Ni la inseguridad ciudadana, el desorden generalizado ni la corrupción omnipresente ha dividido tan profunda, emocional e irrevocablemente la sociedad dominicana como el tema haitiano. Pobres y ricos, blancos y negros, mujeres y hombres, residentes o emigrados, están alarmados por la invasión haitiana o indignados por las manifestaciones de racismo; todos confundidos intencionalmente alrededor de una de las más perfectas y mejor estructuradas conspiraciones planeada por el estado mayor del Partido de la Liberación Dominicana y efectivamente ejecutada por su gobierno.

El asunto no es si hay o no hay un problema haitiano en la República Dominicana. Claro que lo hay y existe desde hace tiempo. El asunto no es si ha habido y hay una invasión pacífica haitiana. Claro que la hay y además desde hace varias décadas. Sin embargo, ahora es qué, como sacado de la manga del prestidigitador  es que quieren que descubramos el problema haitiano. Lanzamos una campaña publicitaria tras otra azuzando fantasmas y desatando odios, producimos una sentencia del tribunal constitucional aberrante y repudiada y cuando la Corte Interamericana falla en contra de dicha sentencia denunciamos la Corte y viciamos los procedimientos que ya antes habíamos prometido interponer a fin de matizar el carácter racista y fascista de la resolución que motivó el fallo. Acostumbrados a hacer trampas en los asuntos locales no nos damos cuenta de que la conspiración sobre el tema haitiano montada por el PLD ha tenido extraordinario éxito a lo interno del país donde ellos controlan medios de comunicación y tribunales pero ha fracasado estrepitosa y miserablemente a lo externo donde, como sabemos, ese no es el caso.

Los que disienten de la sentencia 168-13 son pro-haitianos y los que la promueven son patriotas y nacionalistas. ¿Siiiiii? ¿Por qué ahora? ¿Por qué de esa manera? Porque le convenía al PLD y a su gobierno, porque es parte de su estrategia de poder y porque, como voy a demostrar, les ha rendido y rinde extraordinarios y jugosos dividendos políticos. El primero y mas importante de todos fue, por supuesto, deshacerse de obligaciones sociales para con cientos de miles de dominicanos de origen haitiano a los que y con el mismo golpe de hacha despojaron de cualquier posibilidad de apoyar políticamente a un partido opositor mientras identificaban, en la masa de pobres, desamparados e indocumentados un chivo expiatorio conveniente. Es decir, a 300 mil personas dominicanas pero de origen haitiano ni les doy bonos ni les doy cédula. De esa manera, uso ese dinero en otra cosa y me ahorro las consecuencias políticas porque no podrán votar en contra mía. Ese es un negocio redondo en cualquier parte del mundo.

El tema haitiano ha desviado una parte importante de la atención que el país necesita dedicar a la persecución de la corrupción y ha dividido la sociedad dominicana hasta el punto de que he leído, escuchado y conocido personas que exigen una definición de pro o anti haitianismo para decidir si continúan una discusión, terminan una amistad o reconocen al otro como interlocutor. Los peledeistas y demás han logrado una definición de la personalidad social y de la autoestima dominicana por la vía de la negación y la exclusión. Ser dominicano es, en esencia, no ser haitiano ni de cerca ni de lejos.

El tema haitiano, que es una consecuencia, ha sustituido el debate de las causas que están en el desorden, la corrupción y la impunidad que han devorado las instituciones, los procedimientos y el clima democrático del país. Para el PLD ha sido muy rentable poner a la gente a discutir el tema que no es, para de esa manera, distraer la atención sobre el tema que es. Pero no solamente tuvieron éxito en “pegar” el tema sino que además han logrado confundir a mucha gente sinceramente preocupada por el destino de su país o simplemente prejuiciada. Los méritos e implicaciones de esta división del cuerpo social causada por el tema haitiano no pueden subestimarse. Hay gente de la oposición que rehúsa la compañía de otros dependiendo de la posición que adopten respecto al tema haitiano con lo cual, efectivamente, debilitan la oposición además de confundirla.

Los peledeistas han sido tan eficientes y certeros en el manejo del tema haitiano que lograron reducirlo a su expresión mas simple. Si usted está a favor o en contra. Pero ¿a favor y en contra de que? Naturalmente de una sentencia absurda; de la intromisión de la Corte Interamericana en nuestros asuntos internos; de la conspiración de los Clinton contra nosotros; del dinero de las ONG para fundir los dos países.

El asunto señores, dejando aparte los factores económicos e históricos sobre los cuales no vamos a disertar ahora, es que la presencia ilegal y masiva de haitianos en suelo dominicano no es un problema haitiano, ni del gobierno haitiano ni producto de ninguna trama o conjura internacional para unificar la isla.  La presencia masiva e ilegal de haitianos en la República Dominicana es producto de la corrupción política y administrativa dominicana, del desorden del sector público dominicano, del incumplimiento de las obligaciones de varios gobiernos dominicanos de proteger las fronteras del país. El mismo gobierno dominicano que no ha sido capaz de cumplir con una de sus primeras obligaciones que es la de proteger la integridad del territorio nacional se queja de una invasión haitiana que no le corresponde denunciar sino que debió prevenir. Los Estados Unidos admiten una población ilegal de mas de 12 millones de personas. Nadie sabe cuantos de esos se colaron a través de la frontera con México y nadie sabe cuantos, desde Centro y Sur América atravesaron todo México para llegar a Estados Unidos. Pero los americanos no han denunciado ninguna conspiración internacional contra ellos. Los americanos saben que si descuidan su frontera terrestre con  México en lugar de 12, entrarán 40 millones. Los americanos saben que, sin perseguir las lanchas dominicanas hacia Puerto Rico en lugar de mil emigrantes van a tener 100 mil y todos saben y sabemos que un gobierno que no se da a respetar al interior de los ministerios y departamentos que gestiona no tiene vocación, voluntad, determinación, integridad, visión, respeto ni calidad moral para adecentar y limpiar la frontera. Entonces, ¿que se persigue agitando el tema de la ocupación e invasión haitianas? El PLD, ni sus cortes prepagadas van a resolver nada. El tema haitiano ha sido puesto en la palestra publica no con la intención de resolverlo sino con la intención de confundir  la población, dividir la sociedad y desviar la atención de la oposición.Y les ha ido muy bien.