Los gobiernos de nuestra querida región latinoamericana, se están haciendo los locos e irresponsables ante la situación de Venezuela. Al margen de los países beneficiados con Petrocaribe, que tienen sus razones económicas para ello, no se justifica que los demás se queden callados y hasta apoyen a Nicolás Maduro en sus alocados actos y descabelladas decisiones.

La crisis de Venezuela hace tiempo que tocó fondo. Su pueblo sufre por la persecución y los encarcelamientos políticos, la prensa libre desapareció, muchos han sido asesinados en las calles  luchando por la libertad, la mayoría pasa hambre y los que poseen dinero para comprar encuentran las tiendas y supermercados vacios. Es un pandemónium.

A todo esto, la corrupción se extiende como pólvora, el sector productivo privado desaparece gradualmente, el abandono del campo es patético, las manos estatales han llevado a la quiebra a la mayoría de las empresas nacionalizadas y cada vez más gente vive de la dadiva del gobierno.

La deuda de Venezuela es inmensa a pesar de ser uno de los grandes exportadores mundiales de Petróleo y la posibilidad de impago esta a la vuelta de la esquina. Sin embargo, siguen sosteniendo a Petrocaribe que es una de las vagabunderías más grande inventada por Hugo Chávez para promover su imagen internacional. Regalar el petróleo con fines políticos es tan grave como dar un golpe de estado.

Es condenar a las futuras generaciones de ese país, esquilmando el recurso natural no renovable más valioso que posee. Y decimos regalar, porque en el caso de algunos países, como Republica Dominicana, algo se recupera devolviendo a largo plazo el dinero con una tasa de un 1%, pero en el caso de Cuba, es puro trueque y un verdadero engaño. Imagínese lector que  por un solo medico cubano, Venezuela le paga al gobierno de Cuba US$200,000 al año y hay 16 mil laborando en diferentes hospitales. Con eso  pagan el petróleo que consumen, mientras los médicos venezolanos no encuentran empleos.

Lo peor es que esos médicos cubanos reciben un salario de miseria (alrededor de US$350 mensuales) y muchos huyen hacia Colombia pidiendo asilo político. El número de cubanos que trabajan para el gobierno de Venezuela se estima entre 50 mil y 60 mil e incluye, además de médicos, profesores, enfermeras e instructores militares. Y por todos hay que pagar.

Estados Unidos, al que criticamos mucho por su injerencia en la región, ha tomado decisiones correctas y valientes al penalizar a varios personajes del régimen político venezolano y a su gobierno. Esa gente, que ha contribuido con la muerte y encarcelación de varios ciudadanos, también se ha enriquecido brutalmente a costa del Estado.

Como era de esperar, Cuba y Ecuador de inmediato apoyaron a Maduro y criticaron a los Estados Unidos por esa decisión arbitraria y lo mismo hará Nicaragua y posiblemente algunos caribeños. Todos regímenes de izquierda. o centro izquierda. Mientras tanto, la economía de Ecuador está pasando por buen momento, Cuba se abre hambrienta al comercio y el turismo norteamericano y los demás países no tienen sus estantes vacios en los supermercados ni están matando a los que protestan en las calles.

El pueblo Venezolano necesita más solidaridad latinoamericana y menos hipocresía. Es una forma de devolverle un favor histórico si recordamos que una de las pocas VOCES que se levantaban en contra de los regímenes dictatoriales que dominaban gran parte de Latinoamérica y el Caribe en los años 50, era precisamente la de su Presidente Rómulo Betancourt.

Betancourt sufrió un atentando perpetrado por esbirros de Trujillo en noviembre del 1960, del que salió ileso milagrosamente. Y todo por su lucha frontal contra el régimen que controlaba con mano de hierro nuestro país. La misma lucha se extendió a las dictaduras de Somoza en Nicaragua, de Stroessner en Paraguay, de Perón en Argentina, de Barrientos en Bolivia, la de Osorio en El Salvador, de Batista en Cuba, de los gobiernos militares de Uruguay y Brasil y así sucesivamente.

Venezuela, junto a Costa Rica, encarnaban la esperanza de libertad en América latina y el Caribe. Es hora de pagar esa deuda apoyando al pueblo venezolano en su lucha contra el régimen represivo y dictatorial de Nicolás Maduro y su partido MBR.  Recordemos que Trujillo también hacia elecciones y alternaba el poder.