Son recurrentes los escándalos y conflictos de la Junta Central Electoral, JCE. En varias ocasiones, algunos jueces de ese tribunal han acusado a su pendenciero presidente de violar elementales normas y procedimientos. Sus reiteradas violaciones lo han llevado a pelearse y desconocer competencias a instituciones del Estado, como la Cámara de Cuentas y la Dirección de Compra y Contrataciones, sin que ninguna autoridad le ponga freno. Todo lo contrario.

Por ejemplo, son conocidas las claras evidencias de irregularidad cometidas por la JCE para favorecer a una compañía licitante para la elaboración del nuevo carnet de identidad. Eso provocó una litis entre esa institución y una compañía que se consideró afectada. La Global ID Solutions y Phyhex Ventures, la afectada, incoo un recurso de revisión a la licitación a la Dirección de la Cámara de Cuentas, la cual lo acogió exigiéndole a  la JCE la documentación del proceso del proceso de licitación, iniciativa ésta calificada de bellaquería por el vocero de ese tribunal.

Situándose por encima de la Ley 340-06, sobre la transparencia y rendición pública y transparente de los actos de las instituciones de carácter público, el presidente de la JCE hizo caso omiso a esa exigencia y siguió el proceso de confección del carnet. Hace poco  inició la distribución del mismo comenzando con la entrega del "primero" al Presidente de la república y a los principales figuras de los poderes fácticos del país. Una afrenta, de hecho, de parte del primero a la autoridad de la Dirección de Compra y Contrataciones, una insólita indiferencia ante un diferendo no terminado de alto calado ético y político entre dos instituciones del Estado.

Situándose por encima de la Ley 340-06, sobre la transparencia y rendición pública y transparente de los actos de las instituciones de carácter público, el presidente de la JCE hizo caso omiso a esa exigencia y siguió el proceso de confección del carnet

Como si fuese dueño de la JCE, desconociendo la Ley 340-06, el señor Rosario se negó a suministrar la documentación con la que se podría demostrar la pertinencia o no de las argumentaciones de la compañía afectada, situándose por encima de la Dirección de Compra y Contrataciones y de toda la sociedad. Con la entrega de la "primer carnet" a las máximas figuras del poder de este país, a ese pendenciero presidente enviaba un mensaje del excesivo poder que el partido de gobierno le ha otorgado y del cual abusa con insano gusto.

El manejo discrecional que tiene de esa institución básica para el sistema de partidos lo ha llevado a tener graves controversias con diversas organizaciones políticas, prestándose a usar su puesto para favorecer al partido oficial y enfrentando otras instituciones de la sociedad civil y del Estado.  Por ejemplo, por momentos ha querido desconocer las competencias de la Cámara de Cuentas, al rechazar auditorias de esta, donde se demuestran graves irregularidades en materia de compras y contrataciones a terceros.

La Cámara de Cuentas da cuenta de que de manera recurrente, la JCE hace compras de bienes y servicios a  terceros por cientos de millones de pesos, sin la exigencia de la debida certificación de registro de proveedor del Estado y sin llamado a licitación pública. Ese manejo de esa institución del Estado como si fuese una empresa particular de su presidente, a pesar de en su seno hayan jueces con alto sentido de su investidura y con probada demostración de que defiende los mejores intereses de la nación, nos plantea la necesidad de luchar por un tribunal electoral mínimamente decente e independiente.

De igual manera, resulta un imperativo insistir en demostrar el carácter venal del Tribunal Superior Electoral, el cual al igual que la JCE está al servicio de la reproducción en el poder el grupo político que nos desgobierna. El más corrompido y corruptor de todos los que han gobernado este país.