Parece que algún oscuro burócrata trata de revivir la frase que durante aquellos 12 años Joaquín Balaguer pronunciara tantas veces, rodeado de su feroz pandilla de gorilas de horca y cuchillo: “Aquí no hay presos políticos, sino políticos presos”, en tiempos en que las cárceles estaban llenas de militantes revolucionarios a los que les inventaban todo tipo de delitos comunes para justificar su encarcelamiento, enmascarando así las razones reales del hecho represivo. Ojalá, por el camino que vamos (ahí tenemos el caso del mocano Guanchy Comprés), no oigamos decir a Danilo: “Aquí no hay presos políticos, sino políticos presos”.