Los expertos internacionales llevan muchos años advirtiendo que la educación latinoamericana tiene serias deficiencias, y esa realidad se verifica período tras período con los informes de las evaluaciones que se realizan, en las cuales participa la mayoría de los países de la región.

En esta ocasión, el  Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos, PISA por sus siglas en inglés, una propuesta de evaluación promovida por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), una organización intergubernamental de países industrializados que actúa como foro de promoción del desarrollo económico y social de los países miembros. Es un estudio basado en los datos de los países participantes y señala que los resultados de las pruebas aplicadas en el año 2015 reflejan que América Latina está en la cola del ranking.

Si bien algunos países han mejorado, queda un largo camino por avanzar en inclusión y calidad educativa. Sin embargo, más allá de los puestos en el ranking, la verdadera preocupación viene cuando se miran de cerca los resultados por país, que revelan que la mitad de los alumnos de América Latina y el Caribe que participaron demuestran un bajo desempeño educativo. Esto implica que 1 de cada 2 estudiantes evaluados no cuenta ni con los conocimientos, ni con las habilidades esenciales para contribuir plenamente en la sociedad. En otras palabras, la región está por debajo de los estándares globales de rendimiento escolar.

Las pruebas PISA constituyen un estudio de tipo prospectivo y comparativo de evaluación, iniciado en el año 2000 en las áreas de Lectura, Matemática y Ciencias. Se realiza cada tres años y evalúa en forma más exhaustiva en cada ocasión una de estas áreas, las otras dos se mantienen como complementarias. En el año 2000 se centró en  Lectura, en el 2003 en Matemática y en el 2006 en Ciencias, volviendo a iniciarse el ciclo en el año 2009. Evalúa en gran parte del mundo, el grupo de edad de 15 años porque se cerca al final de la educación obligatoria, es decir, nueve años de escolaridad. En el caso dominicano, cursan el tercero u otro grado inferior del Nivel  Secundario. 

Jaime Ordóñez plantea en su columna en diarioextra.com del 26/11/2018, que la filosofía de los padres de Shanghái, China, que obtuvo el primer puesto en PISA 2015, se resume en que jamás escatimarán un yuan en la educación de los hijos. Es “una inversión indispensable. Porque sin educación no es posible tener éxito”, dice Zhou Luewn, madre de dos hijos. Esta filosofía se extiende al resto de Asia y explica los resultados del Informe PISA 2015. Es decir, Asia está avanzando rápidamente, mientras el resto del mundo, incluido Europa, se queda rezagado.

Para este columnista, la clave está en que los países asiáticos tuvieron claro que necesitaban más recursos para investigación y desarrollo (I&D), laboratorios, tecnología, darles poder a los profesores, los artífices del proceso de enseñanza, con capacidad para imponer disciplina, orden y objetivos. Los estudiantes y los padres de familia no tienen que dirigir el proceso educativo, eso es populismo. Son los profesores, pero hay que pagarles mejor, exigirles más y darles instrumentos de poder docente.

Asia invierte casi un 3.0% del PIB en I&D, los EE.UU. aproximadamente el 2.4%, Europa el 2.3%, Israel el 3.1% y Canadá el 2.4%. Mientras que el promedio de Latinoamérica es un lamentable 0.55% del PIB a escala regional.

En el año 2015 se aplicó la sexta edición de las pruebas PISA. Participaron 540,000 estudiantes de 72 países, en una muestra representativa de alrededor de 29 millones de jóvenes de 15 años, incluyendo los de ocho países latinoamericanos. Con esta gran población, PISA  arribó a sus quince años.

La tabla siguiente contiene las puntuaciones obtenidas por los países latinoamericanos participantes en la sexta edición de PISA, así como el puesto que ocupan, en relación al total de naciones que las aplicó.

Un analista de la OCDE expresa que no se divulgan datos sobre Argentina en general, debido a que la lista de colegios presentada no permite conclusiones estadísticas robustas. La excepción fue la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que obtiene el primer lugar de Latinoamérica en las tres áreas evaluadas.

En esta Tabla se observa que en el año 2000, participaron en las pruebas PISA cinco países de la región. En la sexta edición, en 2015, este número casi se duplicó con el ingreso de República Dominicana que las aplicó por primera vez, y cuyos resultados, en las tres áreas, la colocan en el último lugar, que antes lo ocupaba Perú.

Según el Informe PISA 2016, a pesar de algunas mejoras en ciencias y matemática, por ejemplo, en Perú y Colombia, los países latinoamericanos siguen teniendo un desempeño muy lejano al de las naciones a la cabeza. La mejor posición fue para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con el lugar 38 en ciencias, y la peor para República Dominicana, número 70 en ciencias y matemática. No obstante, es crucial que toda la región acelere el paso de crecimiento para alcanzar el desempeño de los países de la OCDE en un tiempo aceptable, de lo contrario les llevará décadas.

Según la Tabla, en lectura, matemática y ciencias el mejor resultado latinoamericano lo alcanza Chile con (459), (423) y (447), respectivamente. Sin embargo, los resultados de este y de los  demás países de la región son significativamente inferiores al promedio del conjunto de los países de la OCDE, que registran (493), (490) y (493), respectivamente.

Aunque es difícil cambiar el modo en que los profesores imparten sus clases, los directores de las escuelas y los gobiernos deberían buscar maneras de hacer más efectiva la enseñanza. Por lo cual, esta edición de PISA 2015 es un recordatorio de que mejorar la calidad de la educación sigue siendo el principal reto para todos los países de la región.

Ojalá que no se retarde más, y que de los resultados de las evaluaciones PISA y TERCE se deriven iniciativas que contribuyan, no solo a poner el tema de la falta de calidad educativa en la prensa, sino en primera línea en la agenda de la política pública de RD.