Turismo cultural es más que un Perico Ripiao con parejas de baile recibiendo delegaciones extranjeras o representándonos en eventos internacionales; es más que animadores con ritmos foráneos divirtiendo a turistas en un hotel o espectáculos nocturnos carentes de identidad nacional y calidad artística. Turismo cultural es más que una "pintura dominicana" vendiéndose en gift shop que ni pintura ni dominicana, son haitianas/baratas; ni son aquellos productos dizques artesanales, fabricados en China/Indonesia, dañando la imagen de la cultura nacional ante el mundo.

Sucede que todo depende de la concepción de la categoría "Cultura" que posean los ejecutores de la política cultural del país. Y es que la cultura no debe concebirse como un valor añadido al turismo, no como un simple espectáculo con visos esnobistas que no rebasa los límites músico – danzario. Y por el otro, el turismo no es el viaje en sí, el viaje es el medio, la clave está en el por qué y para qué lo hago, y, sobre todo, en el qué voy a hacer en el lugar de destino. El hacer turismo está en la finalidad con que se realiza el viaje. El turismo nace, esencialmente, para conocer otras culturas. El turismo, desde sus orígenes y en toda la historia, ha tenido una naturaleza cultural, considerada la cultura en su acepción más amplia, por supuesto.

La cultura es transversal a la gestión turística, por tanto, un programa para el desarrollo de un turismo sostenible en el país demanda y le es inherente una planificación táctica y estratégica del turismo cultural. Esta proyección deberá sustentarse en los principios de la identidad cultural, el rescate, conservación y revitalización de bienes y valores del patrimonio cultural tangible e intangible, de la creatividad popular, de la cultura popular y tradicional, del aprovechamiento de la enseñanza artística y los eventos culturales, donde se expone lo más auténtico y valedero de la cultura nacional, tanto en la ciudad como en zonas rurales.

Los bienes y obras artísticos-culturales junto a otras potencialidades sociales de valor turístico, junto la riqueza de su ecosistema, van a convertirse en dimensiones neurálgicas del desarrollo de un turismo nacional con proyección global.

Cada turista que se sensibiliza con nuestras obras y valores culturales se convierte en un promotor informal y exportador de la cultura nacional y, además, de convertirse en un multiplicador será un turista repitente; deberá quedar hechizado con la autenticidad, talento y profesionalidad del arte y cultura dominicanos. Hemos de insertar a nuestros artistas, instituciones públicas y privadas, a las organizaciones no gubernamentales en todo el proceso de ofrecer un auténtico turismo cultural exponente de la dominicanidad.

La relación entre turismo, cultura y desarrollo sostenible es de carácter tridireccional la relación entre cultura, turismo y desarrollo sostenible. En nuestro país, tenemos un valiosísimo potencial artístico y cultural que necesita ser imbricado en la oferta turística para mejorar y hacer original el turismo dominicano.  A su vez, la inserción de la cultura como razón y esencia de la gestión en la oferta turística, va a revitalizar económicamente al sector cultural, comercializando obras de arte y eventos culturales. Así mismo, se mejorará la empleomanía del sector artístico lo que tributa a una mejor calidad de vida para nuestros artistas, artesanos y gestores culturales. Con la comercialización cultural turística se incrementarán los ingresos de la cultura en el país y se podrá ofrecer un servicio a la población cualitativamente superior, con los ingresos, aportaremos al Producto Interno Bruto del país. También podrían financiarse áreas vulnerables, como la enseñanza artística a escala nacional y no concentrada en la capital, se potenciaría el rescate y apoyo de talentos artísticos perdidos en el anonimato, en nuestros pueblos y zonas rurales por falta de oportunidades.

Turismo cultural, no es hacer una cultura para turistas, es hacer a los turistas partícipes de nuestra diversidad, bienes, valores e identidad culturales. Por lo tanto, para lograr un desarrollo sostenible del turismo en nuestra tierra, considerado el motor impulsor de la economía, tendrá que tener como centro y corazón a la cultura y a la gestión cultural turística como una de sus principales categorías, proveedora del sello de distinción definitivo y perdurable.

Es pues el momento oportuno para que quienes trabajan en el mundo del Turismo, la Cultura o el Desarrollo, asuman su trascendencia y plasmen en iniciativas prácticas la interacción positiva entre los tres ámbitos. Como profesionales, gestores o responsables de territorios implicados en este proceso, no cabe duda de que tenemos una nueva responsabilidad que obliga a superar la trayectoria inercial del turismo actual y de la gestión habitual de los activos de la cultura, en aras de un compromiso con el desarrollo social y económico de una gran parte del planeta que ve limitadas sus posibilidades por la mediatización de sus actividades productivas tradicionales (Moragues, 2006).

Por tal motivo, el desarrollo del turismo dominicano será sostenible, viable y auténtico teniendo como uno de sus primordiales ejes al turismo cultural.

Múltiples son las dimensiones en las que se puede trabajar, aquí les comparto algunas ideas:

 -La problemática de artesanía y pintura de origen dominicano y la comercialización turística;

-Los eventos e instituciones culturales y su programa de actividades como parte de la oferta turística;

-Los espectáculos nocturnos en los hoteles y la identidad cultural dominicana: diseño, dirección y evaluación artísticas.

-Los hoteles y su concepción cultural dominicana: visual, sonora, y en tipología de ofertas y actividades.

-El colmado: una institución sociocultural, una atracción turística.

– Los eventos culturales como destinos turísticos: fiestas patronales, carnavales, feria del libro, etc.

– Los museos y sitios históricos: rutas turísticas por elección.

– Escuelas de Bachata, Merengue y otros ritmos populares tradicionales.

Por tal razón, pensar y hacer un turismo cultural que impacte la vida socioeconómica de la República Dominicana, tendrá que ser una tarea de país y como país. Cuando se dice de país se trata de comprometer a las instituciones gubernamentales y no gubernamentales destinadas a los fines de la implementación de dicho turismo. Por ejemplo, el trabajo integrador y coordinado entre ministerios, que devele las más ricas ideas en el diagnóstico, diseño, aplicación y evaluación de proyectos culturales destinados a este sector de la economía; tanto en la teoría como en la vida cotidiana.  Así como la participación de la pequeña y mediana empresa, los negocios familiares y otras formas de gestión no estatales, donde fluyan en armonía los encadenamientos productivos culturales que alimentan y refuerzan la cultura como espíritu de la nación.

Mientras que por otra arista, trabajar como país no es más que implicar a todos a hacerse parte de manera informal en la promoción de los buenos y mejores valores de la sociedad dominicana; esto hace que la motivación del visitante se robustezca por los niveles de afectividad positiva con los nativos. De ahí, que la interrelación dialéctica entre lo institucional y lo no institucional será la clave para implementar y sostener un turismo cultural competente y comprometido con el cliente nacional y/o extranjero. En ese sentido se abogará por proyectos culturales cuya naturaleza esté permeada por elementos inclusivos, equitativos y participativos. Hay quienes no dudarán en colocar obstáculos físicos y subjetivos, de forma consciente o no, a la hora de proponer y/o concretar las ideas para esta forma de turismo. A ellos/ellas les debe quedar claro que no hay un mañana, llegó el tiempo de hacer un genuino turismo cultural, por ti, por mí, por nuestra República Dominicana.

Referencias:

Moragues, D. (2006). Turismo, cultura y desarrollo. Organización de Estados Americanos. Recuperado de: https://www.oei.es/historico/cultura/turismodmoragues.htm

Mustelier, S. (2012). De la artesanía nacional y el turismo cultural. Acento. Recuperado de: https://www.google.com/amp/s/acento.com.do/opinion/de-la-artesania-nacional-y-el-turismo-cultural-207343.html

Mustelier, S. (2013). Todo turismo es cultural. Acento. Recuperado de: https://www.google.com/amp/s/acento.com.do/opinion/todo-turismo-es-cultural-210114.html

Mustelier, S. (2013). El hotel, una institución cultural. Acento. Recuperado de: https://acento.com.do/opinion/el-hotel-una-institucion-cultural-210285.html

Mustelier, S. (2014). El colmado: tan necesario como sociocultural. Acento. Recuperado de: https://acento.com.do/opinion/el-colmado-tan-necesario-como-sociocultural-8146979.html

Mustelier, S. (2016).¡¿Dónde un turista puede aprender a bailar Merengue, Bachata o Perico Ripiao en RD?!. Acento. Recuperado de: https://www.google.com/amp/s/acento.com.do/opinion/donde-turista-puede-aprender-bailar-merengue-bachata-perico-ripiao-la-republica-dominicana-8358734.html