Los cambios en el ámbito educativo generan nuevas necesidades en la prestación de servicios de los centros escolares, planteando al sector la búsqueda de lineamientos y criterios para la planeación y organización del trabajo pedagógico y gerencial, a fin de disminuir las debilidades existentes para el logro de la calidad educativa, y que estos procesos se desarrollen con optimismo, confianza, equidad, un excelente clima organizacional y éxitos. En ellos intervienen dos elementos de suma importancia: la administración educativa y la gestión educativa. Dos disciplinas profesionales que comprenden un conjunto de acciones específicas, por lo cual conviene diferenciarlas.
La administración educativa es el proceso mediante el cual se diseñan y aplican modelos organizativos que propicien la innovación y ofrezcan respuestas a las necesidades educativas de la sociedad. Se refiere a la adecuada y correcta disposición de los bienes y recursos para la optimización y desarrollo de todo el sistema educativo. Se orienta al trabajo centralizado, burocrático e individualista, pues se delega en una sola persona la potestad de realizar la labor administrativa y, por tanto, ejercer poder en la toma de decisiones como gerente educativo. Concibe la escuela como un sistema cerrado en el que hay que planear determinadas actividades, ejecutarlas y controlar los resultados.
En cambio, la gestión educativa es el conjunto de acciones interrelacionadas que realiza un grupo de personas encargadas de dirigir el sistema educativo en sus niveles macro y micro, a fin de hacer posible la consecución de la intencionalidad pedagógica en beneficio de la comunidad educativa, entendida como el total de personas que la integran: estudiantes, padres, madres y tutores, equipo docente y directivo, comunidad adyacente a la institución y otros actores involucrados. Busca generar nuevos espacios de discusión y toma de decisiones donde se consideren la estrategia, los sistemas, las personas, las instituciones y sus objetivos principales. Su función primordial es centrar, focalizar y articular a la comunidad educativa alrededor de los aprendizajes de los estudiantes y está orientada hacia la descentralización de la toma de decisiones, la flexibilidad de los procesos y al trabajo participativo.
La diferencia es evidente, mientras la primera se rige por los principios de autoridad y sumisión, el jerarca superior solicita el cumplimiento de procedimientos, normas y actividades a sus subalternos, bajo un paradigma muy individualista, la segunda es propiamente gestión, donde lo que prevalece es el trabajo de equipo, todos entusiasmados por una visión de los proyectos educativos y cuyo centro está en lo pedagógico.
En la gestión escolar existen dos tipos de liderazgos que se diferencian por su función: uno orientado hacia la administración y el otro centrado en los aspectos curriculares y pedagógicos. En el primero, el director se hace cargo de la fase operacional de la institución, lo que conlleva las responsabilidades de planificación, organización, coordinación, dirección y evaluación de todas las actividades que se realizan en la escuela. El segundo está centrado en la organización de buenas prácticas pedagógicas y en la contribución al incremento de los resultados de los aprendizajes. Los directivos que lo adoptan se involucran más en el desarrollo del curriculum escolar; muestran una mayor capacidad para alinear la enseñanza con los propósitos educativos planteados; se preocupan más por el desarrollo profesional de los docentes y supervisan constantemente su práctica pedagógica, entre otros.
Muchos autores afirman que no existe exclusión entre estos modelos de liderazgo, sino que ambos surgen de manera complementaria para gestionar escuelas efectivas y de calidad; aunque para el logro de estas se pone el énfasis en el liderazgo de tipo pedagógico.
En la literatura especializada se constata la existencia de un movimiento que incentiva la participación y la democracia en las escuelas, mediante procesos que aumentan sus responsabilidades y exigen mayor competencia en su gestión. Esto implica que la formación de los directores escolares adquiere gran significado y un enorme desafío para los sistemas educativos. En palabras de Heloisa Lück, autora brasileña, este desafío se vuelve aún mayor ante la oferta insuficiente de oportunidades de formación inicial de estos profesionales, lo cual refuerza la responsabilidad de los sistemas educativos de promover y realizar cursos de capacitación para la preparación de los directores de escuelas.
Es lo que ocurre en el país con la aplicación del programa de capacitación que imparte la Escuela de Directores para la Calidad Educativa, del Ministerio de Educación. Nombre institucional que sobrepasa la pretensión de calidad, tanto en su duración como en sus características para una reducida formación y compleja tarea.
En una gestión escolar satisfactoria es pertinente afirmar que todas las personas involucradas en las acciones de la escuela son esenciales y necesitan estar en plena sintonía para entender el contexto de la escuela y respetar la opinión de cada uno.
De manera que gestores son todos los que participan en el proceso educativo, en especial el director de la escuela en la que es la persona clave para el desarrollo institucional. Los profesores gestores son aquellos que tienen la osadía de crear, saber que no son poseedores únicos del saber, valoran a los estudiantes, saben lidiar con lo imprevisto, tienen espíritu de equipo y tienen la capacidad de relacionarse con la comunidad del entorno. Son líderes capaces de ayudar al estudiantado en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Y son investigadores. Su investigación comienza en el aula, en la revisión de su conocimiento, en la búsqueda teórica para su trabajo. Como resultado de su investigación, los profesores rehacen sus conocimientos y garantizan su formación.
Nadie duda que el éxito de una escuela está íntimamente ligado a la buena relación entre el director y el cuerpo docente, cuanto más afinada esa la relación mayores las probabilidades de buen rendimiento en los trabajos pedagógicos, facilitando el aprendizaje de los estudiantes. El director gerente administra leyes y normas, y cuida la dinámica escolar. Es un educador y está ligado al cotidiano del aula. Así, se convierte en un líder, y no alguien con autoridad burocrática. La gestión es un compromiso de todos, aunque exige directividad para ejecutar lo planeado y alcanzar los propósitos establecidos en el proyecto institucional y curricular de centro, porque la calidad debe estar centrada en los estudiantes, cuyo aprendizaje debe ser visto como punto de partida y de llegada.