Durante años la inteligencia se consideró innata, inamovible, única e influenciada por la herencia y la cultura. Se nacía inteligente o no, y la educación no podía cambiar ese hecho, al extremo de que a los niños y niñas con deficiencias psíquicas no se les educaba porque era un esfuerzo inútil. Esta visión equivocada genera mano de obra no calificada, barata y subempleada.

Los psicólogos que estudiaban la inteligencia se centraron en investigaciones empíricas, basadas en tests psicométricos. En 1905 se publicó la primera prueba para medir la inteligencia, con el objetivo de ayudar a los alumnos con deficiencia mental. Esta prueba, desarrollada por Alfred Binet y Theodore Simon, se conoce como la Escala Métrica de la Inteligencia de Binet-Simon. Bajo este modelo se trabajó durante muchos años. A partir de ahí, se tomaron los tests mentales como predictores del éxito académico y laboral, dando como resultado la aparición de la Psicometría.

En las últimas décadas del siglo pasado, el psicólogo estadounidense  Howard Gardner presentó su Teoría de las Inteligencias Múltiples (IM). Concibe la inteligencia desde una perspectiva pluridimensional y la define como "la capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas". Definida así, la convierte en una destreza que se puede desarrollar y no niega el componente genético.

En su libro Estructuras de la mente: la teoría de las inteligencias múltiples (1983), propone la existencia de al menos siete inteligencias básicas. En 1999 agregó la octava y planteó la posibilidad de que también podría existir una inteligencia existencial. Estos ocho tipos de inteligencias existen de forma independiente en todas las personas, ninguna en su forma pura; se tiene una combinación de ellas. Y el sistema particular de aprendizaje surge como consecuencia de las   inteligencias más desarrolladas. Por eso, se disfruta más cuando se aprende en la modalidad con mayor desarrollo. A continuación una breve descripción de cada una:

Inteligencia Lingüística. La capacidad de dominar el lenguaje y de comunicarse con los demás es transversal a todas las culturas. Desde pequeño se aprende a usar el idioma materno para la comunicación. Esta inteligencia no solo hace referencia a la habilidad para la comunicación oral, sino también a otras formas de comunicación como la escritura, la gestualidad, entre otras. Está más desarrollada en escritores, poetas y redactores.

Inteligencia Lógico-Matemática. Durante décadas fue considerada como la única inteligencia. Se empleaba como baremo para detectar cuán inteligente era una persona. Se vincula a la capacidad para el razonamiento lógico y la resolución de problemas matemáticos. Los tests de cociente intelectual (CI) se fundamentan en ella y, en menor medida, en la inteligencia lingüística. Los científicos, economistas, académicos, ingenieros y matemáticos suelen destacar en ella.

Inteligencia Espacial. Está relacionada con la habilidad para observar el mundo y los objetos desde diferentes perspectivas. Consiste en formar un modelo mental del mundo en tres dimensiones. Las personas que destacan en ella suelen tener capacidades que les permiten idear imágenes mentales, dibujar y detectar detalles y gran sentido de la estética. Destacan los marineros, pintores, escultores, fotógrafos, diseñadores, decoradores, publicistas, ingenieros, arquitectos, cirujanos, ajedrecistas, creativos…

Inteligencia Corporal-kinestésica. Las habilidades corporales y motrices que se requieren para manejar herramientas, realizar actividades o expresar ciertas emociones representan un aspecto esencial en el desarrollo de todas las culturas de la historia. Esas habilidades son consideradas inteligencia corporal-kinestésica. Son especialmente brillantes en este tipo los bailarines, actores, deportistas, cirujanos, creadores plásticos y artesanos, pues todos ellos tienen que emplear habilidades físicas singulares.

Inteligencia Musical. La música es un arte universal. Todas las culturas tienen algún tipo de música. Esto condujo a Gardner y sus colaboradores a entender que existe una inteligencia musical latente en todas las personas. Como cualquier otra inteligencia, puede entrenarse y perfeccionarse. Está más desarrollada en cantantes, compositores, músicos y bailarines.

Inteligencia Intrapersonal. Faculta para comprender y controlar el ámbito interno de cada persona. Destacan en esta inteligencia aquellas que son capaces de acceder a sus sentimientos y emociones, y reflexionar sobre estos. También les permite ahondar en su introspección y entender las razones por las cuales son de tal manera. No está asociada a ninguna actividad concreta.

Inteligencia Interpersonal. Capacita para advertir elementos de las otras personas más allá de lo que los sentidos logran captar. Permite interpretar las palabras, gestos, objetivos y metas de cada discurso y entender a los demás. Más allá del continuum introversión-extraversión, la inteligencia interpersonal evalúa la capacidad para empatizar con los demás. Es muy valiosa para las personas que trabajan con grupos. Detectar y entender las circunstancias y problemas de los demás resulta más sencillo si se posee (y se desarrolla) la inteligencia interpersonal. Profesores, psicólogos, terapeutas, abogados y pedagogos son perfiles que suelen puntuar muy alto en este tipo de inteligencia.

Inteligencia Naturalista. Permite detectar, diferenciar y categorizar los aspectos vinculados a la naturaleza, como por ejemplo las especies animales y vegetales; los fenómenos relacionados con el clima, la geografía y otros fenómenos de la naturaleza. Fue incluida posteriormente al estudio original sobre las IM. Gardner consideró necesario incluir esta categoría por tratarse de una de las inteligencias esenciales para la supervivencia del ser humano (o cualquier otra especie) y que ha redundado en la evolución.

Gardner afirma que todas las personas son dueñas de cada una de las ocho clases de inteligencia, aunque cada cual destaca más en unas que en otras. Pero ninguna es más importante o valiosa que las demás. Generalmente, se requiere dominar gran parte de ellas para enfrentarse a la vida, independientemente de la profesión que se ejerza, pues la mayoría de los trabajos precisan del uso de la mayoría de ellas.

La educación escolarizada, la del país no es excepción, se empeña en ofrecer contenidos y procedimientos enfocados en las dos primeras inteligencias: lingüística y lógico-matemática. No obstante, estas resultan insuficientes en el proyecto de educar a los alumnos en plenitud de sus potencialidades. Al respecto, el psicólogo e investigador argentino Alejandro Castro Solano expresa: “Tal vez la escuela del futuro considere cómo recuperar los diferentes talentos individuales de modo que sean aprovechables para la sociedad. Hoy estamos lejos de ello”.

La necesidad de un cambio en el paradigma educativo fue llevada a debate gracias a esta Teoría de las Inteligencias Múltiples.

Hoy cabe preguntar, ¿qué han hecho las pasadas y presentes autoridades del MINERD para divulgar y aplicar estos conocimientos, fundamentales para docentes y discentes de la educación pública?