Una señora acude a una óptica atraída por la oferta de dos monturas por 65 dólares. Tras mirar, probar, volver a mirarse al espejo escoge sus dos monturas y como ha visto que también ofrecen examen de la vista gratis indaga si puede beneficiarse de esa otra parte de la oferta. La empleada le responde, muy amable y cortés que si, siempre y cuando ordene que le hagan los lentes.
¿Cuanto me costarían los lentes?
435 dólares responde la joven sin titubear.
Prudente, la señora recula y le dice que no que solamente se cobre las dos monturas.
La joven, rápidamente hace números y le dice a la señora; taxes incluidos, son 145 dólares las dos monturas.
Pero creí que eran dos por 65, como dice el letrero en la pared.
Si señora, pero eso es si usted se hace el examen de los ojos.
Pero entonces me obligo a mandar a hacer los lentes aquí. ¿Correcto?
Si señora. Correcto.
II
La misma señora acude a una tienda donde reparan autos , venden piezas , gomas etc. Se coloca en una breve fila y espera su turno. El empleado, un joven de aspecto latino le pregunta que quiere. Ella le dice que indagar el precio de las gomas. El joven, sin pensárselo dos veces le pregunta a la persona detrás de la señora en la fila y, cuando se entera de que quiere cambiar una goma, le dice a la señora que va a atender a la otra porque, como lo que ella quiere es un precio . . . . la prioridad suya es atender al que va a comprar seguro. El joven no se da cuenta o no le importa que lo que acaba de hacer contradice el aviso que repetidamente aparece en la tienda indicando la calidad del servicio brindado a cada cliente.
Finalmente, en vez de uno, el joven atiende a dos y desaparece. Llega otro y finalmente atiende a la señora.
Si fuera tan amable y me diera el precio de una goma 225-55-17
¿Cuantas va a comprar?
La señora no está segura. Dígame el precio de la goma repite.
Dígame cuantas quiere- insiste el otro.
-Bueno, serán las cuatro- se rinde la señora.
La mas barata son 103 dólares.
Mientras la señora se lo piensa, el autómata prosigue: Ese precio no incluye taxes, ni montura, ni balanceo, ni seguro, ni alineación del tren delantero ni el cargo para botar la goma vieja.
La señora mira para todos lados. Alguien que ha escuchado la conversación le susurra: señora siendo nuevo el carro usted no necesita pagar 86 dólares por la alineación.
El vendedor escucha e interviene: en ese caso el seguro de las 50 mil millas queda invalidado.
Ahora soy yo quien interviene: no se apure señora que todo es mentira, ninguna goma y menos de ese tipo dura esas 50 mil millas.
El vendedor vuelve a intervenir y le asegura a la señora que si no hay alineación, y que debe haberla , ni siquiera la garantía normal tendrá vigencia. Lo cual se bien que es absurdo por no decir francamente ilegal.
Es demasiado obvio que está entrenado para vender no lo que el cliente necesita sino lo que el quiere. Es justamente lo contrario de lo que proclama el aviso en todas las paredes del negocio.
III
Debo pasar casi todo el día esperando a que la revisión y reparación mandatoria de un defecto de fabrica a un vehicula sea corregido. Mientras tanto, leo, perdón, trato de leer pero la música dentro del local me molesta. No esta alto el volumen pero es esa música electrónica y chillona.
Cambio de ubicación y me voy a un mall cercano. Todos los pasillos están inundados de la misma vaina. Me asomo a varias tiendas y con frecuencia tienen su propia música dentro pero es aun mas frecuente que se escuchen la de dentro y la del pasillo y me pregunto: pero ¿como carajo se las arreglan para pasar el día entero, todos los días laborables del mundo oyendo esta vaina sin ponerse locos?
No me empeño demasiado en buscar la respuesta. Me dirijo al local de la empresa donde reparan el vehículo. Allí debe haber algún salón donde pueda sentarme a leer.
En el salón, incluso mientras escribo estas líneas con todo el cabreo de que soy capaz, está a mi espalda la misma odiosa música. Pero frente a mi un monitor de TV incesante muestra escenas deportivas, un carajo que le cayo a golpes a la mujer, otro pelotero suspendido por consumo de anfetaminas y muchísima basura mas del mismo tipo y me digo.
Esta gente esta loca, pero yo estoy fuera de lugar. Me doy cuenta de que a nadie le molesta. Nadie se indigna ni se sorprende, es mas , ni siquiera se dan por aludidos. Están todos acostumbrados. El sistema ha tenido un éxito descomunal. El ruido visual y sónico es universal, interminable, omnipresente. Se propone despojarnos de cualquier idea, de cualquier pensamiento, de cualquier atisbo de racionalidad. El sistema quiere imbecilizarnos y . . . ayyy que si lo consigue.
Nos llenan la cabeza de mierda, pero pura mierda porque al final del día a mi que carajo me importan esos peloteros, las trompadas, los esteroides que metieron cuando, como dicen lo de “Calle 13” hay un niño en la calle y otros 500 niños palestinos asesinados por Israel en medio de celebraciones por tan horrenda ocurrencia.
Todas esta gente está programada. Tienen instalado el software de las corporaciones. Ver basura, oir basura, hablar basura. El mercadeo mas eficiente, pero todo, si usted lo mira con otros ojos, aunque tenga que cogerlos prestados, es inherente e irrevocablemente deshonesto.
Y ¿saben que? Eso es exactamente lo que nos brinda el sistema político y los medios de comunicación. Si usted se pone a ver en un momento por alguna rendija de lucidez que tenga, los políticos y los gobiernos hacen y dicen, tocan y cantan exactamente la misma partitura corporativa. Por primera vez son dueños de la industria, del sistema político y de los medios de comunicación.