En los meses de enero y febrero ya está siendo tradición que se celebre el llamado “mes de la Patria”, comenzando por la celebración del día del ideólogo principal de la creación del proyecto-país que hoy se llama República Dominicana, Juan Pablo Duarte y concluyendo con la fiesta del 27 de febrero, día de la supuesta Independencia Nacional, que se inició en el 1844.
Varios intelectuales, historiadores y estudiosos sociales se han manifestado con relación a lo que puede significar hacer memoria crítica y propositiva hoy de la construcción del proyecto-país que se llamó República Dominicana, que desde sus orígenes estuvo relacionado con el proyecto-país de Haití, y que hoy tiene el desafío de seguirse construyendo en la búsqueda de una sociedad justa, equitativa que promueva la vida digna para todos y todas sus integrantes.
El historiador Raymundo González, en una entrevista realizada por la periodista Lery L. Piña, del diario digital 7 días.com, se ha referido a la actuación política del grupo de los trinitarios y cómo ese grupo, en donde se gestó la idea de construir un proyecto-país, diferente al Estado haitiano, no pudo realizar su proyecto por aunque fueron los ideólogos dela creación del nuevo país, no contaban con los recursos económicos y la fuerza militar que sí tenía el grupo de los hateros liderados por Pedro Santana. Por eso, quienes asumieron el liderazgo en la construcción del nuevo proyecto político fueron realmente los hateros terratenientes, quienes desplazaron el liderazgo trinitario y lucharon contra el poder del ejército haitiano y sus líderes, quienes se oponían a perder el control político y militar de toda la isla. Por eso ha señalado el historiador R. González: “Los que pusieron los medios económicos y las armas fueron los del grupo que se adueñó del trabajo de los trinitarios: los afrancesados, encabezados por Bobadilla, Báez y Santana, que era un recién llegado”.
Pablo Mella, autor del libro “Los Espejos de Duarte”, preguntado por quién era Juan Pablo Duarte y cuáles era sus ideas, ha señalado en entrevista reciente para el periódico digital 7 días.com: “Veo a Duarte, sobre todo y según dice su hermana Rosa, queriendo procurar lo que él llama la unidad de la raza (…) La unidad de la raza, como se entendía en el siglo XIX, hacía referencia a la humanidad. Entonces, proyectando la ideología de uno para el pasado, diría que Duarte estaba orientado hacia los derechos humanos y que si por algo debería caracterizarse la República Dominicana es por el eso, el respeto a los derechos humanos”.
En un momento en que a nivel nacional hay un resurgir de grupos minoritarios pero muy poderosos que asumen un supuesto patriotismo con carácter xenofóbico y que se define fundamentalmente como oposición a lo haitiano, son oportunas las declaraciones de la historiadora Mu-Kien Sang, quien ha afirmado, en una entrevista televisiva: “Planteo que los conceptos son históricos y son coyunturales. El concepto de patria es del siglo XVIII; pero hoy, en una sociedad globalizada, debe tener otro contenido. La patria como concepto fue la inspiración de los revolucionarios del siglo XVIII que decidieron luchar contra el antiguo régimen. La patria en el siglo XIX se convirtió en la lucha anti-imperialista en contra de la colonia española, portuguesa o inglesa. Patria hoy día es un concepto con otra dimensión. Los ultranacionalistas lo han tomado como una manera de redefinir lo dominicano. De todas maneras, a las y los jóvenes hay que enseñarles que tuvimos gente de carne y hueso que en vez de optar por una vida cómoda decidió luchar por el país. ¿Tienen los jóvenes de hoy esa dimensión? Lamentablemente no. Tienen una visión muy utilitaria de la vida y les falta esa dosis de ilusión que tenían los de entonces”.
La Conferencia del Episcopado Dominicano ha publicado recientemente un mensaje titulado “Que la justicia y la paz se encuentren”, en el que haciendo un análisis de realidad nacional ha señalado los hechos, valores y actitudes con los que, según su criterio, se construye una sociedad justa y aquellos en los que es necesario seguir trabajando, para lograr una vida digna para la gente, sobre todo para las mayorías empobrecidas y excluidas.
En definitiva el tema la construcción de la liberación nacional –más allá de la simple declaración de una supuesta independencia política- sigue siendo una tarea pendiente. Ésta solo es posible mediante la creación y el desarrollo de una conciencia nacional a todos los niveles que promueva la priorización de lo público y lo comunitario, sobre los intereses personales o partidarios. Es esa la mejor manera de construir una vida digna, en una sociedad justa, equitativa, solidaria y liberada.