Para entender por dónde le vendrá el final a Danilo Medina y lo que él representa es necesario revisar las premisas que hemos asumido y que, en gran medida, se han demostrado erradas. Hemos buscado en las luchas populares y ciudadanas la fuente de donde brotarían las protestas que pondrían fin a este periodo de desorden y desgobierno. Estábamos equivocados porque nos estábamos saltando un escalón y explico. Un gomero boricua, un hombre humilde y locuaz que extraía un clavo de la goma trasera de mi carro en la ciudad de Orlando, sin pretenderlo, me hizo ver la luz.

El hombre en cuestión, joven, fornido y diestro, mientras relataba lo mal que me habían reparado la goma anteriormente, me contaba de todo, incluso de sus planes de vacaciones para este año. Esperaba viajar a República Dominicana pero acababa de arrepentirse porque –en sus propias palabras- era muy inseguro, no era buena idea ir allí; no habían garantías, ni autoridades.

Lo escuché sin interrumpirlo y naturalmente, sin desmentirlo. Ya sabía que las reservaciones de julio-agosto habían caído en picada, ya sabía que Delta estaba ofreciendo facilidades que siempre niegan tratando de evitar un colapso en la ocupación de sus vuelos a Punta Cana, sobre todo. Ya sabía de los fallecimientos, de los atracos y demás. Pero el testimonio del gomero –que ya me ocupé de comprobar y verificar con otras personas- me trajo el eslabón que faltaba, donde la teoría se conjuga con la práctica, la causa con los efectos.

La República Dominicana, de la noche a la mañana, ha quedado retratada como un país y destino inseguro. La imagen que prevalece ahora y así es reflejada por la prensa mundial es la de que dominicana es un país esencialmente corrupto, totalmente inseguro y sin garantías legales. Esta imagen es nueva y generalizada pero corresponde a una realidad que no es nueva, solamente que ahora, por la razones equivocadas se difundió y caló. Se hizo viral sin que nadie pidiera a sus contactos que lo hicieran.

República Dominicana es un país caro. La comida, la vivienda, los restaurantes, los hoteles son caros, muy caros de hecho y puedo decirlo porque recién estuve en Colombia y mientras estaba allí viajaba, compraba y comparaba. Esa carestía refleja una abundancia de dinero, no importa que sea sucio, de inversiones extranjeras no corporativas, auge del turismo; encarecimiento resultante sobre todo del incesante funcionamiento de una lavadora gigantesca de activos donde el mundo narco y los políticos legalizan sus fortunas.

Los políticos del gobierno actual viven convencidos de que, en el extranjero pueden vender impunemente la basura informativa que difunden los medios locales sobornados tanto como intimidados. Creen que sus patéticas farsas con ODEBRECHT, los alijos de drogas, los escándalos de Figueroa Agosto, de Quirino y tantos otros así como la payasada político-policial tras el atentado a David Ortiz iban a ser creíbles para siempre. Así como el gomero sintetizó ante mi un conjunto, así mismo el caso de los fallecimientos de turistas puso la gota de agua que faltaba y rebozó la copa. Entonces, todos estos desmanes que perduran finalmente han encontrado un elemento sintetizador. La conexión está hecha, pero los políticos creían que nunca ocurriría y Danilo Medina, en reelección full no sospechaba ni esperaba que sucedería ahora.

Los empresarios dominicanos, no solamente los del sector turismo que han disfrutado la bonanza económica que el régimen de desorden, ilegalidades y endeudamiento permitía tampoco suponían, ni imaginaban ni deseaban que esto pudiera cambiar; como señalé hace dos días porque, en la cultura de la satisfacción, cuando todo está saliendo bien, es casi un pecado pensar y una grave ofensa decir que algo  pudiera salir mal. El entusiasmo que el empresariado ha exhibido a favor de Danilo Medina tendrá que convertirse en preocupación y mas adelante en oposición cuando las partes entiendan que no hay manera de evitar que la pérdida de legalidad, legitimidad y gobernabilidad que nos caracteriza tarde o temprano terminaría arruinando las mismas ventajas y a los mismos sectores que se beneficiaron de ella.

Entonces, cuando la imagen del país en el exterior empieza a coincidir con la realidad del interior, es cuando se abren las primeras oportunidades. Restaurar una buena imagen para la República Dominicana es posible pero no sin introducir correctivos reales pero ¿saben qué? Ningún gobierno de Danilo Medina puede lograr eso ni siquiera si se lo propusiera. Entre bomberos no se pisan las mangueras dice un dicho. Todo el andamiaje político dominicano está sucio, comprometido y los que no lo están aun carecen de poder, posiciones y convicción para sanearlo. El desorden va a seguir y una de las consecuencias de ese desorden será el retroceso económico y, del clima resultante, los empresarios terminarán adversando a quien ahora apoyan y el cuerpo social, con menos que perder y una economía estancada o en retroceso tendrá que irse a las calles. Entonces resurgirá la Marcha Verde o su equivalente con otras caras y otros métodos.

¿Habéis entendido dónde estábamos equivocados? Aunque las desigualdades internas son obscenas, la imagen de la prosperidad de los menos  y el ruido que la acompaña han nublado el juicio de las mayorías. Solamente cuando mirar al futuro cercano sea mas oscuro que el presente existirán  condiciones para deshacernos de un régimen ilegitimo, corrupto, desvergonzado que ha secuestrado todos los poderes públicos incluyendo hasta el pensamiento y la cultura que no lo son.

Pero recuerden, esto es solamente el principio y no será fácil.