Mientras escribo es Viernes Santo y me pareció oportuno compartir unas reflexiones con las y los lectores de Acento y de quienes siguen el blog de la Red de Educación Ética y Ciudadana (REDETYC). En el día de hoy muchas comunidades en el territorio isleño, en el Caribe, América Latina y el mundo que estarán reflexionando sobre el sentido humano, teológico, económico, político y cultural del asesinato y muerte de Jesús de Nazaret en una cruz, en el contexto de la Palestina del siglo primero y del imperio romano imperante en ese tiempo.
Haciendo una lectura actualizante del acontecimiento del asesinato de Jesús, decretado por el poder político, económico y religioso de su tiempo, podemos afirmar que también en nuestros pueblos hay personas y colectivos que siguen crucificando a los hermanos y hermanas de Jesús de Nazaret, que son los más pequeños y débiles con las cuales él se identifica.
Entre las principales cruces y verdugos de República Dominicana y Haití, así como de los pueblos de América Latina y el Caribe están los siguientes:
- Pobreza y exclusión social de una buena parte de la población. Eso se da mientras unos pocos viven en el lujo y la abundancia. Por eso nuestra región es una de las zonas más desiguales del planeta.
- Violencia social, económica y política que se da a todos los niveles y cuyos principales responsables son quienes dependen en su economía de dos grandes negocios: el negocio de las armas y el negocio de la producción, tráfico y consumo de drogas.
- Corrupción e impunidad, promovida y ejercida a todos los niveles de la sociedad, pero cuyos principales responsables son el liderazgo económico y partidario. Todo lo relacionado con los escándalos del caso Odebrecht, es solo una muestra de la corrupción generalizada, agravada por la impunidad en todo el territorio de la Patria Grande.
- Migración, desplazamientos, desarraigo que tienen que sufrir quienes tuvieron que irse de su comunidad rural y de sus regiones hacia los suburbios de las grandes ciudades de la isla (Santo Domingo, Santiago, Puerto Príncipe, Cabo haitiano), así como de América Latina y el Caribe (Ciudad México, San José, Brasilia, Caracas…), como también desde sus países originarios hacia otros territorios.
- Manipulación de los poderes legislativos y judiciales al servicio de los intereses de los grupos económicos y político-partidarios. Los golpes de Estado realizados en los últimos tiempos en Honduras, Paraguay, Brasil y la impunidad promovida por los congresos locales y los sistemas de justicia, dependientes de estos grupos, son solo una muestra de una realidad indignante. Muestra de esto son también en nuestro país la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional con la cual convirtió en apátridas a un grupo significativo de dominicanos y dominicanas de ascendencia haitiana. En ese mismo orden hay que situar el intento de anular la ley 169-14 que intentaba remediar los estragos creados por la 168-13.
- Manipulación de las conciencias de las personas y de las masas, a través de los grandes medios de comunicación y de las llamadas redes sociales, organizadas y sustentadas por grandes grupos económicos y corporativos.
- Degradación ambiental provocada por los grupos que viven en pobreza extrema, por los comerciantes del carbón y sobre todo por las ambiciones de los grupos mineros, apoyados por los grupos económicos y partidarios locales.
Cirineo fue una persona obligada a ayudar a llevar la cruz de Jesús hasta el lugar en donde fue clavado en ella y asesinado. Por eso a quienes se dedican a ayudar a las y los demás, de manera personal, pero sobre todo de forma grupal, le llamamos cirineos. Más allá de la solidaridad interpersonal, de manera coyuntural o estructural, señalemos algunos de las y los principales cirineos que actúan como personas y colectivos, y que se convierten en luces que iluminan el camino solidario, de quienes cotidianamente construyen una sociedad mejor.
- Los colectivos que apoyan las luchas de los migrantes y de sus descendientes por ser reconocidos como personas, con derechos y deberes. En el caso dominicano tenemos las luchas de los cañeros y del grupo reconoci.do, entre otros. En Estados Unidos, en Europa y en países latinoamericanos que acogen migrantes como México, Costa Rica, Argentina y Chile, tenemos los colectivos que se organizan para apoyar a las y los inmigrantes.
- Las cooperativas de ahorro y asociaciones de trabajo solidario que se dedican a producir de manera colectiva para poder sobrevivir en medio de la imposición de las reglas de juego del mercado globalizado.
- Las Organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil, entre las cuales están las iglesias, las congregaciones religiosas, los clubes, las instituciones solidarias y de servicio, las juntas de vecinos que sostienen proyectos colectivos para ayudar grupos específicos, con necesidades particulares en las áreas de salud, educación, vivienda, cuidado ambiental, entre otros.
- Los colectivos y las personas que han asumido la tarea de la formación de la conciencia crítica en diferentes espacios sociales. Y esto lo hacen desde los centros educativos, las universidades, las organizaciones comunitarias y populares y a través de medios de comunicación: redes digitales, prensa, radio, televisión, entre otros.
Entre cruces, verdugos, cirineos y luces transcurre la vida humana. Por eso el gran reto para las personas y colectivos con conciencia social y vocación solidaria es asumir el compromiso cotidiano con la transformación de las cruces en luces, impulsados por la fuerza interior y la espiritualidad del amor y del servicio. Eso solo es posible desde la decisión de personas y colectivos que asumieron, como opción vital, convertirse en cirineos de las personas crucificadas por verdugos desalmados. Esta labor la hacen con conciencias críticas e indignadas, siempre dispuestas a construir juntos otra sociedad posible.