Nueva York.-El presidente Barack Obama, durante su discurso sobre el Estado de la Unión el martes pasado, puso el tema de las desigualdades económicas en la agenda nacional.  Sus interesantes propuestas, sin embargo, no dejan de ser buenas intenciones con pocas posibilidades de convertirse en realidades.

Obama merece el crédito de plantear lo que el cree que debe ser el camino a seguir. En situación similar, con un Congreso adverso, Bill Clinton decidió olvidar su agenda liberal, e implementó programas republicanos.

Aumentarles los impuestos a los ricos,  reducir los de los pobres y la clase media además de ofrecer estudios superiores gratuitos son planteos tan lógicos como irreales. Sin el apoyo del Congreso republicanos nada será realidad.

La galaxia económica entre el uno y el 99 por ciento de la población, es una creación republicana.

La “revolución neoliberal” de Ronald Reagan eliminó impuestos, clausuró programas sociales para los pobres y la clase media, creando el estado de violencia económica que hoy sufrimos. Multiplicó la pobreza y permitió esta acumulación bestial de capitales en manos de un grupúsculo microscópico, en contra del resto de la humanidad.

Las propuestas de Obama, sin embargo, son las únicas que podrían salvar el capitalismo sicópata de su autodestrucción.  Si no se detiene la acumulación para posibilitar alguna forma de redistribución, todo el sistema se vendrá abajo.

Nadie en su sano juicio espera que los republicanos entiendan esto, pero con ese discurso los demócratas tienen muchas posibilidades de ganar las elecciones presidenciales del 2016. Promoviendo ese mismo discurso Bill de Blasio pasó de ser un aspirante insignificante a convertirse en alcalde neoyorquino.

Por eso no debemos ver las propuestas de Obama como sus planes para los próximos dos años, son el inicio de la campaña presidencial demócrata del 2016.

Obama inició la campaña electoral.