El pasado 31 de octubre se conmemoraron, en nuestro país y a nivel mundial, los 500 años del inicio de la Reforma Protestante (1517), acontecimiento que tuvo una importancia significativa para la historia de la religión, para la historia de las denominaciones religiosas de tradición judeo-cristiana y para su incidencia social y política en las sociedades en donde se han desarrollado y han hecho vida dichas comunidades.

La reforma protestante fue liderada en una primera etapa por Martín Lutero, un monje alemán de la congregación de los agustinos, quien, como un gesto simbólico clavó en las puertas de la Iglesia del Palacio de Wittenberg 95 tesis o declaraciones en las que denunciaba algunas acciones que promovía la jerarquía de la Iglesia Católica en Alemania y en otros países europeos, sobre todo relacionadas con la comercialización con las indulgencias, para la construcción de una gran basílica en el Vaticano.

En el período cuando se inicia la Reforma Protestante en Europa, ya había llegado a nuestra tierra el cristianismo católico, de la mano de los colonizadores/invasores españoles que habían llegado por primera vez en 1492, y que eran emisarios del monarca vaticano, el Papa Alejandro VI (1492-1503) y de los llamados reyes “católicos” de España, Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla. Ese cristianismo fue testigo y cómplice del maltrato y genocidio hecho contra la población indígena y luego contra los negros traídos de África como esclavos.

El teólogo estadounidense J. Pixley en su obra “Historia de Israel desde los Pobres”(1), propone un esquema sencillo para analizar la estructura socio-económica que se desarrolló en el imperio egipcio a partir del tercer milenio, a.e.c. y el lugar que ocupaba en esa sociedad el sector religioso. Según el estudioso dicho esquema se reprodujo, además, en otros imperios y en otras sociedades de la antigüedad. Según el mismo en la cúpula de la pirámide social estaba el monarca o faraón, que para mantenerse en el poder necesitaba del soporte de tres tipos de funcionarios (llamados “hijos del rey”): civiles, militares y religiosos. Dichos funcionarios ejercían su poder sobre las comunidades campesinas o aldeas, y exigían cada vez más impuestos sobre la producción de las familias campesinas.

En el esquema de J. Pixley, los funcionarios religiosos estaban al servicio de las decisiones del monarca, servían de mediadores entre las comunidades y el monarca, y desarrollaban una ideología religiosa según la cual, la divinidad principal de Egipto era un gran monarca invisible que controlaba el universo, pero que tenía en el faraón su príncipe visible; por eso se le llamaba “hijo de Dios”. Es así como el poder político, era sustentando por el poder religioso; lo cual casi siempre, se ha traducido en detrimento de la calidad de vida de los sectores sociales más empobrecidos y excluidos.

El cristianismo de corte protestante llegó también a nuestra tierra ligado al poder económico y político. Se habla, por ejemplo, de una iglesia metodista de origen africano que estuvo ligada al proyecto de la revolución de los negros en la parte occidental de la isla, que terminó con la proclamación del Estado haitiano como una nación independiente (1804), y que luego se estableció en la región del Nordeste, en la zona de Samaná. Sabemos, además, que algunos de los grupos protestantes llegaron al país en el tiempo del gobierno de Boyer, así como posteriormente durante la invasión/colonización estadounidense de 1916-1924, como es el caso de la Iglesia Episcopal Dominicana.

El liderazgo del cristianismo de tradición católica casi siempre estuvo ligado y aliado a los grupos del poder económico y político desde los tiempos de la colonización/invasión europea. Eso lo ha llevado a ser, por lo general, aliado y sostén de los grupos económicos y partidarios más conservadores o simplemente de aquellos sectores liberales que le permitan compartir poder y riquezas a los jerarcas religiosos.

Es de recordar la estrecha alianza del liderazgo de la Iglesia Católica con el sector de la burguesía comercial de los gobiernos de Buenaventura Báez en el siglo XIX, o la presencia de líderes eclesiales en el movimiento azul, al cual perteneció Fernando A. de Meriño quien fue presidente de la República (1880-1882) y obispo de Santo Domingo (1885-1906). Otro período de estrecha alianza entre el poder religioso y el poder económico-político fue el largo período del ejercicio del poder de Rafael L. Trujillo (1930-1961). Quizás fue el período de la historia nacional en donde se desarrolló un mayor nivel de alianza y complicidad entre el poder político, económico y el poder religioso.

Es justo señalar que tanto en el ámbito católico como en el protestante siempre ha habido personas y comunidades proféticas –aunque siempre minoritarias- que han renunciado a la tentación de ser cooptadas por el poder económico y partidario y han mantenido su voz profética en contra del acaparamiento de bienes en pocas manos, de la violencia del poder y a favor de una mayor y justa distribución de las riquezas. El caso de Antón de Montesinos (1511), representante de la comunidad dominica, es uno de los ejemplos más significativos.

De poco sirve conmemorar el 500 aniversario de la Reforma Protestante o de la llegada a nuestras tierras del cristianismo católico (recordamos el llamado Quinto Centenario, que se celebró en 1992), o del cristianismo de origen protestante, si eso no significa un compromiso real de esas comunidades para incidir en las políticas públicas orientadas en vista a mejorar la calidad de vida de la población que vive en esta isla y en particular la más empobrecida y excluida.

Ahora que estamos avanzando significativamente en la creación de una conciencia ciudadana con la Marcha Verde y con otros espacios de participación política, es el momento oportuno para hacer un llamado a las comunidades proféticas, tanto de tradición cristiano/católica como de tradición cristiano/protestante a que se integren a la lucha por una sociedad más justa y equitativa, lo que exige, como condición previa, el control de la corrupción pública y privada y el fin de la impunidad.

Nota

  1. Disponible en: https://ebenezervalledechalco.files.wordpress.com/2012/12/pixley-jorge-la-historia-de-israel-vista-desde-los-pobres.pdf