El jueves 27 del pasado mes de mayo se suspendieron las actividades laborales y educativas del país por una orden del Ministerio de Trabajo, que ha mantenido como día no laborable el día de la fiesta católica del Corpus Christi, que se celebra a los 60 días después de la celebración de la resurrección de Jesucristo.
El Ministerio de trabajo, amparado en la ley 139’97 que regula los días feriados del país, ha decidido mantener como días no laborables y que no se cambian para los lunes otras celebraciones y fiestas que provienen del ámbito religioso como: el día de la Altagracia, el día de Las Mercedes, día de Navidad, Día del Viernes Santo. Entre éstos tienen una consideración diferente los días relacionados con la Navidad y la Semana Santa, pues éstos se han convertido para muchos y muchas en días relacionados con el descanso y el asueto personal, familiar o grupal.
En algunos medios de comunicación y en algunos espacios religiosos ligados a las iglesias protestantes, ha surgido el debate sobre la conveniencia de detener el trabajo y las actividades laborales por el hecho del mantenimiento de una celebración cristiano-católica, de origen medieval, de la que la mayor parte de la población ni siquiera conoce su significado.
“Corpus Christi” es una expresión que proviene del antiguo idioma Latín y significa simplemente, “cuerpo de Cristo”. Según la tradición, esta celebración surgió en la Edad Media, cuando en 1208 la religiosa Juliana de Cornillon promovió la idea de celebrar una festividad en honor al cuerpo y la sangre de Cristo, que según una antigua tradición teológica se considera presente en el pan que se consagra en la Eucaristía o Misa. Así, se celebra por primera vez en 1246 en el territorio de la provincia eclesiástica de Lieja (Bélgica), la conmemoración del “Corpus Christi”. Posteriormente ésta se extendió a muchos países en donde el catolicismo romano se convirtió en la expresión religiosa dominante.
La celebración viene avalada por algunas tradiciones de diferentes países en donde el catolicismo es la religión mayoritaria. Por ejemplo se señala que en el año 1263, mientras un sacerdote celebraba la misa en la iglesia de la localidad de Bolsena (Italia), al romper la hostia consagrada brotó sangre. En nuestro ámbito dominicano se mantiene la leyenda según la cual en un día en que se celebraba esta fiesta religiosa un buey, que estaba siendo utilizado para arar un terreno, habló a su propietario quejándose de que ni siquiera un día como ese se le dejaba descansar.
La fiesta del Corpus Christi se desarrolla en medio de una cristiandad en la que la mayor parte de sus integrantes no tenía acceso a la lectura de los evangelios ni de la Biblia, pues ésta estaba en Latín, un idioma que la gente del pueblo no entendía. De hecho, la primera traducción castellana que se hizo de la Biblia fue entre los años 1260-1280 en tiempos del rey Alfonso X, el sabio (1252-1284).
El texto de Mc 14,22-24 hace referencia a una cena en la que participó Jesús, acompañado de sus discípulos y discípulas, unas horas antes de su muerte. El evangelista relata que: “Mientras estaban comiendo, Jesús tomó pan y después de pronunciar la bendición lo partió y se lo dio diciendo, ‘Tomen; esto es mi cuerpo’. Después tomó una copa, dio gracias, se la entregó y todos bebieron de ella. Y les dijo: ‘Esto es mi sangre, sangre de la Alianza, sangre que será derramada por una muchedumbre”. Y según relata el evangelista Lucas, Jesús añadió: “Hagan esto en memoria mía” (Lc 22,19).
Evidentemente que las expresiones “comer el cuerpo” y “beber la sangre” deben ser entendidas como analogías. No se trata de comerse la carne de Jesús ni de beber su sangre, pues eso no es posible. Se trata de una invitación al discipulado a mantenerse unido al proyecto de vida digna, solidaria, servicial y amorosa, que él llamó “Reino de Dios, por el cual vivió, trabajó, luchó, con palabras de denuncia profética y acciones de solidaridad, que lo enfrentaron a los poderes fácticos de su tiempo, hasta que éstos decidieron acabar con él, mediante una cruel y violenta muerte en cruz.
En algunos países que están en proceso de pasar de una sociedad más autoritaria, centralizada en donde la tradición católica es dominante, hacia la construcción de una sociedad más democrática, plural e inclusiva, la celebración de Corpus Christi se mantiene, pero ha sido pasada para los domingos, como en el caso de España, cuya fiesta fue trasladada desde el año 1989 para el domingo, día no laborable.
Los cristianos católicos tienen el derecho de mantener sus tradiciones y creencias al interior de sus comunidades y de sus espacios de organización; a lo que no tienen derecho es a pretender seguir imponiendo sus creencias y sus fiestas a toda la sociedad.
La construcción de una sociedad democrática y plural pasa necesariamente por alianzas estratégicas entre los diferentes grupos sociales, así como por acuerdos, definición de normas, valores y principios orientados a la búsqueda del bienestar colectivo. Por eso dichas leyes y principios tienen que ser revisadas y adaptadas a las nuevas coyunturas históricas en donde se promueven sociedades democráticas, participativas y en donde no hay mucha cabida para el mantenimiento de celebraciones impuestas a toda la población; prácticas propias de sociedades teocráticas y monárquicas.