería moderna, confortable, amplia y muy bien surtida, con una abundante y variada oferta bibliográfica que no tiene que envidiar a las mejores tiendas de libros de Santo Domingo y Santiago.
Entre las sorpresas que encontré en Abraxas debo mencionar un libro publicado en España, titulado Cocina dominicana (Icaria Editorial, Barcelona, 1996), de la autoría de Marianela Castro, Luz María Alcántara y Eunice Colón Soler, tres dominicanas que emigraron a España en la década de los ochenta. El libro forma parte de una colección denominada «Cocinas de allí, aquí», la cual, según explica en el prólogo su editora, Montse Clavé, “nace de la constatación de que la cocina es una de las vías más fáciles, directas y sugerentes de establecer puentes entre culturas alejadas. Las autoras de esta colección son mujeres inmigrantes, porque las mujeres han sido y siguen siendo las que más han contribuido, con su práctica cotidiana y generación tras generación, a alimentar, a cocinar y a transmitir las recetas de la comida familiar. La cocina de cada país es el resultado, por una parte, de la herencia (recetas legadas, casi siempre de forma oral, de madres a hijas), y por otra, de la incorporación de recetas nuevas, debido a la influencia cultural”.
Empezando con «la bandera», “que se compone de arroz, habichuelas y carne, más una ensalada verde, tostones de plátano, etc., que cada comensal se sirve a su gusto”, y terminando con el café con colador casero, cerca de ochenta recetas aparecen en el libro, clasificadas en ocho grupos: ensaladas, entradas y acompañamientos; sopas y verduras; arroces y legumbres; carnes; pescados y mariscos; huevos; postres y dulces; y bebidas. Se incluyen recetas de arepitas de yuca, ensalada de aguacate y remolacha, chicharrón de puerco, sancocho, mondongo, pipián, chivo guisado con yuca sancochada, plátano al caldero, habichuela con dulce, morir soñando, refresco de avena para paridas, etcétera.
Siguiendo en la onda culinaria, también encontré en Abraxas tres libros escritos por el poeta, ensayista, pintor y chef Juan B. Nina, publicados en Santo Domingo por Mediabyte, titulados El origen de la cocina dominicana (2002, segunda edición; la primera data de 1999), Apuntes sobre la historia de la alimentación (1999) y La cocina de las Américas (2000).
Supe de la existencia de Nina en agosto de 1994, gracias a un reportaje que le dedicó Clodomiro Moquete en el número 6 de la revista Vetas. En aquel momento, Nina, quien nació en San Cristóbal en 1959, había publicado siete libros de poesía: Voces del tiempo (1989), La tierra no resiste más heridas (1989), Manja y otros poemas de amor (1990), Evocación de los tiempos en fin de siglo (1992), Otra mirada al horizonte (1993), Elogio del fuego (1994) y Andrómeda (1994). Desde entonces, el polifacético autor ha publicado dos libros acerca de su lar nativo, Anotaciones biográficas de San Cristóbal (1996) y Personajes de San Cristóbal (1998), y los tres libros gastronómicos referidos arriba que encontré en Abraxas (y que en Santo Domingo se consiguen en La Trinitaria), en los que Nina ofrece, además de numerosas recetas, interesantes y amenos ensayos sobre el surgimiento y desarrollo, a través de los siglos, de la cocina de nuestro país y de otras naciones del continente y del mundo.
Esas y otras sorpresas (no sólo en textos de gastronomía sino también de narrativa y poesía) me aguardaban aquella mañana sabatina en la estupenda librería puertoplateña llamada Abraxas, que además vende discos de música clásica y jazz.
Hasta ahí mi artículo “Sorpresas en Abraxas” del 9 de febrero de 2003. Aquí les dejo los enlaces del artículo de Juan Ventura de los días 2 y 3 de octubre de 2021:
https://acento.com.do/opinion/amador-rodriguez-experto-librero-ido-a-destiempo-1-de-2-8990815.html
https://acento.com.do/opinion/amador-rodriguez-experto-librero-ido-a-destiempo-2-de-2-8990823.html