Estilos de  aprendizaje y los artículos sobre inteligencias múltiples e inteligencia emocional, publicados en estas páginas el 15 y 29 de marzo pasado, respectivamente, conforman una temática inseparable e importante para la comunidad educativa, por su incidencia en el aprendizaje de discentes  y docentes.

Las preferencias de utilizar más unas estrategias que otras para aprender constituyen los llamados Estilos de Aprendizaje (EDA). Desde el punto de vista del alumno como del docente, este concepto resulta atrayente porque a ambos ofrece grandes posibilidades de actuación para conseguir aprendizajes más efectivos.

La noción de estilos de aprendizaje, o estilos cognitivos para otros, tiene sus orígenes  en el campo de la psicología. Comenzó a  utilizarse a mediados del siglo pasado por los psicólogos cognitivistas. H. Witkin fue de los primeros investigadores que se interesó por la problemática de los estilos cognitivos como expresión de las formas particulares de los individuos de percibir y procesar la información. Los estilos cognitivos rápidamente encontraron eco entre los pedagogos, principalmente en Estados Unidos donde para esa época se generaba un amplio movimiento de reformas curriculares que clamaban por transformaciones cualitativas, la renovación de las metodologías tradicionales y el rescate del alumno como centro del proceso  enseñanza-aprendizaje.

Luego, algunos psicólogos de la educación prefirieron el término estilos de aprendizaje, por reflejar mejor el carácter multidimensional del proceso de adquisición de conocimientos en el contexto escolar, lo cual derivó en una amplia diversidad de definiciones, clasificaciones e instrumentos diagnósticos para detectarlos en los estudiantes.

Por esta situación, es difícil encontrar una definición única que explique adecuadamente aquello que es común. Sin embargo, la mayoría de autores acepta que este concepto se refiere a rasgos o modos que indican las características y las maneras de aprender de los estudiantes. Por eso, hoy se afirma que no se puede orientar en temas de aprendizaje con plenas garantías, si no se tiene en cuenta explícita o implícitamente la teoría que los sustenta.

Para algunos estudiosos, una de las definiciones más claras y ajustadas es la que propone J. W Keefe, quien expresa: “Los estilos de aprendizaje son los rasgos cognitivos, afectivos y fisiológicos que sirven como indicadores relativamente estables, de cómo los alumnos perciben interacciones y responden a sus ambientes de aprendizaje”.

Según Keefe, los rasgos cognitivos tienen que ver con la forma en que los estudiantes estructuran los contenidos, forman y utilizan conceptos, interpretan la información, resuelven los problemas y seleccionan medios de representación visual, auditivo, kinestésico, entre otros. Los afectivos se vinculan con las motivaciones y expectativas que influyen en el aprendizaje, mientras que los fisiológicos están relacionados con el biotipo y el biorritmo del estudiante.

Los estudios muestran que el estilo de aprender de maestros y profesores influye notablemente en su estilo de enseñar. De ahí que se impone diagnosticar los EDA también en los  docentes. Y está demostrado que los estudiantes aprenden con más efectividad cuando se les enseña según sus estilos preferidos y que su actitud hacia la escuela y sus docentes mejora cuando reciben la enseñanza con métodos y programas que responden a sus preferencias de EDA. Asimismo, que cuando el alumno presenta un estilo predominante y es estimulado por estrategias de enseñanza adecuadas, este profundizará en la tarea, actividad o trabajo académico asignado, logrando construir su propio conocimiento y mejorar su rendimiento académico.

Existen múltiples clasificaciones de los  EDA. A manera de ejemplo se presenta el Modelo VARK, desarrollado por Neil Fleming y Colleen Mills, que divide a los estudiantes en cuatro categorías: Visual, Auditive, Reading y Kinesthetic, por sus siglas en inglés.

Visual. Los aprendices visuales se relacionan más efectivamente con la información escrita, pero asimilan bien imágenes, gráficos, diagramas, dibujos, videos y otros materiales de aprendizaje de este estilo. Toman notas adicionales aunque les entreguen los materiales del curso. Están inconformes en  presentaciones que no pueden tomar notas detalladas. Les gustan los profesores que gesticulan y el lenguaje descriptivo o pintoresco. Es la preferencia que más se ajusta a un entorno tradicional de estudio.

Auditive. Estos estudiantes aprenden mejor cuando escuchan. También son buenos aprendiendo en clase o en clases en las que los profesores son buenos comunicadores. A menudo repiten en voz alta los textos para entenderlos o recordarlos. Pueden ser buenos oradores o conferencistas.

Reading. Este tipo de estudiantes aprende mejor leyendo o escribiendo; se sienten muy cómodos con la información presentada en formato textual: listas, folletos, libros o manuales. Toman apuntes y aprenden más fácilmente de profesores que incluyen mucha información en sus clases.

Kinesthetic. Estos estudiantes aprenden haciendo y suelen adoptar un enfoque práctico. Requieren estímulos externos para no perder interés. Prefieren pensar globalmente antes de entrar en los detalles. Pueden parecer lentos si la información no se les presenta en forma adecuada a sus métodos de aprendizaje. Necesitan más tiempo que los demás; pero esa lentitud no tiene nada que ver con la falta de inteligencia, sino con su manera distinta de aprender. Aprenden cuando hacen, por ejemplo, experimentos de laboratorio o proyectos. También necesitan moverse.

Estas son las principales áreas de la teoría de los estilos de aprendizaje VARK. La mayor ventaja de conocer las preferencias es que se puede jugar con las fortalezas y aprovechar mejor el tiempo. Asimismo, cuando los estudiantes tienen una idea clara sobre cómo quieren recibir la información, el profesor puede reaccionar en consecuencia. Y si las preferencias de aprendizaje de los estudiantes se tienen en cuenta al diseñar el proceso enseñanza-aprendizaje, se involucrarán más porque las actividades serán más apropiadas para obtener mayor aprovechamiento.

Durante mucho tiempo la educación estuvo centrada en la enseñanza y, sin dudas, en el país aún es muy notorio que continua así, aunque se avanza hacia una educación centrada en el aprendizaje, por lo menos así lo indican los documentos curriculares vigentes. Pero solo será realidad cuando en cada escuela se conozca más a los estudiantes y cada docente tenga claro cómo aprende cada uno para potenciar sus aprendizajes.

La teoría sobre inteligencias múltiples, inteligencia emocional y estilos de aprendizaje ha renovado el escenario de la educación mundial, sin embargo, en la educación nacional aún no se percibe el impacto que podría significar su conocimiento para alcanzar una educación de calidad.