-Ma' llegó el tipo del colmado!

-Diana, coge el dinero y págale. Dale  10 pesos de propina, y fíjate bien que me haya traído lo que encargué: una cerveza Presidente Ligth de las Jumbo, 3 sobrecitos de cafè Santo Domingo, 4 almohadillas sanitarias, 2 cabeza de ajo, 6 huevos, 5 plátanos verdes, un litro de Coca Cola, 2 rollos de papel sanitario, una pasta de diente, medio litro de aceite, 5 panes, 15 pesos de hielo y 2 sobrecitos de Winasorb ultra, de los sobrecitos rojos,  fíjate bien.

-Bueeeno ma'  va tené que venir u’ted a verficar su vaina, porque yo borré desde la tercera cosa que dijo".

Un colmado es el centro de operaciones del barrio. Satisfacer con su oferta, las más disímiles necesidades de los vecinos, es su razón de existencia. Vender al detalle y a crédito, su estrategia mercaológica.

María, madre soltera, con un salario mensual que no rebasa los 15,000 pesos que memos los impuestos y la cuota del préstamo, se le reduce a menos de 9,000, nunca ha podido hacer una compra en el supermercado. Subsiste, gracias al colmado de la esquina. Debe casi 20,000 desde hace dos meses.

El colmado resuelve pero endeuda; sin embargo es tan cómodo saber que si algo se acaba de momento en la casa, llamas y  a los pocos minutos, te lo traen. Y saca a uno de cada aprietos, por ejemplo si recibes una visita inesperada, llamas al colmado, pides lo que necesites y resuelto el problema.

Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Una de las primeras cosas que añoramos cuando viajamos y pasamos tiempo fuera de Dominicana, es esa pequeña pero imprescindible institución comunitaria: el colmado. La música nos la llevamos pues abrimos Youtube.com y escuchamos cuantos merengues y bachatas querramos; las recetas de la culinaria dominicana viajan con nosotros pero .. Ayy, cuánta falta hace el bendito colmado!

Y es que un colmado es más que el mercadito del barrio,  es centro de relaciones sociales comunitarias. En un colmado se reúnen los jóvenes a compartir en las noches,  y en las mañanas los envejecientes y los que hacen ejercicios matinales confluyen también, unos piden un jugo, otros leen el periódico y algunos conversan y discuten de las grandes pasiones del dominicano: política y pelota. El colmado deviene, además, institución de la cultura popular tradicional dominicana: sobre todo, esos que denominamos Colmadones y que como su nombre indica, son más amplios y, además, de vender de todo lo que los vecinos pudieran necesitar, ponen aquella música  taaan alta  que pareciera probar la salida de casi un kilo de amplificación de sonido, o mejor pensemos que lo hacen con  la noble intención de alegrar cada hogar del vecindario con la persistente bachata. Claro, este fenómeno se da en los sectores de clase baja, pues aunque hay colmados por  el Gran Santo Domingo, no es lo mismo un colmado en Piantini o Naco que los de la Zona Oriental, Guachupita, o Quitasueños. Los colmados tienen carácter clasista, según el lugar donde estén ubicados, serán los tipos de productos que ofrecen, el tipo de música que difunden (y su volumen) y el tipo de personas que los frecuenta.

Sería una experiencia inigualable para un turista, bailar bachata, merengue o un tradicional Perico Ripiao con una cadenciosa dominicana y  ver una partida de dominó, en un lado de un Colmadón con una botella de romo en la esquina de la mesa. Más que la playa -igualita que en otras islas- nunca podrá olvidar aquel buen trago de Brugal o esa Presidente, velo de novia, acompañada por la amigable plática de un antiquísimo amigo dominicano que acabó de conocer y que ya le aseguró quien va a salir de Presidente del país en el 2016 y que el equipo de Las Aguilas, no ganará en la próxima serie beisbolera..

Lo que sí está claro que el colmado, como instituciòn sociocultural comunitaria, es una atracción cultural turística y una oferta por explotar, en aras de distinguir nuestro turismo nacional.