La UNESCO plantea que "Los cambios radicales provocados por la tercera revolución industrial –la de las nuevas tecnologías– han creado de hecho una nueva dinámica, porque desde mediados del siglo XX la formación de las personas y los grupos, así como los adelantos científicos y técnicos y las expresiones culturales, están en constante evolución, sobre todo hacia una interdependencia cada vez mayor".

Por esta y otras razones, en la actualidad existe un renovado interés por la innovación y la renovación, por lo cual es frecuente la aparición de iniciativas de cambio en el ámbito educativo. Innovar implica no poner límites a las preguntas que hay que hacerse a la hora de realizar una revisión profunda del sistema educativo. Y se puede afirmar que innovar está de moda, pero la innovación cobra sentido de urgencia cuando se sabe qué se quiere cambiar y por qué.

El explosivo desarrollo tecnológico está produciendo una serie de cambios tan drásticos y vertiginosos en las sociedades que a los sistemas educativos no les cabe otra posibilidad que transformarse. Es imperativo incorporar la tecnología, pues resulta imposible trabajar sin ella, y es fácil predecir que en breve tiempo será imposible aprender sin ella. Por tanto, limitar, postergar o negar que  la tecnología forme parte de cada escuela dominicana, es una decisión con consecuencias desastrosas para los niños, jóvenes y adultos de la educación preuniversitaria. Además, el modelo educativo del país de los últimos años, a pesar las novedades en el campo curricular, ha resultado ineficiente.

Ante la ineficiencia de los sistemas educativos, se plantean tres preguntas interesantes: ¿Qué evidencias demuestran que el modelo educativo falla estrepitosamente? Un informe reciente de la OCDE, organizador de las Pruebas PISA, declara que el 40% de las empresas no encuentra trabajadores con el perfil que necesitan y sesenta millones de europeos carecen de las habilidades de lectura, escritura, matemáticas y digitales necesarias para no correr riesgo de quedar en exclusión social. Segunda, ¿por qué la educación es incapaz de cumplir su compromiso? Su respuesta es contundente al decir: “En síntesis, las razones son dos: No estamos enseñando lo que nuestros jóvenes requieren y la manera en que les enseñamos es altamente ineficiente”.

La última pregunta, que se cataloga de clave, es ¿por qué se siguen enseñando tantas cosas que se sabe que son de escasa utilidad y además se olvidan? Responde que existen dos grandes motivos: el modelo curricular se basa en enseñar aquello que es fácil de medir en un examen, y no lo que es importante, y en evaluar el aprendizaje mediante números, notas. Pero, cambiar el curriculum para enseñar habilidades es algo que resulta muy complejo en el sistema actual, porque los profesores no saben cómo se enseñan y menos aún, cómo se evalúan. En segundo lugar, existe una industria educativa y editorial, junto a gigantescos intereses, que llevan muchos años haciendo lo posible para mantener las cosas como siempre han sido… “No es ningún secreto que la educación no entrega las competencias requeridas para vivir en la sociedad del conocimiento, la innovación y el emprendimiento. Pero a nadie parece preocuparle”.

El problema con la educación es que el modelo fue diseñado siglos atrás para un mundo mucho menos complejo y que ya dejó de existir. Un modelo que trata a los alumnos como espectadores y que sacrifica la natural curiosidad de estos por aprender, a favor de un proceso artificial dominado por el curriculum, los exámenes y las notas.

La realidad del país es similar a la de otras naciones, salvo que en muchas existe un mayor empoderamiento y mayores exigencias de la población para que la educación sea cada vez de mejor calidad y, calidad implica innovación y tecnología. Mientras que aquí son las autoridades quienes pregonan, con propagandas en todos los medios de prensa, que se trabaja por la calidad educativa, pero las evidencias indican lo contrario cuando se publican los resultados de pruebas estandarizadas internas y externas, porque los estudiantes ocupan los últimos lugares, como ocurre en las Pruebas PISA en secundaria y LLECE/UNESCO en primaria. En cuanto a la aplicación de tecnología existen planes pilotos en contados centros educativos.

Cambiar un modelo educativo implica abrir paso a metodologías conocidas, aunque poco empleadas, como el aprendizaje basado en proyectos y en problemas, el análisis de casos, las historias, el diseño de juegos, simulaciones, y otras. Y hay que asimilar que se aprende algo cuando se hace y no cuando se lee o escucha. Esta es una de las concepciones, entre otras, que habría que introducir  en la educación del país para el cambio educativo. Ojo, algunas de estas metodologías se proponen en Bases de la Revisión y Actualización Curricular, sin embargo, al parecer hay dificultades para aplicarlas, debido a que requieren conocimientos y prácticas que van más allá del simple concepto que allí se ofrece, y de que los profesores carecen de esa formación para aplicarlas con destrezas.

Hoy, la tecnología es parte natural de las personas. Está presente en todo lo que las rodea, desde el trabajo, los círculos cercanos y el hogar… En este proceso digital, la educación juega un rol fundamental, no solo porque permite a los estudiantes adquirir habilidades necesarias para sobrevivir en esta sociedad enfocada en el conocimiento tecnológico, sino que contribuye en su experiencia de aprendizaje. Por lo cual, integrar la tecnología en el salón  de clases va más allá del simple uso de la computadora y su software, requiere de la participación activa de los estudiantes, la interacción frecuente con el profesor, la participación y colaboración en grupo y la conexión con el mundo real.

Incorporar estas herramientas en la educación aporta  beneficios que ayudan a mejorar la eficiencia y la productividad en el aula, y a aumentar el interés de los estudiantes en sus actividades académicas. Pero la tecnología no es la tablet, la PC o las redes, sino lo que se hace con ellas. El beneficio de las TIC consiste, justamente, en usarlas para todo aquello que no es posible realizar en una clase presencial. Por ejemplo, el valor de una PC no radica en escribir, leer, escuchar o ver, sino que permite practicar simulaciones, equivocarse sin temor a consecuencias, interactuar y obtener feedback sobre lo que se está haciendo.

Los expertos señalan que el uso que se está dando a la tecnología actualmente con la utilización de smartphones, pizarras digitales, PC, tabletas y otros reproduce el mismo modelo tradicional. Los alumnos siguen siendo fundamentalmente pasivos, tanto en el aula física como virtual, porque el modelo se mantiene idéntico: los profesores continúan enseñando teoría, el examen es la base del modelo y aprobar el grado u obtener el título es lo único que importa.

Asimismo, opinan que llenar las aulas de PC e internet no resolverá nada. La educación no cambiará por tener mejores profesores si no se cambia el modelo en el que enseñan, o lo que es lo mismo, si no cambia lo que se enseña y cómo se enseña. La finalidad no puede ser mejorar el sistema actual. Innovar y  renovar la educación consiste en replantearse lo que existe. Y el camino más razonable parece ser el de complementarse con la tecnología.