El comenzar un nuevo año retomamos nuestros proyectos, nuestros trabajos y las luchas y causas sociales que forman parte de nuestra agenda habitual. Es por eso que en la entrega de esta semana retomaremos el tema de la necesidad de seguir trabajando para lograr una mejor distribución de las riquezas del país, de la isla, del Caribe, de América Latina y en el Mundo.
El 2015 es el año para revisar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) fijados en el año 2000 por los 189 países miembros de las Naciones Unidas. Esos compromisos –el primero de los cuales es erradicar la pobreza extrema y el hambre- se sustentan, entre otros aspectos determinantes, en la inversión suficiente y sostenida en políticas públicas orientadas a crear sociedades más igualitarias
El gobernador del Banco Central Valdez Albizu acaba de decir en esta semana que la economía del país creció, una vez más, un 7.1%, con baja inflación. Sin embargo, se siguió la misma tendencia de los últimos años de crecimiento económico, pero sin distribución equitativa de las riquezas
En Agosto del 2013 el economista Miguel Ceara Hatton señaló, en respuesta a una declaración del Banco Central y utilizando datos de la CEPAL y del Banco Mundial, que en nuestro país no sólo no había disminuido la pobreza, sino que en la última década República Dominicana fue el país de América Latina en donde había habido un mayor aumento de la Pobreza y en donde se había dado un significativo estancado del crecimiento de la llamada Clase Media.
En un estudio reciente realizado y dado a conocer por la ONG OXFAM, que lleva por título “Iguales: Acabemos con la desigualdad extrema”, (2014) se señala que aun siendo República Dominicana el país de mayor crecimiento económico en la región caribeña y latinoamericana, el nivel de pobreza (41.4% en 2013) es más alto que hace una década (32% en el 2000); a esto se añade que el 10% de la población vive en pobreza extrema, superior al 8.1% de una década atrás. Por otra parte, según el mismo informe de OXFAM, en Latinoamérica y el Caribe el número de ricos que acumulan más de mil millones de dólares creció en un 38% de 2013 a1 2014. En ninguna otra región del mundo aumentó tanto este grupo.
El informe de OXFAM, reveló, además, que sólo entre 2013 y 2014 las 85 personas más ricas del planeta, quienes poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial, aumentaron su patrimonio en 668 millones de dólares al día, lo que equivale a casi medio millón de dólares por minuto. En Estados Unidos (USA), por ejemplo, el premio nobel de economía, Joseph Stiglitz, en su libro “El precio de la Desigualdad (2014)”, ha revelado que los 400 estadounidenses más ricos se llevan a casa un “salario” de 97,000 dólares por hora, una cantidad que ha aumentado a más del doble desde 1992.
El problema de la desigualdad económica, social y política es la consecuencia concreta de la imposición de las reglas de juego del capitalismo salvaje, cuyos principios sustentan quienes han perdido toda racionalidad ético-política en el manejo de las riquezas de un país y de la humanidad. Esta situación no debe dejarnos indiferentes a quienes creemos en otra sociedad posible, en la necesidad de un sistema económico que responda a las reales necesidades de las personas y de las comunidades y que tenga controles que impida la acumulación de grandes fortunas en pocas manos, mientras hay gente que vive en la más extrema pobreza.
Como país tendremos que reconocer que estamos muy retrasados en el cumplimiento de los objetivos del Milenio. Y que tenemos el desafío de lograr lo estipulado en la Estrategia Nacional de Desarrollo (2030), que entre sus ejes fundamentales propone: Un Estado Social Democrático de Derecho; una sociedad con igualdad de derechos y oportunidades; una economía sostenible, integradora y competitiva y una sociedad de producción y consumo ambientalmente sostenibles.