Mal calculados, hay unos 50 mil puntos de drogas en todas las ciudades, pueblos y barrios, cada uno con uniformado protector (claro, con buena retribución) y coroneles y generales, jueces y fiscales, políticos y burócratas que no resisten cañonazos millonarios en pesos o dólares, según sea el caso y el rango, y una superpoderosa estructura de lavado que mejor ni saber. La macro industria del tráfico de miles de kilos cada día forma parte de una cotidianidad que envuelve a miles de traficantes, con una derrama económíca que permea, por igual, casi todos los resquicios de la sociedad. (Lo de la DICAN es apenas un chiste para entretenernos).