Hasta ahora Luis Abinader ha eliminado el Fonper, el Despacho de la Primera Dama, la CDEEE, la OISOE, el CEA y ahora la DICAN. ¡Muy bien! Pero todavía falta mucho por hacer con una administración estatal de más de 700 mil puestos (incluyendo enorme cantidad de botellas) en uno de los países más pequeños del continente, pero que tiene más del doble de los empleados públicos de que dispone Brasil. ¿Cuando ordenará Abinader, por ejemplo, la disolución de los ministerios de la Mujer, de la Juventud y de Administración Pública, tan inútiles que uno hasta olvida que existen?