Las encuestas ayudan a las y los analistas sociales a conocer la opinión de la población sobre diferentes tópicos. Entre esos analistas están, además de los sociólogos, los politólogos, los antropólogos y las y los periodistas, las y los educadores de los diferentes niveles: inicial, primario, secundario y universitario. Estos sectores tienen el desafío de ayudar a las comunidades, a las instituciones y a los grupos populares en la formación de una conciencia moral, ética, ciudadana y política.
Entre las encuestas existentes en el mercado dominicano, la Gallup tiene un reconocimiento merecido porque sus resultados son, por lo general, un referente creíble no solo para los líderes partidarios, sino también para las y los promotores y forjadores de la conciencia social, ética y política.
La última encuesta Gallup nos ayuda a tener una radiografía de la idiosincrasia dominicana; de las frustraciones, aspiraciones y esperanzas de una población caracterizada por una cultura presidencialista, conformista y dependiente de quien esté en el ejercicio del poder económico y político.
Es necesario levantar la cabeza, mirar la realidad con ojos compasivos; discernirla y comprometerse en proyectos comunitarios y socio-políticos que sean capaces de generar esperanza y colaborar en la gestación de una sociedad justa
El gobierno actual, según los resultados de la última Gallup, solo saca buenas notas en el área de la educación, que recibe un 86.9% de aprobación. Luego las siguientes notas más altas las tiene en el área de las construcciones de obras públicas, con el 62%; turismo con un 54.6%, salud con un 52.8% y deportes con un 48.8%. En las áreas menos valoradas, con notas de aprobación entre 40 y 20% están: deportes, transporte público, control de la frontera, medio ambiente, electricidad, reforma policial, manejo de conflictos sociales, pobreza, economía y seguridad ciudadana. Los problemas que tienen un mayor nivel de desaprobación son la seguridad ciudadana, la inflación, el desempleo, y la delincuencia.
¿Cómo entender que la gente perciba que en el actual gobierno hay igual o más corrupción que en los gobiernos anteriores y que esto no provoque mayores niveles de rechazo? ¿Cómo entender que el 62.3% de los encuestados crea que el gobierno está realmente interesado en la lucha contra la corrupción? Además, la última encuesta Gallup, la gente identificó como los principales agentes sustentadores de la corrupción: los policías, los líderes partidarios perredeístas, peledeístas y reformistas, los funcionarios del gobierno: altos, medios y bajos, los abogados, los militares, los sindicalistas y los banqueros.
¿Cómo explicar que a pesar de que los problemas sociales siguen siendo los mismos y aún más agravados, el líder de la corporación gobernante siga teniendo tal adhesión en la mayoría popular, en vista a las elecciones del 2016, con un considerable 62.6%?.
Una de las causas de la posible adhesión al liderazgo de la corporación dominante habría que buscarla en los beneficios que ofrece la red clientelar que se ha creado entre los casi dos millones de personas envueltas en los programas de Progresando con Solidaridad, así como la red de periodistas pagados que responden a los intereses del gobierno y de la corporación gobernante. Otro elemento a tener en cuenta sería la falta de proyectos económicos y políticos que prioricen las políticas públicas entre los partidos de oposición, lo que explicaría que el principal partido de oposición, el PRM, no logre presentarse como una alternativa viable y confiable. A esto se añade que la llamada “convergencia por un mejor país” no termina de articularse ni presentar una propuesta realmente alternativa al proyecto sustentado por la actual corporación dominante.
Alianza País, a pesar de que su líder Guillermo Moreno, muestra coherencia entre su discurso y su práctica sigue siendo apoyado por una minoría. Además a esto hay que añadir que en vista a las elecciones del 2016, este grupo partidario tiene la dificultad de que todavía no ha sido reconocido como partido por la JCE y no ha presentado un real proyecto político alternativo. Pareciera, además, que el liderazgo de esa organización tiene dificultades para articularse en un proyecto opositor liderado por el PRM en donde se creara un bloque alternativo a la corporación dominante del PLD-PRD-PRSC, por la dificultad real de presentar una propuesta socio-política común.
Un elemento importante a destacar en la última encuesta Gallup es que ha medido el nivel de confianza de la población en las instituciones públicas y privadas del país. Llama a la atención que las dos instituciones que generan mayores niveles de confianza son las escuelas públicas (43.6%), y la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) con un significativo 37.8%. Les siguen en preferencia las iglesias: evangélicas (37.6%) y católica (35.2%), y los medios de comunicación (prensa, TV y radio), con un 30.3%. Es de suponer que esa confianza depositada por la gente en esas instituciones las desafía para asumir un compromiso en la formación de la conciencia ética y política que ayude a generar los cambios que demanda la sociedad dominicana.
Las personas, instituciones y partidos políticos alternativos tenemos un gran desafío socio-educativo de cara a un pueblo que muestra grandes contradicciones en su cultura socio-política. Este trabajo hay que hacerlo con constancia, con profundo amor y al mismo tiempo con un discernimiento y una voluntad decidida, para poder acompañar a un pueblo que está entrampado en la red clientelar creada por el poder económico-político y por las principales iglesias conservadoras del país.
Se hace necesario, tal como señaló el educador P. Freire, pasar de la conciencia mágica e ingenua hacia una conciencia crítica. Es necesario levantar la cabeza, mirar la realidad con ojos compasivos; discernirla y comprometerse en proyectos comunitarios y socio-políticos que sean capaces de generar esperanza y colaborar en la gestación de una sociedad justa, inclusiva y democrática y participativa.