EJEMPLO .- 1 Dos motocicletas con cuatro policías a bordo, con armas largas, persiguen a un joven a lo largo del trayecto Sosúa-Cabarete. Finalmente, lo alcanzan. El joven busca refugio entre otros motoristas y personas que, según la costumbre, se acercan a cada incidente en animo de averiguar, opinar, intervenir. El joven perseguido obtiene rápidamente el apoyo de los otros y, lo que parecía un arresto fácil, se convierte en disputa. Argumentos viajan en las dos direcciones. La gente se opone abiertamente al arresto y el joven perseguido es protegido por un grupo de personas que se mantiene entre él y los policías. Al final, la policía no logra producir el arresto y, en el video, se ven marchándose del lugar mientras el joven que vestía una camisa roja llamativa e imposible de confundir permanece en el lugar.
EJEMPLO .-2 Una turba, colocada frente al portón metálico y ostentoso de una residencia, vocifera improperios, se agitan entre si, gritan y algunos tratan de trepar por encima del portón. Entonces nos enteramos de que se trata de un allanamiento y arresto que está ejecutando la DNCD. Algunos de los que gritan insultos aluden a la acción de la DNCD como arbitraria, de otros se escucha la palabra ilegal, mientras con verdadero encono resuena una y otra vez el grito de abuso. Minutos después efectivos de la DNCD uniformados abandonan la residencia por una puerta que parece del lateral y cuando la turba se percata de que conducen a un hombre esposado a un vehículo oficial, unos entran a la fuerza al inmueble, otros amenazan con perseguir el vehículo y estalla el festival mas impresionante de groserías que oído humano pueda haber escuchado.
EJEMPLO .-3 Una señora enfrenta una brigada que ha ido a retirar unas tuberías dentro de la propiedad que ocupa. La mujer advierte al personal que no permitirá que se lleven la tubería. Ninguna de las partes reclama ni la propiedad ni el derecho de una a tenerla y del otro a retirarla. Se percata la mujer de que unos convienen en no retirarla y otros insisten en hacerlo. Los amenaza y creyendo resuelto el problema ingresa a la casa solo para darse cuenta de que han decidido retirar la tubería a pesar de sus advertencias. La mujer ingresa de nuevo a la casa y regresa con una pistola que apunta hacia quien parece ser el jefe del grupo, clama que no le hablen de ir a la justicia porque no hay justicia y desprecia acudir a la policía porque tampoco cuenta ni confía en ella. La brigada se retira.
INTERPRETACION:
Ni yo ni los otros que lo vieron pueden atestiguar la culpabilidad del joven, el narco o la mujer. Perseguido desde Sosúa hasta Cabarete tampoco quienes salieron a defenderlo sabían si era culpable de algo o no. Los policías no se atrevieron a ejecutar un arresto contra la hostilidad de los congregados. Ni la brigada e atrevió a llevarse la tubería. Obstrucción de la justicia o de la fuerza pública se considera, en cualquier parte del mundo, una ofensa grave. Entre nosotros es cada día mas normal.
¿Son siempre inocentes los que una turba o una comunidad defiende y protege del arresto? Claro que no pero nadie o muy pocos se atreven a defender la actuación policial que ya se presume corrupta, cómplice o francamente delincuente.
¿Son esos los policías que van a defenderme a mi mañana? Lo dudo. ¿Son ellos a quienes voy a confiar mi seguridad? Ni se me ocurre. ¿Todos los policías son malos? Claro que no, pero basta con que hayan algunos para que prevalezca la convicción de que no son confiables. ¿ está pues, dispuesta una comunidad a defender delincuentes y tomarse riesgos por ellos? Cuando la gente no confía en las autoridades de orden publico ni en la justicia. Cuando la gente sabe que detrás de cualquier policía hay o puede haber un delincuente. Cuando la gente ha visto que cualquiera puede salirse con la suya. Cuando la gente ha visto que los de arriba no pagan sus crímenes. Cuando la gente no espera que se le haga justicia y no está dispuesta a someterse al imperio de la ley porque ese imperio está enfermo y maltrecho, la gobernabilidad se ha perdido. No es asunto de contextos teóricos sino de realidades cotidianas.
Cuando la revolución era posible, se decía: una situación revolucionaria es aquella cuando los de arriba no pueden y los abajo no quieren seguir como antes. Así vivimos pero no hay revolución a la vista. Es en medio de situaciones como esta cuando las potencias deciden por nosotros, cuando el tirano agazapado se aprovecha; cuando los muchos buenos se escapan, los otros se someten. Poco a poco vamos dejando las calles y los parques, las playas y las plazas en manos de gente que originalmente era solamente desorganizada pero que rápidamente se convirtieron en bandoleros.
Las fuerzas de orden público están provistas de la autoridad legal para el arresto pero se saben despojadas de autoridad moral por sus propias faltas y las de sus superiores. Al fin y al cabo, cada policía o militar de este país que incurre en un acto de corrupción lo sabe perfectamente bien; se justifica a si mismo razonando que el no está haciendo nada que los civiles no hayan hecho antes y ¿por qué ellos si y yo no?
Nosotros dejamos de hacer nuestra trabajo como ciudadanos. Los gobernantes aprovecharon nuestro descuido para enriquecerse y envilecerse arrastrándonos. El espacio dejado vacante por la autoridad legal cayó en manos de los bárbaros de ahora. Es el tiempo de MAD MAX no como una fantasía futurista de George Miller sino como una realidad que se adapta a cada entorno.
Esos casos que hemos visto y que acontecen a diario es lo que se llama pérdida de la gobernabilidad y está históricamente asociada a la última etapa de cualquier sociedad, imperio, estilo de vida, civilización o cultura. Espero que aquellos que no entendieron GOBERNABILIDAD EN PELIGRO lo hayan entendido ahora.