El pasado domingo 8 de octubre se celebró en la ciudad de Santa Clara, Cuba, una hermosa ceremonia para recordar el 50 aniversario de la muerte de Ernesto –Che- Guevara, luchador por la liberación del pueblo cubano, y de otros pueblos oprimidos de América Latina y África. En la ceremonia participaron más de 60,000 personas que se concentraron en la plaza que lleva su nombre, para rendirle homenaje a él y sus compañeros de lucha, en el aniversario 50 de su caída en combate y el 20 aniversario de que sus restos fueran traídos desde Bolivia (1997).

La ceremonia fue un acto muy sentido que contó con la participación del presidente Raúl Castro y de otras autoridades del gobierno y sobre todo con representaciones entusiastas de grupos estudiantiles, juveniles y de organizaciones comunitarias, culturales y populares. Quienes pudimos dar seguimiento a la ceremonia por Telesur, vimos cómo se desarrolló un acto en el que los diferentes exponentes expusieron su visión y convicciones  sobre la calidad humana, ética y política, del llamado “guerrillero heroico”.

Ernesto Guevara de la Serna (19281967), conocido como el “Che Guevara”, fue un médico, político, militar, escritor y periodista argentinocubano,​ y uno de los ideólogos y comandantes de la Revolución Cubana. Después de la victoria de la Revolución, el 1 de enero de 1959, Guevara participó en la organización del Estado cubano durante los años 1959-1965. Desempeñó varios altos cargos de su administración y de su Gobierno, sobre todo en el área económica; fue presidente del Banco Nacional; director del Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) y Ministro de Industria. En el área diplomática, actuó como responsable de varias misiones internacionales.

Convencido de la necesidad de extender la lucha armada contra gobiernos dictatoriales en países oprimidos y eternamente dependientes y colonizados, el Che Guevara impulsó la instalación de focos guerrilleros en varios países de América Latina y África. De hecho entre 1965 y 1967, él mismo combatió en el Congo y en Bolivia. En este último país fue capturado y ejecutado de manera clandestina por el ejército boliviano en colaboración con la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA),  el 9 de octubre de 1967.

Nos podríamos preguntar, ¿qué queda del pensamiento y de la práctica revolucionaria del Che Guevara? En este sentido el intelectual y politólogo argentino Atilio Borón  ha señalado con precisión: “Cabe preguntarse, en tiempos dominados por el eclecticismo posmoderno y la desilusión con la política y la democracia burguesas, ¿qué es lo que queda del mensaje del Che para las actuales generaciones?  Muchas cosas, por supuesto. Por algo sigue siendo fuente de inspiración para las y los luchadores sociales de todo el mundo. Queda su inquebrantable coherencia, la inescindible unidad entre teoría, pensamiento y práctica que rigió toda su vida; su absoluta convicción de que este mundo es inviable y que sólo una revolución a escala planetaria podrá salvarlo de la tendencia  que lo lleva a su autodestrucción. Esto es suficiente para comprobar la excepcional actualidad del Che y la vigencia de sus enseñanzas, de sus escritos, sus discursos, su ejemplo”. [1]

En tiempos de corrupción pública y privada generalizada y de secuestro impune del poder político por grupos económicos  y partidarios corruptos y corruptores, en nuestros países latinoamericanos y caribeños, es necesario volver la mirada hacia quienes han pasado por el poder, y han sido verdaderos servidores y han mantenido la honestidad a toda costa. Por eso, la figura del Che Guevara, como la de J. Bosch, se levanta como una luz de dignidad y honestidad en el manejo transparente del poder y de los bienes públicos. De hecho el Che Guevara dejó a su tierra, a su familia, y se envolvió en el proceso de liberación del pueblo cubano, así como de los pueblos congoleño y boliviano, sin otra pretensión que luchar para que sus habitantes tuvieran una vida feliz, con políticas públicas que privilegien lo colectivo sobre lo particular y la atención y el cuidado sobre los más débiles, empobrecidos y oprimidos.

Las actuales generaciones que nos toca sobrevivir en medio de democracias simplemente formales, pero realmente neo-dictaduras económico-partidarias, tenemos el desafío de seguir asumiendo el compromiso ético y político con la construcción de sociedades más humanas, incluyentes y solidarias.

La Marcha Verde y todos los grupos e instituciones que luchan por mejor calidad de vida para los pueblos de América Latina, el Caribe y el mundo, tienen en el Che Guevara un eterno referente y una estrella eternamente luminosa que con su luz puede iluminar las mentes, el corazón y las prácticas transformadoras y revolucionarias de quienes se deciden a vivir y a mantener la lucha con dignidad y por lo tanto se resisten a vivir eternamente colonizados y oprimidos.

[1] A. Borón, El Che, medio siglo después. 5/10/2017. Disponible en: https://www.telesurtv.net/bloggers/El-Che-medio-siglo-despues-20171005-0002.html

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