Debo mostrar mi inconformidad por la forma poco inteligente en que se manejan en la opinión pública algunos temas como el caso del senador Félix Bautista y el aumento salarial para los cinco jueces del Tribunal Constitucional y los tres del Tribunal Superior Electoral.

En relación con los magistrados u otros funcionarios (como los del  Banco Central), el problema no es que ganen mucho. En todas las naciones desarrolladas los funcionarios tienen buenos salarios y muchos privilegios (más de lo que la gente se imagina). Tienen un excelente plan de retiro. Viven y mueren con dignidad, sin que sea necesario que se corrompan. El que dilapida el dinero del Estado va a la cárcel. Es lo justo.

Como son bien remunerados, no tienen que hacer como en República Dominicana, que policías, fiscales y jueces tienen bajos salarios;  por lo que algunos cobran peajes a los narcotraficantes. Son frecuentes las quejas de jueces, fiscales y demás miembros del sistema de Justicia por sus bajos sueldos.

El problema es la desigualdad: Tenemos funcionarios como en la Superintendencia de Bancos con pagos altos y muchos privilegios, mas los empleados públicos (guardias y policías) tienen mensualidades de RD$6,000 y RD$8,000. Eso no alcanza ni para comer.

La crítica no debe ser a los que ganan mucho, sino pedir al presidente Danilo Medina que de la misma forma aumente el estipendio a los empleados públicos y que tengan un buen plan de pensiones para que cuando salgan del gobierno vivan y mueran con dignidad. Lo que gana un pensionado del gobierno es una miseria.

El otro debate con poca lógica e inteligencia es sobre el expediente por corrupción del senador sanjuanero. Este es mediático, de búsqueda de posicionamiento político del procurador Francisco Domínguez Brito, precandidato presidencial. Es para crear una cortina de humo haciendo creer que se lucha contra la corrupción y realmente no hacer nada.

No creo en la sinceridad de la lucha contra los corruptos de Domínguez Brito. Donde hay tantos políticos corrompidos él tiene su favorito, Félix Bautista. No nos engañemos. En los tres gobiernos del expresidente Leonel Fernández se creó una clase económica: Gente que era muy pobre y ahora compite con los empresarios tradicionales. Pero el procurador sólo ve un corrupto. Que nadie insulte mi inteligencia.

El último que elaboró meticulosamente  y ejecutó una verdadera política de defensa del patrimonio estatal fue Guillermo Moreno, en el primer gobierno peledeísta de 1996. Fue tan efectivo que quería enjuiciar al expresidente Joaquín Balaguer por el asesinato del periodista Orlando Martínez.

Tuvo dignidad, fue valiente, justo: No persiguió a nadie por motivación política o personal.  Yo no era reportero aún, pero tengo en mi memoria los escándalos de corrupción de los reformistas que recién salían del gobierno.  Moreno los  apresaba y los presentaba por televisión con las esposas puestas. Como debe ser. En la actualidad, humillan y presentan por televisión a los ladronzuelos de los barrios, a los que roban para comer. Y Bautista es un chivo expiatorio y un objetivo político de la oposición para destruir a Leonel.

Los reformistas que quebraron las empresas públicas  temblaban y odiaban a Moreno; él  decía que “el que metía la mano se la cortaba”, sin importar que fuera del gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Como estaba metiendo preso a reformistas aliados del PLD lo destituyeron. Nombraron a Domínguez Brito como fiscal del Distrito Nacional.

Brito, a diferencia de Moreno, ha sido más mediático que otra cosa, jamás apresó otro político corrupto.  Fue fiscal y procurador de la República y nunca ha metido preso a ningún dirigente perredeísta, peledeísta o a un empresario evasor de impuestos. Únicamente persigue a Félix. Según Domínguez Brito, todos los demás dirigentes del PLD amasaron su fortuna trabajando “honradamente”.

Con el tema del salario y con el caso Bautista reto a cualquiera a un debate. Veo más  allá de las pasiones, la persecución política, la ignorancia de algunos; y la buena fe de muchos que realmente luchan en contra de una maldición llamada corrupción.