1ro.- En muchas partes del mundo, los hijos pequeños de padres jóvenes se regocijan en la comprobación de que tienen a su disposición la primera generación de padres obedientes. A diferencia de otros tiempos cuando los hijos, sobre todo los pequeños obedecían a una mirada, una orden o una amenaza proferida por cualquiera de los padres, ahora son los padres quienes obedecen a los hijos y acceden, bajo presión de perreta, amenaza de demanda o denuncia de maltrato a los designios de aquellos.
2do.- Este extraordinario cambio en el posicionamiento respectivo de ambos: padres Vs. Hijos ha sido posible porque nunca antes, ninguna sociedad, civilización o cultura confirió a los niños en general y a los hijos en particular la importancia que se les ha consagrado ahora. Los hijos pequeños siempre fueron llevados a la adaptación conforme a las necesidades y posibilidades de sus padres. Hoy, por el contrario, la agenda de los niños define los espacios y los tiempos disponibles para los adultos con lo cual se trasladó el centro de gravedad de la familia, donde esta todavía existe. Nunca los hijos pequeños fueron tan importantes, nunca fue su agenda el centro de gravedad familiar ni fue tan vano este esfuerzo porque, si hay algo que la inmensa mayoría de los padres de hoy en día tienen claro es que ni pueden pautar el futuro de sus hijos ni esperar que estos se ocupen ni asuman por ellos el nivel de compromiso que como hijos disfrutaron.
3ro.- Esta es, igualmente, la primera vez en la historia y definitivamente la primera generación en la cual, los padres hacen un esfuerzo deliberado por parecerse a los hijos desechando así toda la historia de la humanidad que consagró siempre lo contrario. Las madres aspiran a lucir jóvenes y apetitosas como las hijas y los padres se tiñen, comportan y visten para lucir competitivos con otros hombres jóvenes; no necesariamente sus propios hijos pero si sus contemporáneos. La sexualidad, la competitividad y las implicaciones contenidas en este estado de cosas serán objeto de análisis separado. Pero los hechos están ahí. Esa es la realidad de hoy.