El contenido de este artículo se debe a una pregunta que un niño de 10 años hizo a su abuelo  y sirve para dilucidar en algo,  el misterio de la muerte y  la consecuencia de la misma.

El precoz niño  preguntó a su abuelo acerca del misterio que ha sido un enigma de los  pensantes seres humanos,  a lo largo de la  historia.   La intuición de la existencia del estado espiritual  después  de la muerte,  es profesada  en todos los pueblos del planeta tierra

Después de la muerte física, hay vida. No puede ser casual que todas las religiones influyentes  y en todas las culturas de la civilización humana  se tengan conceptos de la existencia de vida después de la muerte.

En primer lugar, hay que tratar de entender lo que se  concibe por muerte.

Para los cristianos y los musulmanes,  la muerte es la separación del cuerpo físico del cuerpo espiritual (sea, el alma o energía vital) de la persona. El cuerpo físico se descompone  y vuelve a  su estado primigenio como dice Génesis 3: 19, “De polvo eres y a polvo volverás”; mientras  la conciencia o energía vital (espíritu o alma), va al cielo o al infierno, donde  se perpetúan en  nuevas  dimensiones que se describen como cielo e infierno.

El hinduismo cree en la continuidad de la existencia de la persona,  y por tanto entienden y profesan la reencarnación   que va en etapas a diversos niveles. La muerte, lejos de ser motivo de tristeza, lo debe ser de alegría, ya que es la puerta a una nueva vida que dependerá  del comportamiento del ser humano en la fase de la vida terrenal.

Para, los budistas la muerte no es más que una transición  inevitable de la vida que va hacia una vida más plena y significativa,  para alcanzar el mejoramiento de la existencia de una dimensión a otra,  y llegar a tener una visión espiritual y una conciencia clara y pura;  pues, la vida y la muerte son dos fases de una continuidad, porque la vida no  comienza con el nacimiento ni termina con la muerte. La muerte es una etapa del proceso de la existencia prolongada a otra.

La pregunta del niño surgió después de la noticia de muertes de niños, jóvenes,  hombres y mujeres en actos violentos que perturban  la conciencia  y  ofuscan la mente de personas sensatas.

El abuelo se quedó sorprendido y en silencio por prolongado tiempo, ya que no estaba  esperando ni preparado para abordar ese  tema de tan difícil naturaleza para explicar, especialmente a un pre-adolecente..

Después de un largo período de silencio y meditación, el anciano respondió,  diciendo: “En verdad, no sé lo que hay después de la muerte, porque yo nunca he muerto, ni las personas que he conocido que han muerto,  no  han vuelto  para hacernos saber lo que hay más allá del sepulcro”.

El abuelo continuó en silencio, rebuscando en su memoria alguna palabra,  concepto, conocimiento,  o  experiencia,  que tal vez pudiera surgir a fin de ayudar a responder con sencilla explicación  la inquietud de su nieto.    

Ya preparado,  sin embargo de manera vacilante, comenzó a explicar lo siguiente: “No tengo certeza de lo que hay después de la muerte; pero sin duda alguna, hay continuidad  de la vida de la persona después de morir; porque en el  humano hay energía que dinamiza el cuerpo  y da vida. Hay en conjunción y en forma congruente, presencia  dinámica de espíritu/alma, que vigoriza  la conciencia y los sentimientos, capacita a la persona a pensar, comunicar, moverse y relacionarse con otros seres vivientes. A falta de esa presencia del poder del espíritu/alma,  el cuerpo se inmoviliza, se corrompe,  y vuelve a su estado primitivo  que es el polvo de donde viene originalmente.

Después de la muerte física, hay vida. Para los cristianos, la muerte solo es el final de la vida en el planeta tierra. Es un paso a una dimensión que nombramos como “Vida Eterna”,  que es la continuación de la existencia de la persona. El Apóstol Pablo fundamenta el sentir del cristianismo acerca de la vida y la muerte, y escribe en Filipenses 1: 21, “Para mí, la vida es Cristo, y morir una ganancia”.