El pasado jueves 2 de junio se presentó en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña, el libro, “Por el Derecho a la Esperanza. Escritos urgentes sobre política”, escrito por Matías Bosch. Se trata de una recopilación de artículos, escritos por el autor, que están relacionados con la vida política, las esperanzas y los procesos de transformación social de los pueblos latinoamericanos y caribeños, y en particular del dominicano, venezolano y chileno, en el contexto del proyecto neoliberal imperante  en la isla, el Caribe, Latinoamérica y el mundo.

Matías Bosch es un intelectual, hijo de madre chilena y padre cubano. Además es nieto del Profesor Juan Bosch. Es un militante social indignado y comprometido que ha asumido las causas de las y los oprimidos dominicanos como suyas. Desde su papel como coordinador de la Fundación Juan Bosch intenta difundir y mantener el legado ético y político de su abuelo y su compromiso con los sectores sociales más empobrecidos y excluidos, a los que el profesor Bosch llamó “Hijos de Machepa”, tradicionalmente saqueados y pisoteados por las élites económicas y partidarias a las que se refirió como “Totunpotes”.

En la presentación del libro estuvieron presentes el sociólogo Carlos de Peña, quien fue candidato a senador por el Distrito Nacional por Alianza Por la Democracia (APD), y el incansable militante de diferentes luchas ideológicas y políticas, Narciso Isa Conde. Ambos se refirieron a la pertinencia y a la actualidad de los temas tratados en el libro de M. Bosch.

El autor muestra en su escrito estar preocupado por la memoria histórica y política del pueblo dominicano. Por eso al primer bloque lo titula, “Antídoto para la memoria” y el último hace referencia a “otras crónicas sobre el olvido”.

La tesis fundamental del libro es que no se trata de escoger entre proyectos económicos y partidarios como los del PLD, el PRM, el PRD y el PRSC o el de los llamados partidos emergentes, que en definitiva representan el mismo proyecto, al servicio del gran empresariado y de la oligarquía económica, partidaria y militar del país. El desafío es para M. Bosch que las y los “hijos de Machepa”, tal como señaló Juan Bosch, desde una conciencia de clase, se articulen en un proyecto socio-económico y político que les permita hacer contrapeso al proyecto de la oligarquía y les permita aportar a la transformación socio-política de esta sociedad nuestra, para hacerla más equitativa, democrática, solidaria y justa, en donde se luche por un bienestar compartido.

El autor manifiesta su esperanza en las capacidades y posibilidades del pueblo dominicano para asumir su propio destino y su proceso de transformación social. Y eso lo hace haciendo un llamado a la memoria histórica. Por eso señala: “¿Cómo este pueblo, al que a menudo se le endosa la culpa de ser ‘clientelista”, apenas concluida la tiranía (1961) fue capaz de elegir un gobierno revolucionario (1963) sin pedir nada a cambio? ¿Cómo fue posible la gesta heroica cívico-militar de 1965? ¿Qué ha faltado para que el pueblo –los hijos e hijas de Machepa- alcance el verdadero poder para construir una sociedad democrática, libre, justa y digna para todos y todas? ¿Cómo superar un orden social impuesto con golpes de Estado, invasiones, dictaduras, fraudes electorales?”.

Propone la articulación de fuerzas sociales compuestas por grupos de obreros, obreras, por sindicatos, organizaciones campesinas, grupos de mujeres, microempresarios, grupos de educadores/as, educadoras, de comunicadores y comunicadoras con un liderazgo identificado con los intereses de los sectores socialmente excluidos y oprimidos, que tienen vocación de asumir el poder político. Pues, tal como señala M. Bosch: “Lo único que garantiza pactos y acuerdos que no sean ‘negociados’, es precisamente lo que queda cada vez más invisibilizado en todo este debate: la construcción de una nueva correlación de fuerzas en la República Dominicana, expresado estoy social y políticamente (…). Los acuerdos deben consistir en la materialización de un poder real.”

¿Cómo avanzar significativamente hacia la construcción de un proyecto que retome la intuición de los trinitarios, de los restauradores y del gobierno de la revolución democrática que se estableció en 1963?

M. Bosch hace referencia a la lección del movimiento político PODEMOS, de España. Al interior de un sistema de partido hecho al servicio de los sectores oligárquicos, representados por el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), surge una nueva fuerza que propone otra lógica social, económica y política, que desde dentro del sistema produce grietas y va asumiendo cuotas de poder, al servicio de un proyecto social, económico y político más inclusivo, pensado desde los sectores y clases subordinadas de la sociedad española.

M. Bosch invita a retomar la invitación a “matar el miedo”, que hiciera J. Bosch a su regreso al país, desde el exilio (octubre, 1961), provocado por la tiranía trujillista. Y disiente de quienes sostienen que en las pasadas elecciones las dos corporaciones económico-partidarias principales del país –PLD y aliados y PRM y aliados- “obtuvieron” más del 95% de los votos por culpa de la falta de unidad de los llamados partidos emergentes, como Alianza País y Alianza por la Democracia que obtuvieron entre los dos menos del 3% de los votos, no formaron un bloque de contrapeso; pues tampoco estas opciones, formadas fundamentalmente por sectores de clase media, están en condiciones de sustentar una propuesta que represente los intereses populares y hasta ahora no han mostrado la capacidad para colaborar en la articulación de un polo alternativo al poder apabullante de la corporación dominante.

En definitiva, el derecho a la esperanza revolucionaria, inspiradora de una necesaria transformación social no es un sueño inalcanzable; se construye cotidianamente con las luchas de ideas, con la formación de la conciencia histórica, crítica y con acciones políticas bien definidas, orientadas a la articulación de un frente o bloque popular. Este debe estar sustentado por un movimiento social y político, constituido con el protagonismo de las y los hijos de Machepa, que sirva de real contrapeso al proyecto del actual poder económico y partidario y que esté al servicio de un proyecto país, con bienestar compartido.