En las últimas décadas la República Dominicana logró avanzar significativamente en la cobertura de la educación primaria. Y en la Constitución de 2010              (Art. 63, numeral 3), el Estado extiende y garantiza la educación pública gratuita y obligatoria a los niveles inicial y medio. Sin embargo, la calidad de la educación sigue siendo el gran desafío, por lo cual el reto es asegurar que la asistencia a la escuela signifique para todos los estudiantes, la adquisición de conocimientos y habilidades que les permita continuar aprendiendo a lo largo de la vida.

Los estudiosos coinciden en señalar que la calidad del aprendizaje depende de varios factores, pero de manera fundamental de la calidad de la enseñanza y, por tanto, uno de los factores de mejora más relevantes es disponer de un cuerpo docente bien preparado.

Al respecto, Ramón Flores en su libro Formación de directivos y docentes –Reflexiones y propuestas- plantea: “No se puede esperar un desempeño profesional excelente de parte de una clase profesional que ha sido tratada y formada como profesionales de segunda”. Sin dejar de reconocer esta verdad, parecería injusto hacer recaer solo en los maestros, profesores y directivos (docentes) la responsabilidad de los magros resultados que alcanzan los estudiantes, siendo una responsabilidad de todos.

Aunque el país cuenta con uno de los índices de docentes titulados a nivel superior más alto de Latinoamérica, los estudiantes de educación primaria están por debajo de la media en las pruebas aplicadas por el Laboratorio Latinoamericano para la Evaluación de la Calidad Educativa de la UNESCO, según resultados de 2014.

Otro aspecto a señalar es que el salario de docentes y directivos, se sustenta básicamente en titulación y antigüedad, entre otras variables, pero nunca ha guardado relación con la productividad y el desempeño. Y el incentivo que recibe la mayoría jamás persiguió un mayor compromiso con el aprendizaje de los estudiantes, simplemente ha sido un mecanismo de aumento salarial.

La sociedad apoyaría que el Minerd cuente con mecanismos independientes, confiables y rigurosos de evaluación, que permitan identificar las fortalezas y debilidades de los docentes, con intención de aprovechar las primeras y de atender con pertinencia las segundas. Pero esta evaluación debe acompañarse de otros mecanismos que garanticen que en cada escuela haya docentes capaces de enseñar efectivamente a los estudiantes. La evaluación solo tiene sentido si sus resultados sirven para orientar algún tipo de decisión que conduzca a la mejora. Asimismo, puede ser una herramienta poderosa para mejorar la educación, pero para que eso ocurra ha de articularse con otros instrumentos de política educativa y de toma de decisiones, y esto último ha faltado en el país.

La evaluación del desempeño docente está contenida en el Art. 58 de la Ley 66´97 al establecer “La calidad de la educación es el marco de referencia del sistema educativo dominicano,… Comprende la evaluación de los procesos, del producto, de los insumos y de los servicios que intervienen en la actividad educativa para satisfacer las necesidades de la sociedad”; en el título IX del Estatuto del Docente; y en el número 6 del Pacto Nacional para la Reforma Educativa. Aquí se afirma: “Para instalar una cultura de evaluación en todos los niveles y subsectores, los actores firmantes de este pacto se comprometieron a: Fortalecer las facultades del Consejo Nacional de Educación para liderar el proceso de evaluación independiente del sistema educativo preuniversitario”.

Asimismo, RECONOCEN que,… la formación profesional y pedagógica, inicial y continuada de los docentes es fundamental para transformar el desempeño y la calidad de la educación dominicana. Y REAFIRMAN que si se quiere lograr transformar la educación dominicana es tiempo de que se comience a hacerlo.

El pasado 9 de marzo, se celebró en Panamá un seminario organizado por el Interamerican Dialogue y su programa de promoción de la Reforma Educativa en América Latina (PREAL). En este evento, la presidenta de Acción Empresarial por la Educación (Educa), Elena Viyella de Paliza, “exhortó al Ministerio de Educación a poner en marcha la evaluación del desempeño docente, tal y como quedó establecido en el Pacto Nacional por la Reforma Educativa”. Esta exhortación lleva a pensar qué hacer primero: ¿evaluar los docentes y capacitarlos después o viceversa?

Las pruebas nacionales e internacionales aplicadas a los estudiantes dominicanos, revelan que estos no están aprendiendo todo lo que deben aprender. Por consiguiente, esos resultados muestran las deficiencias de los docentes con los cuales aprenden. Y los docentes no mejorarán porque se les evalúe ahora. Sería más productivo someterlos primero a un riguroso proceso de capacitación, de acuerdo al grado y/o asignaturas que enseñan y otros contenidos necesarios y pertinentes.

Los docentes deben poseer competencias, habilidades y buenas prácticas para ejercer su función con idoneidad, y esto solo es posible con capacitación continua, de lo contrario, la escuela dominicana seguirá represada.