De Duarte para acá (sin contar caudillos, intelectuales renegados y políticos traidores) hemos tenido voces altas que han personificado sentidas aspiraciones colectivas, valores innegociables y patriotismo verdadero (ejemplos: Ulises Francisco Espaillat, Pedro Francisco Bonó, Américo Lugo y Ercilia Pepín). Antes andaban por las calles. Les saludábamos con respeto y orgullo. Pero lamentablemente, con esta lacerante pérdida de lo que esencialmente fuimos, han venido desapareciendo. Hoy esas voces son escasísimas. Es más, quién sabe si queda alguien por ahí, pues acaba de morir Mariano Lebrón Saviñón.