En la actualidad es incuestionable la supremacía de lo digital, que se abre paso en casi todos los ámbitos de la vida. Significa un cambio de paradigma sin reversa, que marca esta época como de tránsito acelerado de lo analógico a lo digital.

Se afirma que el mundo después de la entrada de las PC en las casas y en las habitaciones de niños y jóvenes nunca volvió a ser el de antes, y menos aún después de la Internet, Google y las redes sociales. Y con la llegada de la movilidad y de los smartphones se terminó, por ahora, de modificar el hogar. Una nueva dimensión atraviesa sus paredes y también las de la escuela y la universidad, a través de la cual ellos se  comunican, intercambian, aprenden y enseñan.

Las herramientas y las tecnologías digitales forman parte del acervo cognitivo disponible y en ese sentido, la juventud actual cuenta con un sinfín de herramientas para usar. Al respecto, Roberto Balaguer, profesor de la Universidad Católica del Uruguay, expresa: “Con toda la parafernalia tecnológica existente, los estudiantes tienden a apoyarse primero en la dupla Google-internet…, evaluándose capaces de hallar la información que necesitan para resolver sus cuestiones académicas. Las máquinas están cada vez más cerca, más adosadas al cuerpo, especialmente aquellas móviles”.

En ese contexto escuelas, universidades y sociedad en general se han transformado en lugares donde conviven dos comunidades generacionales totalmente diferentes, que si bien comparten las mismas tecnologías el uso es muy distinto. A estas comunidades generacionales, Cassany y Ayala las denominan nativos e  inmigrantes digitales.

Nativos digitales  son aquellos que han crecido rodeados de pantallas, ratones, teclados, PC, celulares, videojuegos, utilizándolos de tal manera y destreza que no les demanda ningún tipo de esfuerzo y sin pasar por ningún tipo de enseñanza. Mientras que inmigrantes digitales son quienes tuvieron una infancia analógica, sin pantallas ni teclados, ni celulares. La forma de aprender a utilizarlos ha sido la enseñanza formal.

Otra distinción es brecha digital. Término que hace referencia a la línea divisoria que se establece entre las personas que usan las nuevas tecnologías y aquellas que, o bien no tienen acceso o no saben cómo utilizarlas.

En el año 2014 Howard Gardner y Katie Davis, publicaron LA GENERACION APP. Este libro es producto de una investigación realizada en el marco del Proyecto Zero de la Universidad de Harvard, que Gardner, psicólogo, profesor e investigador y su equipo llevaron adelante entre 2006 y 2013. El grupo estudió la relación entre las aplicaciones (APP) y algunos aspectos de la personalidad, los procesos cognitivos y las conductas de los jóvenes estadounidenses de clase media y media alta. Otras investigaciones dieron con algunos hallazgos similares en la clase baja. Es el caso de Katie Davis, que se integró a la investigación, cuya tesis doctoral versó sobre la identidad emergente de la juventud en Bermudas, su país natal.

La deliberada utilización de la abreviatura APP para definirlos, proviene de application, palabra que en inglés significa aplicación, pues ellos son tecnología aplicada, en cuerpo y alma. Dicen Gardner y Davis: “Creemos que, de ahora en adelante, es posible que sea precisamente la tecnología lo que defina a las generaciones y que el alcance de cada generación dependa de la longevidad de una innovación tecnológica concreta”.

En ese sentido, a los niños y jóvenes comprendidos entre 8 y 15 años que nacieron conectados a aparatos tecnológicos, y en torno a ellos van conformando su identidad, privacidad e imaginación, se les llama Generación APP. Hoy, salvando las diferencias, llenan las aulas de las escuelas de los países desarrollados o no.

Una APP es una aplicación informática diseñada para ser ejecutada en teléfonos inteligentes, tabletas y otros dispositivos móviles y que permite al usuario efectuar una tarea concreta de tipo profesional, educativa, de ocio, de acceso a servicios, y otros, facilitando las gestiones o actividades a desarrollar de una manera sencilla y rápida.

Y a la escuela, ¿qué le espera? ¿Qué cambios debe adoptar para adaptarse a este nuevo contexto?, pues para los jóvenes el desencuentro mayor se da en los ámbitos educativos. Allí es donde el choque cultural es más potente, porque la educación es aun básicamente analógica en muchos países.

Ninguna novedad es señalar que los nuevos medios digitales están transformando las formas de enseñar y aprender. Por tanto, los docentes que los desconocen o los ignoran les estarían dando la espalda a una gran porción del espacio y el mundo juvenil, y a una parte fundamental de los actuales intercambios simbólicos de la juventud. La infancia y la adolescencia se despliegan en el ámbito de las redes, en pantalla. No involucrarse con ese mundo juvenil es negar su profundo impacto en la formación de la ciudadanía hoy, sostienen los expertos.

La presencia de las nuevas tecnologías en las aulas ya no tiene vuelta atrás. Si hasta hace unos años autoridades y docentes podían pensar que los medios digitales debían restringirse a algunas horas por semana o a algunos campos de conocimiento, hoy es difícil, si no imposible, ponerle límites a su participación en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Tampoco es suficiente con dotar a las escuelas con computadoras o con acceso a Internet, también es necesario trabajar en la formación docente y en la formulación de nuevos repertorios de prácticas que permitan hacer usos más complejos y significativos de los medios digitales.

Lo característico y el reto para la escuela dominicana es que son los docentes,  inmigrantes digitales unos y otros todavía desconocedores de esa tecnología,  los que están al frente de esas aulas con alumnos capaces de realizar multitareas y procesar paralelamente, en forma eficaz y veloz, una serie de actividades a la vez, pues pertenecen a la cultura digital.

¿Qué propuestas está formulando el MINERD con las nuevas tecnologías para los maestros y profesores dominicanos? ¿Qué sentidos les dan los docentes a estos cambios, y cuáles dificultades y ventajas encuentran? Son preguntas que orientan estas notas, y se espera que contribuyan a crear políticas para la formación y el acompañamiento de lo que están haciendo docentes y alumnos en las aulas.