El fraude electoral masivo y múltiple efectuado durante las primarias simultáneas del pasado 6 de octubre es un hecho cuya importancia trasciende la coyuntura, los intereses particulares de Leonel Fernández y así mismo las apuestas y decires de quienes lo hemos adversado, aplaudido o condenado. Jaime David Fernández Mirabal dijo a raíz de estos hechos y refiriéndose a la protestas de Leonel que no podíamos quejarnos o denunciar ahora lo que antes hacíamos y nos creíamos listos. Con esa intervención deshonró a sus tías Patria, Minerva y María Teresa Mirabal que jamás hubieran consentido en admitir ni practicar fraude electoral y menos con la lógica de porque ya, otros lo habían hecho.
Se que en las elecciones del 2012 el propio Leonel Fernández que ahora clama contra el fraude que le hicieron a él, auspició, ordenó o de cualquier manera toleró el fraude que llevó a la presidencia del país a Danilo Medina y que, como todos, financiaron con dinero de nosotros. Ese fraude del año 2012 contra Hipólito lo denuncié y lo adversé con la misma fuerza que lo hago ahora. Lástima que no haya aprendido la lección y en lugar de oponerse al fraude de ahora le sirve de abanderado pidiendo proteger una JCE desprestigiada y servil como la que lo condenó a él mismo en 2012. Ese fraude se perpetró contra Hipólito Mejía, un personaje simpático y hasta carismático, pero errático, fullero y ahora con ínfulas dinásticas. No me importa. No lo adversé por beneficiar a Hipólito, sino por los dominicanos. Ahora, habiéndose repetido el fraude, tampoco me importa que beneficie a Leonel. Lo adverso y denuncio por nosotros, los mismos pendejos de siempre.
Hipólito intentó el fraude cuando buscaba su reelección en el año 2004 pero como nunca tuvo las destrezas adquiridas por los peledeistas, el intento suyo resultó una chapucería. Ese mismo Hipólito Mejía que fracasó en el 2004 y que ya antes había fracasado como Presidente estuve adversándolo y cargando con algunas de las consecuencias, entre ellas el arresto políticamente motivado sin ni siquiera una acusación formal de que fui objeto el 13 de mayo de 2004 justo antes de las elecciones. Lo mismo puedo decir de Leonel Fernández cuya gestión adversé por neoliberal y corrupta. Contra Hipólito Mejía publiqué un libro titulado “DES Y DESPUES” y numerosos artículos. Contra Leonel Fernández y el PLD maquinaria publiqué ENIGMA y así mismo otros tantos artículos. En ambos casos, mientras eran presidentes.
En esta coyuntura, el fraude ya ejecutado y el otro en preparación son tan evidentes y claros que están a simple vista. No soy ajeno a que mi denuncia, en este caso, beneficia a Leonel y tampoco fui ajeno al hecho de que mi denuncia implacable contra la gestión, -también corrupta- de Salvador Jorge Blanco benefició a Balaguer cuando regresó al poder en 1986 pero: ¿hay alguna manera de que oponerse a un hecho político no beneficie a otra parte?
Soy partidario de romper la bipolaridad electoral y abrir las opciones convencido de que tres o cuatro o aun mas candidatos con posibilidades son mejores que dos.
Creo que la magnitud del daño infligido a este país por la gestión de Danilo Medina no tiene precedentes ni en lo económico, ni en lo social ni en lo institucional.
Creo que ha sido y es un error importante que, el temor a beneficiar a Leonel, inhiba el rechazo de otros partidos y dirigentes a enfrentar la trama del fraude que maneja Danilo Medina por encima de advertencias y señales de que al hacerlo puede sumir el país en el caos.
Creo –pero sin apostar a ello- que las patadas recibidas, las traiciones sufridas y los resultados visibles de algunas de sus políticas hayan hecho ver la otra realidad a Leonel Fernández y que haya aprendido de sus errores y faltas.
Creo que, por primera vez, en no se cuántos años, este país empieza a dar señales de que quiere sacudirse, ver otro ejemplo, conocer otra práctica y celebrar algo de decencia y justicia en el quehacer público. Condonar el fraude ahora porque tantas veces ha vivido con nosotros es como decir que todos debemos ser y vivir como hijos de puta porque ya tantas veces hemos sido gobernados por ellos y que ese es nuestro destino.
Creo finalmente que, nadie en su sano juicio pueda esperar de Danilo Medina otra cosa que no sea mas de lo mismo. El fraude del pasado 6 de octubre y el que está programado para febrero, mayo y julio del presente año son mas grandes que Leonel y que todos nosotros. Y todos, hasta los que se creen a salvo, pagaremos las consecuencias. Pueden apostar a eso.