El Sistema Educativo Dominicano, como muchos otros en el mundo, establece la edad cronológica y no la edad evolutiva para los niños y niñas iniciar su educación formal, ignorando que nacer en enero o diciembre puede condicionar su evolución académica, porque la fecha de nacimiento puede ser un factor influyente en el aprendizaje y la escolarización, y porque entre algunos compañeros de clase pueden existir diferencias de edad de hasta 11 meses, y sin embargo se les exigen los mismos conocimientos.

En opinión de algunos expertos, esto constituye un error. En edades más avanzadas la diferencia no se nota tanto, pero al principio de la vida escolar sí, sobre todo en la fase de prelectura y prescritura. Los docentes también notan importantes diferencias en alumnos un poco mayores, si se comparan los nacidos en distintas épocas del año. Algunos especialistas hablan de un factor que favorece el fracaso escolar.

Los sistemas educativos que no tienen en cuenta la edad evolutiva de los alumnos, sino la cronológica, no contemplan que los niños y niñas nacidos en diciembre progresen más lentamente y hasta que esté en peligro su autoestima, se afirma. Frente a esta realidad, en España algunos centros ya aplican la separación de alumnos por meses, y a la hora de trabajar los separan en grupos pequeños según su maduración, de esta forma proporcionan una educación más personalizada.

Una investigación realizada en Inglaterra por el Institute for Fiscal Studies, publicado en el periódico español El País, sostiene que los niños que nacen en diciembre tienen un 72% de probabilidades de que se les considere alumnos con necesidades educativas especiales. Y distintos estudios por todo el mundo indican que el calendario puede influir en los resultados académicos, pues los más pequeños del año arrastran un déficit evolutivo relativo que disminuye a medida que crecen. Otros afirman que los alumnos nacidos en los últimos meses del año tienen más probabilidad de obtener peores resultados académicos. Pero, aunque las diferencias entre los más jóvenes y los mayores de la clase se atenúan con el paso de los años, en algunos casos, pueden persistir hasta la etapa de educación secundaria.

La edad sí tiene un efecto apreciable y bastante consistente en los diversos países, da cuenta el polémico informe PISA. En ciencias, por ejemplo, hay una diferencia en España de 18 puntos entre los extremos del año, afirma Julio Carabaña, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense. Y Germán Caballero, profesor de primaria en Valladolid, España, dijo al diario El País, que “en niños de infantil se suele notar bastante la diferencia en lo intelectual y en lo físico, pero no es el único condicionante. Las niñas son más espabiladas y el que se hayan escolarizado pronto influye. Cada niño es un mundo".

Paqui Escobero, de la Asociación Profesional de Orientadores de Extremadura, se lamenta: “Al ingresar en primaria a un niño que ha nacido 10 meses antes que otro no podemos pedirle avances curriculares iguales —la prescritura y la prelectura— y de autonomía, como atarse los cordones cuando no tiene la misma motricidad en las manos”.

Antonio Planas, presidente de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España, es de los que proponen tomar medidas antes, porque “Un niño de 3 años nacido el 1 de enero y otro del 31 de diciembre no solo se llevan un año, sino un tercio de vida”.

Por su parte, Pedro Santamaría, portavoz del Colegio de Pedagogos y Psicopedagogos de Madrid, explica: “No hay que etiquetar a los alumnos por cuándo han nacido. Pero sí que, mediante prueba, hay que conocer la madurez intelectual y emocional del estudiante. Si se detectan carencias, hay que establecer vías de entendimiento para potenciar sus capacidades intelectuales y sus habilidades sociales. Es la forma de que el niño no se desmotive y tenga un buen rendimiento escolar”.

Asimismo, el Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa ha constatado que el 15% de los nacidos de enero a marzo ha repetido en su escolaridad algún curso al llegar a la edad de 14 o15 años, frente al 25% de los alumnos del último trimestre. Y en 4º de primaria (9-10 años) las diferencias de conocimientos en matemática son evidentes: los mayores consiguen una puntuación de 260/300, mientras que los pequeños 246/300. Con el tiempo las distancias se atenúan hasta hacerse casi imperceptibles.

Pese al estrechamiento de las diferencias, hay estudios que indican que persisten hasta el fin del bachillerato, en especial en los ambientes más desfavorecidos. Julian Grenet, profesor del Paris School of Economics, así lo asegura en ¿La edad de nacimiento influye en las trayectorias escolares y profesionales? Una evaluación de los datos franceses. No solo repiten más 35% de los de enero a los 15 años, frente al 51% de los de diciembre—, sino que la edad condiciona su futuro. No abandonan más los estudios, pero optan más por estudios vocacionales y, por consecuencia, sufren “una débil penalidad salarial pero estadísticamente significativa. Grenet ha llegado a esta conclusión analizando el porcentaje de diplomados medios entre los nacidos de 1945 a 1965.

Ante este probable impacto negativo del mes de nacimiento en el éxito escolar, sería conveniente que el Minerd realizara este tipo de estudio, por lo menos en los cursos con Pruebas Nacionales, para verificar lo que ocurre en el país; aunque lo pertinente sería clasificar los estudiantes desde el Nivel Inicial y desarrollar una educación más personalizada, para evitar retrasos a lo largo de su vida académica.