Las siglas en inglés PISA significan en español Programa Internacional para la Evaluación de Alumnos, que sin duda alguna son las pruebas estandarizadas más importantes del mundo.

Es una iniciativa impulsada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, cuyo objetivo es evaluar la formación de los alumnos cuando llegan al final de la etapa de enseñanza obligatoria. Comenzaron a  aplicarse en el año 2000, con una muestra de estudiantes de los países miembros, siendo Chile y México los únicos latinoamericanos.

Por su carácter trienal el mundo está inmerso en las Pruebas PISA 2015 en su sexta edición, cuyos resultados se conocerán el año que viene, en su tradicional Informe. Quince años después participan 71 países,  28 más que al inicio y seis más que en la edición de 2012. Como países latinoamericanos participan: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Perú, Uruguay, y República Dominicana por primera vez.

PISA tiene la finalidad de apreciar la evolución del rendimiento escolar individual en las áreas evaluadas, así como ayudar a los gobiernos en la formulación de políticas educativas eficaces; ayuda a los países a medir “lo que saben los estudiantes y lo que pueden hacer con sus conocimientos”, dice el coordinador internacional de PISA, Andreas Schleicher. También busca identificar cómo los jóvenes solucionan problemas de forma asociativa y colaborativa para ser considerados ciudadanos globales.

Una característica de este estudio es que los estudiantes son elegidos en función de su edad, entre 15 años y tres meses y 16 años y dos meses y no del grado escolar en el que se encuentran. Se elige aleatoriamente un mínimo de 150 centros educativos públicos y privados por país y luego 35 estudiantes en cada centro. El número de alumnos evaluados por país debe superar los 4,500.

PISA evalúa siempre tres competencias: lectura, matemática y ciencias. Todas las competencias se valoran en cada ciclo de aplicación, pero una de ellas ocupa la mayor parte del tiempo de evaluación, y de las otras dos solo se hace un breve sondeo. En esta segunda fase de evaluaciones las áreas concretas han sido: 2009 (lectura), 2012 (matemática) y 2015 (ciencias). Esta vez la aplicación es utilizando computadoras, potenciando así las habilidades digitales de los estudiantes. Y combinan aspectos cognoscitivos de las áreas indicadas y de campos generales como la competencia para resolver problemas y la alfabetización financiera.

Los datos recogidos por PISA son confidenciales, es decir, ni se publican ni se revela la identidad de los participantes. Tampoco da resultados por escuela o persona, porque los estudiantes responden solo a una parte de las preguntas, pues para poder evaluar las competencias que mide cada prueba se requiere una gran cantidad de preguntas, y responder a todas ellas les tomaría mucho tiempo. Por esta razón, es imposible obtener resultados en forma individual. Asimismo, por tener una muestra de escuelas, tampoco  ofrece resultados por cada una de ellas; en cambio, se obtienen datos confiables sobre el conjunto del sistema educativo.

Como complemento, el estudio recoge información individual, familiar y relativa al contexto educativo en que aprenden los estudiantes, a través de cuestionarios a estudiantes, padres, directores y profesores.

En cuanto a aportes, se afirma que PISA evidencia las debilidades y fortalezas de los sistemas educativos; posibilita la comparación internacional para así aprender de los sistemas educativos que están mejor; proporciona informaciones para investigaciones educativas; individualiza focos de atención en las asignaturas y escuelas evaluadas; identifica diversas acciones que pueden realizar las  escuelas, las cuales están asociadas con el éxito de los estudiantes; invita a reflexionar mediante el análisis de los factores de contexto sobre el porqué de los resultados y qué tipo de intervenciones o políticas educativas podrían ayudar a mejorarlos; permite medir el impacto de políticas educativas; brinda información de carácter cuantitativo que se pueden complementar de manera sistemática con observaciones cualitativas en las escuelas, especialmente en aquellas exitosas.

La aplicación de las pruebas PISA es costosa. La sociedad dominicana espera que el Minerd dé mejor uso a sus resultados, porque si no sirven para replantear políticas, es un gasto inútil, no una inversión, como ha venido ocurriendo con los de Pruebas Nacionales.

José Joaquín Brunner,  profesor universitario chileno, va más lejos al decir: “PISA debe servir en América Latina no solo para construir rankings efímeros y hacer comparaciones deprimentes entre países de alto y mediano desarrollo si no para generar nueva información y conocimiento que ayude a mejorar el trabajo de los profesores en la sala de clase, de los directores en sus escuelas y de los políticos y académicos al momento de diseñar reformas e impulsar programas de innovación pedagógica".