Por las tantas vainas que no te dan reposo ni siquiera para tejer cotidianamente un sueño (excelso oficio humano casi abandonado), por poquito se me pasa una noticia verdaderamente extraordinaria: El pasado domingo brotaron de la arena en Sosúa 145 tortuguitas marinas, de huevos (cuidados amorosamente día y noche por el pueblo) depositados insólitamente allí por una madre que llegó desde no se sabe dónde. Al nacer, fueron acompañadas en sus primeros pasos hacia el mar por una gran celebración colectiva a la que debemos sumarnos con un ¡Viva la vida! tan alto como el que envuelve la ira por Loma Miranda.