En esta tierra nuestra, situada en el mismo trayecto del sol, como dijo el poeta, hay que buscar cotidianamente motivos de esperanzas: palabras,  y hechos que permitan recobrar la convicción de que es posible avanzar en la construcción de una sociedad justa, equitativa, y digna. Y como somos una isla y con frecuencia tenemos mentalidades muy conservadoras y cerradas, en ocasiones esas motivaciones e inspiraciones han venido desde afuera. Por eso, en estos últimos meses, me han motivado cuatro noticias importantes: una local y  tres de la región caribeña y latinoamericana.

Las noticias latinoamericanas que más me han llamado a la atención son: 1.- La posibilidad de que en el hermano país de México, con el liderazgo de MORENA y su principal líder, A.M. López Obrador haya un gobierno honesto y decente, que logre impulsar políticas públicas orientadas a reducir los niveles de inequidad social, de violencia estructural y fratricida, así como la corrupción sin castigo y la impunidad reinante. “.- La otra buena noticia es que la justicia de Perú está tomando acciones que van en la línea de castigar la corrupción de los de arriba, lo que conlleva a disminuir los niveles de impunidad. El sometimiento a la justicia de varios ex-presidentes y lìderes partidarios así lo así lo demuestra. 3.- La otra noticia hace referencia a que las cubanas y los cubanos han concluido una primera etapa de revisión de  un proyecto de renovación constitucional que ha contado con una importante participación popular, de tal manera que amplios sectores se han constituido en Asamblea Constituyente, donde se ha definido claramente los lineamientos del proyecto democrático que se quiere seguir construyendo. 4. En el ámbito dominicano la noticia política más significativa de los últimos meses ha sido, según mi opinión, el intento de articular una coalición ético-político-social, que celebró su asamblea constituitiva el pasado domingo 11 de noviembre.

La  asamblea fue posible a partir de una convicción y una declaración de compromiso: “Convencidos de que la República Dominicana está sumida en una profunda crisis institucional y ética y que avanza hacia la insostenibilidad fiscal y el deterioro de nuestros débiles cimientos nacionales, llegamos a esta asamblea convocada por grupos sociales, ciudadanas y ciudadanos dispuestos a asumir las responsabilidades que demandan las actuales circunstancias”.

Las personas reunidas en la asamblea señalaron los motivos inspiradores de su iniciativa, los lineamientos que proponen y  las estrategias principales de su proyecto ético-político: “Venimos armados con los ideales libertarios de los fundadores de la nación, excluidos desde los albores mismos de su parto, de todos los que a lo largo de 174 años ofrendaron sus vidas y se sacrificaron en aras de una patria amplia y democrática. Recogemos los sueños de estas últimas seis décadas de intensas luchas por fortalecer la institucionalidad democrática y abrir nuevas expresiones de desarrollo. Nos alienta el desarrollo desde hace dos años del movimiento de la Marcha Verde, la más contundente y genuina expresión ciudadana del hartazgo y la indignación frente a un sistema político y económico basado en la corrupción y premiado con la impunidad”.

Y tienen un propósito bien definido: “Nuestro objetivo es rescatar la institucionalidad democrática, fumigar el cuerpo social dominicano de la corrupción que lo carcome y proscribir la impunidad, así como ejecutar reformas que constituyan las bases de un nuevo modelo de desarrollo económico y social”.

En la declaración de principios de la asamblea de la Coalición hay algunos elementos de la realidad nacional que destacan: “Nos distraen con cifras asombrosas de incremento económico, pero se trata de un crecimiento con esteroides, con una década de déficits fiscales y un endeudamiento estatal consolidado que se duplicó en 10 años, y ya sobrepasa el 60 por ciento del producto bruto. Tomamos prestado no sólo para reenganchar deudas, sino también para pagar intereses, en un grave círculo vicioso”. Y acentúan  el deterioro de la calidad de vida de las y los ciudadanos: “La pobreza real sigue afectando a más de la mitad de los dominicanos y dominicanas, aún a la mayoría de los que trabajan, que reciben ingresos menores al costo de la canasta familiar del quintil más bajo. Y el 80 por ciento de los pensionados reciben 5 mil 117 pesos. Las políticas sociales han sido convertidas en mecanismos de manipulación de conciencias y sumisión, con la repartición de más de dos millones 600 mil tarjetas que dan acceso a pequeños subsidios que no permiten a ninguna familia salir de la pobreza, sino más bien estabilizarla y perpetuarla”. A estos males ancestrales se han sumado otros igualmente nefastos como la inseguridad ciudadana, el narcotráfico, el deterioro medioambiental, la creciente desigualdad social y la falta de oportunidades. La unión de todo esto ha convertido la vida de las dominicanas y dominicanos en una constante prueba de resistencia y una cruenta lucha por la subsistencia”.

La asamblea se propone desarrollar una estrategia articuladora e integradora de los diferentes sectores sociales, incluidos los partidos políticos: “Nosotros no constituimos un movimiento anti partidos, porque ellos son sustento de la democracia. Tampoco pretendemos crear un partido más, como tantos registrados durante décadas. Con los bueyes existentes es que debemos tirar de la carreta nacional, con visión crítica para incentivarlos a fortalecer las prácticas democráticas y a recuperar la primacía de los fundamentos de la ciencia política, que el patricio Juan Pablo Duarte proclamó como la más digna de ocupar las mentes humanas”.

Una de las estrategias más importante que quiere priorizar la Coalición es fortalecer el liderazgo local, municipal, comenzando por la incidencia en el proceso que culminará con las elecciones municipales de febrero del 2020: “Señalamos expresamente las elecciones municipales, porque el primer objetivo de esta Coalición Democrática sería rescatar el poder local y luego el congresual y el ejecutivo. También deberemos convencer a dirigentes de partidos políticos que es preferible tenerlos en el Congreso y los municipios, y no en las frustraciones que genera un sistema electoral que monopoliza las posibilidades de real competencia, y que hasta que logremos los cambios institucionales, no podemos concentrarnos sólo en las candidaturas presidenciales”.

La Coalición democrática ha definido 12 lineamientos políticos e institucionales y 7 prioridades económicas y sociales. Y sus integrantes afirman que los mismos han sido fruto de un consenso social: “Nuestros lineamientos han sido objeto de ponderación y consenso en un proceso de 6 meses que ha implicado una veintena de reuniones y encuentros, la mayoría en Santo Domingo, pero también en Santiago, San Cristóbal, Azua, Barahona y otras ciudades, involucrando a cientos de ciudadanas y ciudadanos. Siguen abiertos a la consideración de los sectores sociales y posteriormente de los agrupamientos políticos”.

En definitiva el surgimiento de la Coalición Democrática es una buena noticia para la sociedad dominicana y para quienes estamos convencidos y convencidas de la urgencia de cambiar el torcido rumbo de esta sociedad nuestra, ya vivamos en el territorio isleño o en la diáspora. Para ello será necesario acudir al llamado de la Coalición, para que cada vez más se unan sectores y personas, de las diferentes clases sociales, educadoras, educadores, periodistas,  medios de comunicación, organizaciones de base,  iglesias, trabajadores de la salud, promotores sociales y culturales. Pues  también de su avance y desarrollo depende la re-creación de la fe en una sociedad carente de motivos de esperanza, en donde cerca del 30% de la población ya ha emigrado y en donde cerca de un 70% de la restante emigraría si fuera posible. Es por eso que las semillas de la indignación, de la resistencia ante la secular opresión, y la capacidad de recrear lo sueños colectivos por lograr mejor calidad de vida para todos y todas, tienen que volver a brotar; y luego que nazcan cuidarlas con cautela y responsabilidad , para así obtener frutos de justicia, honestidad, decencia y solidaridad compartidas.