La reciente disertación “técnica” de Daniel Zovatto en la Universidad Iberoamericana, UNIBE, requiere necesariamente de una “lectura política”. Lo que se dice y se propone en cada “locus universitario” del país guarda una estrecha vinculación con los sectores y grupos económicos, políticos, sociales y académicos directa o indirectamente asociados a cada centro académico universitario.
Así, la ponderación de cualquier análisis o “alerta” originado en una determinada comunidad universitaria del país deberá ir acompañada de una serie de preguntas, tales como: ¿Adónde se dijo? ¿Quién lo dijo? ¿Qué dijo? ¿A quién se le dijo? ¿Para qué lo dijo? Sin pretender que sea categórico, el rigor del orden de las preguntas es intencional.
¿Adónde se dijo? En una universidad de un alto y merecido prestigio académico, investigativo y social cuyos profesores y egresados tienen una alta incidencia técnica, profesional, política y económica tanto en el sector público como en el privado. Y cuyos patrocinadores han dado muestra de un liderazgo de impacto notorio para contribuir al afrontamiento de los problemas esenciales del país.
Y el ejemplo deberá mover a otras universidades dominicanas a vencer la tibieza de la desaparición gradual de lo político en el ámbito de la universidad y también el deslizamiento hacia la tecnocracia disfrazada de democracia y de libre elección, siendo que la universidad debe volver la mirada a la fuente principal de riqueza y poder como son el conocimiento, la creatividad, la habilidad de pensar y la valentía de pensar de modo diferente, todas estas cualidades que las universidades están llamadas a crear, a propagar y a instigar.
¿Quién lo dijo? El doctor Daniel Zovatto. Una probada autoridad en asuntos políticos-electorales. Actualmente es director regional para América Latina y el Caribe del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral. Se desempeñó como secretario ejecutivo de la Asociación de Organismos Electorales de América del Sur y de la Unión Interamericana de Organismos Electorales.
¿Qué dijo? “Que los dominicanos no deberían ir a elecciones en el 2020 sin Ley de Partidos y Electoral”. “Que hacer lo contrario es una muestra clara de irresponsabilidad”. “Que en el tema de las primarias, la dificultad no es jurídica ni financiera, sino política”. “Que el sistema político dominicano y su marco jurídico presenta una debilidad en materia de financiamiento”. “Que hay que prevenir el dinero del narcotráfico y del crimen organizado”. “Que si no se controla el uso abusivo de los recursos del Estado es muy difícil ganarle al oficialismo”. “Que en los países donde el Presidente cambia la constitución (para reelegirse) gana”. Presentó además otras “alertas”.
Y a contracanto, por el país el empresario Celso Marranzini también dijo: “Usted me va a regular a mi cuando usted no es capaz de regularse. No, eso no es posible, es un contrasentido del sistema”… “Hay que limitar la cantidad de recursos porque es una vergüenza que en un país como este se invierta (gaste) tanto en política”.
Y como quien condena la demora y llama a reparar la lentitud intencionada, el Presidente de la Junta Central Electoral también dijo: “Si no se obtiene la ley en 150 días de la legislatura, el tiempo se habrá ido, porque los calendarios no permitirían aplicar esa ley”.
¿A quién se le dijo? A los que estaban allí: Jueces del Tribunal Superior Electoral, Presidente y Jueces de la Junta Central Electoral, empresarios, políticos de todas las parcelas, “escuchas del gobierno”, medios de comunicación, líderes empresariales, líderes académicos, profesores y estudiantes. Y también a otros sectores interesados en hacer una “lectura política” de los planteamientos presentados allí: la comunidad internacional, el cuerpo diplomático, intelectuales, politólogos y ciudadanos votantes y de a pie.
¿Para qué lo dijo? Para movilizar nuestras conciencias y despertar las fuerzas democráticas acalladas, silenciadas, decepcionadas por partidos políticos y políticos que contaminan y enrarecen la democracia, haciéndola confusa, débil y tramposa. Para alertar, para despertar el compromiso con un cambio amplio y profundo y, por supuesto, a corto plazo de las “emergencias” políticas y electorales y de los comportamientos políticos oficialistas.
Para que comprendamos nuestra responsabilidad frente a las elecciones del 2020 y a los traumas que pueden derivarse de llegar a ellas como “chinos sin ley”. Para que asumamos que la política democrática en nuestro país no podrá sobrevivir mucho tiempo a una pasividad ciudadana nacida de la apatía, la manipulación y la indiferencia. ¡Para abrirnos los ojos!
Para exigir a los que tienen por oficio “hacer leyes” que recuperen la dignidad perdida y asuman su papel con claras señales morales y absoluta transparencia. Para trazar la línea entre los responsables y los irresponsables políticos.
Gracias a UNIBE por este soplo de “pedagogía de la democracia” que alerta sobre los peligros de las debilidades del sistema político dominicano y que debe convertirse en una llamada a la movilización cívica y a la insurrección de las conciencias capaz de “obligar” a que las elecciones del 2020 sean vía expedita para el fortalecimiento de la democracia y no una trampa que la desvirtúa y la envilece. Gracias por la invitación a la lectura y al debate. Esperemos que otras universidades den igual muestra de valentía. “Alea jacta est”. ¡La suerte está echada!