No estamos en Venezuela, es evidente, por lo que solo leemos la superficie de los hechos que acontecen en la tierra de Bolívar, patria hermanada por la historia con esta patria de Duarte. Por lo tanto, tenemos ideas de “oídas” de la propuesta de constituyente hecha por Nicolás Maduro, el flamante heredero de la revolución chavista.

Encontré un texto de un jesuita, Rvdo. Padre Juan Andrés Quintero, en Vatican Insider, pero originalmente publicado en la revista SIC, del Centro Gumilla de la Compañía de Jesús de Venezuela, en el siguiente enlace: http://www.lastampa.it/2017/05/15/vaticaninsider/es/comentarios/el-futuro-de-venezuela-segn-la-nueva-constituyente-93OBqthTuSUaEM5BmEz1dL/pagina.html , con el sugerente título “El futuro de  Venezuela según la nueva constituyente”.

El punto de partida es el decreto de convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente para rediseñar al Estado Venezolano y los objetivos programáticos que propone el presidente Maduro para el futuro de Venezuela, buscando reemplazar la llamada “mejor Constitución del mundo” cuando se promulgó.

El primer objetivo es el restablecimiento de la paz. ¿Cuál paz? Entre los poderes públicos. Es decir, evitar la situación actual en que la Asamblea Nacional  es de un color distinto al poder gobernante en Venezuela. La paz no es a la familia sino la uniformidad de la claque gobernante. Así no, Maduro.

El segundo objetivo es de naturaleza económica. Postula la creación de un nuevo modelo económico que “garantice” la economía “rentista”, identificando nuevas fuentes de riqueza nacional que permita al Estado negociar la explotación a cambio de “royalties” en negociaciones que no sean controladas, supervisadas ni auditadas por parlamento, congreso o asamblea alguna. Igualmente, apela a una distribución “transparente” de productos. En ningún momento se refiere a la economía productiva, El presidente Danilo  Medina podría pasarle la lección de sus “visitas sorpresa” promoviendo proyectos productivos para que él haga otro tanto allá.

En el próximo objetivo, los dominicanos podemos darle lecciones a Maduro. Él quiere constitucionalizar el “Plan de la Patria”, como la reforma constitucional de 2010 lo hizo con la Estrategia Nacional de Desarrollo. ¿Funcionará allá el Plan de la Patria luego de 18 años de establecido por el presidente Chávez? Aquí constitucionalizamos la Estrategia Nacional de Desarrollo y luego de siete años de vigencia, todo el esfuerzo se quedado en “agua de borrajas”.

El ataque a la impunidad que propone como objetivo va dirigido a la búsqueda de uniformidad en las voluntades de los venezolanos. Si eres disidente, eres sujeto de ser acusado de traidor, por lo menos, para mantener a raya la ola opositora que conmueve a las ciudades de su país, señor Maduro. Es un intento de sesgar el sistema de justicia al quitarle toda independencia y convertirla en instrumento de represión.

Como atractivo a la juventud, se propone a la Constituyente la consagración de nuevos derechos: uso libre de las tecnologías de información, trabajo digno y liberador, protección de las madres jóvenes, primera vivienda, reconocimiento a la diversidad de gustos, pensamientos y estilos. ¡Cómo que no están presentes en los derechos fundamentales! Y algunos son promesas populistas llevadas al altar de la Constitución.

Como  muestra de modernidad, la Constitución de Maduro propone centrarla en la protección del cambio climático, al promover una cultura ecológica, como que es un objetivo que una a todos los venezolanos. Es un buen punto de partida para entender que los dominicanos pasamos por una reforma sustancial de la Constitucion que todavia no se han realizado.