La sociedad dominicana estará hoy junto a Jordi y Negro Veras esperando la sentencia, con todo lo sabido y comprobado; los cómplices conocidos y ocultos; los protectores gratuitos y comprados. Estará en ese tribunal de Santiago, República Impunidad, para entonces preguntarles al Procurador General y a los responsables del Nuevo Modelo Penitenciario: ¿Cómo es posible que Adriano Román, delincuente mayor confeso y condenado, haya comprado la cárcel de Rafey y todo su personal, para ejercer desde allí el asqueroso negocio de la muerte? (¡Por favor, no me digan que este esperanzador Modelo también se dañó!).