La jornada escolar extendida (JEE) se aplica en cualquier país como una  estrategia con la cual se pretende mejorar la calidad de la educación primaria y secundaria, aunque su objetivo final es la preparación académica para ser más competitivos en la economía global, pues los expertos sostienen que la mala calidad de la educación tiene consecuencias a largo plazo tanto para los individuos como para los países.

La educación pública dominicana, reconocida en evaluaciones internacionales como de las peores, viene experimentando pequeñas mejoras desde que se inició la JEE en el año 2011. Sin embargo, este programa aún requiere de varias medidas simultáneas que el MINERD se empeña, al parecer, en aplicarlas por separado y/o a cuenta gotas sin considerar las consecuencias negativas que están afectando a muchas escuelas.

Es preocupante que hasta el presente no se advierta la consolidación de la JEE, tampoco que los estudiantes estén alcanzando notables logros académicos. Lo notable es una publicidad permanente que se paga con el 4% en los medios de prensa, destacando los beneficios materiales que obtienen los estudiantes y sus familias al ahorrar dinero en  alimentación, libros, zapatos y otros.

Esta publicidad resulta incomprensible siendo un programa  exclusivo para la escuela pública, que no requiere convencer a nadie para que asista,  porque allí solo hay pobres y muy pobre, y estos no tienen otra opción para educarse. ¿Acaso son otros los propósitos?

Las autoridades del MINERD parecen olvidar que la apariencia no es la esencia, y que esa visión paternalista es equivocada porque la educación es un derecho fundamental. Y nada que se proporcione en las escuelas públicas es por dádiva gubernamental. Desde que el Estado asume un servicio determinado en las escuelas se convierte en parte de la gratuidad que establece la Constitución de la República en el Art. 63.

La todavía pequeña mejoría aludida, se inició y continúa con la dotación, básicamente, de infraestructura física, lo cual es solo un aspecto. Mientras docentes  y discentes de muchas escuelas con JEE -y tanda simple- trabajan en condiciones inadecuadas. Basta escuchar las carencias y fallas que denuncian los actores permanentemente en los mismos medios de prensa sobre aspectos medulares: el curriculum, la alimentación, inclusive sobre la infraestructura en algunas, lo cual contrasta con lo que propala la campaña publicitaria del MINERD, donde indica que los estudiantes  reciben "educación y alimentación de calidad en las escuelas con JEE”, presentado una realidad escolar que se cuestiona porque es inexistente en la forma y en el fondo.

Esos anuncios en vez de producir satisfacción y regocijo de lo que supuestamente está ocurriendo en las escuelas con JEE, lo que provocan son comentarios adversos de esa realidad hollywoodense. A diario en esos mismos medios se denuncian las falencias y dificultades que confrontan muchas de esas escuelas, por falta de infraestructura adecuada, la mala calidad del almuerzo; la falta de docentes capacitados para impartir las áreas complementarias, lo que ocasiona que en muchas escuelas los maestros y profesores continúen por la tarde impartiendo las mismas asignaturas hasta las 4:00 p.m., y los estudiantes terminen  aburridos y los docentes “explotados”.

Implementar la JEE no es sencillo, y menos en RD donde el presupuesto para educación siempre fue exiguo. Por eso hay que repetirlo cuantas veces sean necesarias: la JEE se inició en el país sin crearse en las primeras escuelas las más mínimas condiciones. Por eso existe consenso al afirmar que el programa fue improvisado por Josefina Pimentel.

Sin que se pretenda comparar en presupuesto y desarrollo educativo, en Chile para incorporar un centro  escolar a la JEE  debía cumplir con estos requisitos:

1. Contar con un proyecto de JEE aprobado por el Ministerio de Educación, con la justificación pedagógica del uso del tiempo de trabajo escolar.

2. Concretar las actividades propuestas para el tiempo complementario del alumnado, señalando el número de horas semanales e identificando si se trataba de actividades que enriquecían una asignatura del curriculum, o si se trataba de otro tipo de actividades.

3. Describir las actividades consideradas para el trabajo técnico-pedagógico grupal de los docentes.

4. Contar con la infraestructura y el equipamiento necesarios para atender los alumnos.

5. Contar con el personal docente idóneo y los demás recursos humanos necesarios.

6. Asegurar dos horas cronológicas de trabajo técnico-pedagógico a cada docente.

7. Por último, en el proyecto debía quedar establecida la forma de evaluación y el uso de los resultados para el centro educativo.

Estos requisitos no son exclusivos del programa chileno; son básicos en cualquier país que quiera aplicar la JEE.  Y en el país se obviaron.

Hoy la preocupación es mayor porque la JEE continúa con Carlos Amarante sin producir los cambios que requiere. La publicidad no sustituye la acción concreta, por el contrario puede ahondar la problemática. Cambie la dirección y la publicidad será gratuita, y real que la JEE es un “componente paradigmático”. De no ser así, será responsable del fracaso del programa. Y concluida su gestión se dirá algo similar a lo que externó en su presencia, en una aparente alusión a la exministra Josefina Pimentel, la directora de la Regional 10, Sobeida Sánchez: “las escuelas tradicionales entraron a la modalidad sin estar preparadas”.