Desde los días de la invasión-colonización europea a nuestros territorios isleños, latinoamericanos y caribeños siempre ha habido intentos de establecer formas alternativas de organización económica, política y social a la impuesta, por la vía de las fuerzas de las armas, la violencia, la corrupción y la impunidad por los imperios del norte: europeos, asiáticos o norteamericanos.
En América Latina y el Caribe ha prevalecido, desde la colonización, el capitalismo salvaje, que en las últimas décadas se ha afianzado como proceso de liberalización y desarrollo del mercado transnacional y de imposición de políticas económicas y políticas de sello neoliberal. Eso ha determinado la acumulación de bienes y recursos en corporaciones económicas transnacionales y nacionales, al mismo tiempo que surgía un gran despojo de la masa popular que no cuenta con lo indispensable para sobrevivir dignamente.
En América Latina y en el Caribe ha habido intentos en algunos países por establecer procesos alternativos que han roto las reglas de juego impuestas por el Gran Capital, y sus transnacionales. En las últimas décadas el ejemplo más significativo ha sido el de Cuba, seguida por países como Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil entre otros. Países estos últimos que han asumido, con diversas modalidades y niveles, el llamado “Socialismo del Siglo XXI”. Aunque dichos procesos no han estado exentos de dificultades, de conflictos, de contradicciones, de retrocesos, aunque en general puede decirse que pueden exhibir evidentes avances y logros desde el punto de vista social, económico, ecológico, cultural y político.
En la última década (2007-2017) se ha desarrollado en Ecuador un proyecto social, económico y político, liderado por el movimiento Alianza PAIS, que ha tenido como uno de sus principales líderes un preclaro economista llamado Rafael Correa. Dicho proyecto se enmarca dentro de la corriente del socialismo del siglo XXI. Dicho proyecto tiene como objetivo la implementación del crecimiento sustentable y sostenible de la sociedad ecuatoriana desde la perspectiva del paradigma del Buen Vivir. El gobierno impulsado por Alianza País y liderado por R. Correa se ha autodenominado como La Revolución Ciudadana.
El Plan Nacional del Buen Vivir (2013-2017) del Ecuador recoge los siguientes objetivos y líneas de acción: 1. Consolidar el Estado democrático y la construcción del poder popular. 2. Auspiciar la igualdad, la cohesión, la inclusión y la equidad social y territorial en la diversidad. 3. Mejorar la calidad de vida de la población. 4. Fortalecer las capacidades y potencialidades de la ciudadanía. Objetivo 5. Construir espacios de encuentro común y fortalecer la identidad nacional, las identidades diversas, la plurinacionalidad y la interculturalidad. 6. Consolidar la transformación de la justicia y fortalecer la seguridad integral, en estricto respeto a los derechos humanos. 7. Garantizar los derechos de la naturaleza y promover la sostenibilidad ambiental territorial y global. 8. Consolidar el sistema económico social y solidario, de forma sostenible. 9. Garantizar el trabajo digno en todas sus formas. 10. Impulsar la transformación de la matriz productiva. 11. Asegurar la soberanía y eficiencia de los sectores estratégicos para la transformación industrial y tecnológica. 12. Garantizar la soberanía y la paz, profundizar la inserción estratégica en el mundo y la integración latinoamericana.
La Revolución Ciudadana en sus 10 años de desarrollo ha tenido notables avances, entre ellos la implementación de la actual Constitución del Ecuador, promulgada en el año 2008, orientada a regular una sociedad que se desarrolla en el marco del Buen Vivir. En cuanto a las políticas públicas podemos señalar: En 2007, el porcentaje de personas pobres por ingreso era de 36,7 por ciento, cifra que ha descendido hasta llegar al 23,3 por ciento en 2015, lo que indica que más de un millón de ecuatorianos avanzaron significativamente en la superación de la pobreza; en el caso de la pobreza extrema, Ecuador registra un descenso de ocho puntos porcentuales desde el 2007, ubicándose, en 2015 en 8,5%, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos en su Encuesta Nacional del año 2015.
La pobreza por ingresos urbana y rural ha experimentado un descenso significativo. La urbana experimentó una baja del 24,3 al 16,4 por ciento mientras que la rural se redujo del 61,3 al 35,3 por ciento, evidenciando que cada vez hay menos pobres en las ciudades y los campos. Además, el crecimiento económico ha beneficiado a los ecuatorianos. La relación del ingreso promedio del 10 por ciento más rico con relación al 10 por ciento más pobre, en número de veces, bajó de 42 a 25, acortando la brecha entre quienes reciben más ingresos y los que menos dinero perciben, es decir, entre 2007 y 2015, el quintil más pobre duplicó su ingreso mensual per cápita.
La tasa neta de matrícula en educación básica subió del 92 al 96 por ciento en ocho años y el total de matriculados en el sistema público aumentó de dos millones 604 mil a tres millones 479 mil. Además, entre 2007 y 2015, la matrícula de la población más pobre incrementó seis puntos porcentuales, pasando del 89,0 por ciento a 95,4 por ciento.
En educación superior, Ecuador es el país que más invierte con 2,00 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB), superando a Bolivia, Paraguay y Uruguay, que se encuentran por debajo del 2 por ciento. Una señal de esa inversión es la cantidad de becas, que en el período de 2007 al 2015 llegó a 14 mil 276 estudiantes, en contraste con apenas los 237 estudiantes que lograron una beca desde el año 1995 al 2006.
A pesar de que la victoria en segunda vuelta del candidato de Alianza País, Lenín Moreno, fue apretada, muestra la decisión de más de la mitad del pueblo ecuatoriano de confirmar las políticas desarrolladas, desde el gobierno presidido por el presidente Rafael Correa y su equipo de trabajo, en el marco del Paradigma del Buen Vivir. Logros, estos, que no podrían exhibir los proyectos políticos impulsados por los anteriores y tradicionales partidos ecuatorianos.