En esta semana se ha estado desarrollando, en la ciudad mexicana de Córdoba, estado de Veracruz, un encuentro- coloquio de educadoras y educadores sobre los desafíos que los contextos de empobrecimiento, violencia y exclusión social de los países de América Latina, el Caribe y Estados Unidos presentan a los proyectos de formación ética, ciudadana y política (FEACyP), en los respectivos países que han estado representados.
El coloquio-encuentro ha sido organizado y promovido por un equipo de la facultad de ética de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique J. Varona, de La Habana, Cuba; del Centro Martin Luther King de Oakland, Estados Unidos, y del capítulo mexicano de la Asociación Educadores latinoamericanos y caribeños (AELAC). En el encuentro está participando, entre otras, una delegación dominicana de la Red de Educación Ética y Ciudadana (REDETYC).
El contacto con dos comunidades campesinas del municipio de Córdoba, así como el diálogo con algunos educadores y educadoras y analistas sociales presentes en el encuentro, ha ayudado a la delegación dominicana a comprender la actual realidad mexicana, caracterizada por un empobrecimiento creciente, por altos niveles de violencia, de corrupción gubernamental e impunidad, y la creciente exclusión social de diferentes sectores y etnias, entre los que están la mayor parte de las comunidades campesinas, muchas de las cuales son comunidades indígenas, pertenecientes a los pueblos originarios de México.
Podemos señalar que México, al igual que Chile, ha sido uno de los principales laboratorios de la aplicación de las políticas económico-políticas neoliberales, aplicadas por los países enriquecidos del Norte desde las décadas de los 80 y los 90 del siglo pasado. Como resultado de esa imposición ha aumentado considerablemente la pobreza y la migración hacia Estados Unidos; ha disminuido considerablemente la producción agrícola nacional y al mismo tiempo ha aumentado la producción, el consumo y el tráfico de drogas dirigidas hacia el mercado norteamericano y europeo.
México fue el primer país latinoamericano que en 1994 firmó el tratado de libre comercio con Estados Unidos de América (TLCAN ó NAFTA). El resultado ha sido un intercambio muy desigual, en el que la agricultura mexicana se ha visto reducida a su mínima producción. Así actualmente la mayor parte de los alimentos que consume la población mexicana son importados desde Estados Unidos de América (USA). Éstos son producidos por campesinos, que a diferencia de los mexicanos, cuentan con préstamos bancarios a bajo costo, con seguro para sus cosechas y con la seguridad de que el gobierno les compra los excedentes de la producción agrícola para venderla a países que, como México y otros países latinoamericanos y caribeños, han disminuido considerablemente su producción agrícola. Naturalmente, es difícil que los campesinos mexicanos, que no tienen las condiciones ni posibilidades de los del Norte, puedan competir en desigualdad de condiciones.
México es, según estudios recientes, uno de los países en donde más ha aumentado la pobreza en las últimas décadas. El porcentaje de la población mexicana en situación de pobreza pasó del 45,5% en 2012 al 46,2% en 2014, con un 9.5% de la población en pobreza extrema, según un reciente reportaje de la BBC de Londres. En los últimos dos años, según informó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), dos millones de mexicanos cayeron en la pobreza. Es decir, en México, 55.3 millones de personas, de los aproximados 121 millones existentes en el país, son pobres en la segunda mayor economía de América Latina. Siendo los estados del sur del país, en donde hay mayores niveles de pobreza. En Chiapas, por ejemplo, tres de cada cuatro personas son pobres (76,2%) y casi un tercio de la población se encuentra en pobreza extrema. Le siguen los estados de Oaxaca (66,8%), Guerrero (65,2%) y Puebla (64,5%).
En el México actual hay altos niveles de violencia y asesinatos. Según un estudio hecho por la investigadora y educadora Verónica Zapata Suárez, en México ha habido más de 120,000 asesinatos violentos entre los años 2006-2014. En la actualidad hay un promedio de dos asesinatos por hora. La mayor parte de la violencia está ligada a los carteles de la droga y al control de los puntos de consumo y de tráfico de drogas. También el aparato estatal y la policía están involucrados en muchos asesinatos, como en el caso de los 43 estudiantes desaparecidos y, supuestamente, asesinados por los carteles de la droga, después que les fueron entregados por la policía estatal.
No todo es violencia, pobreza, corrupción e impunidad en México. También hay sectores que luchan por construir un mejor país. Entre estos sectores podemos señalar el movimiento campesino zapatista de Chiapas, que desde el 1 de enero de 1994, día en que se firmó el tratado de libre comercio con Estados Unidos de América, se declaró en lucha permanente contra los efectos perversos que ellos preveían que significaría para el campesinado la firma del desigual tratado del mal llamado “libre comercio”.
La situación de México es parecida a la que se vive en la mayor parte de los países de América Latina y el Caribe. Por eso, las educadoras y educadores que hemos estado en el coloquio sobre formación ética y ciudadana hemos definido algunas líneas de acción, estrategias y acciones concretas para contribuir, desde el trabajo educativo en nuestros respectivos países, en la creación de unos proyectos orientados a incidir socialmente para que las políticas económicas y sociales se fundamente en valores sociales como la inclusión y la igualdad social, la transparencia en el manejo de la cosa pública, la lucha permanente contra la corrupción impune, entre otros, y en prácticas transformadoras, que ayuden a mejorar las condiciones de vida de toda la población de nuestros países y en particular de los sectores sociales más excluidos y empobrecidos, que demandan y tienen derecho a una Vida Digna.