Sin duda alguna, los sistemas educativos deben adaptarse a las necesidades de la sociedad del momento. Por tanto, carece de sentido seguir educando a la población escolarizada como se hacía en épocas precedentes. Para Rodríguez Canfranc (2015), este siglo XXI demanda del alumnado unas habilidades y unas competencias distintas que requieren de métodos innovadores para adquirirlas

En el artículo anterior titulado Aula invertida: otra manera de enseñar y aprender, publicado en estas páginas el pasado 26 de febrero, se plantea que “A pesar de los cambios pedagógicos y curriculares, y de los avances de los últimos años, República Dominicana forma parte de los países cuya educación está rezagada…” (Vargas, 2019). Y como la metodología aula invertida “pone a prueba la idea de que el aprendizaje es más eficaz, cuando el profesor orienta al alumno a aprender y no solo le expone el conocimiento”, porque los estudiantes tienen acceso directo a los contenidos curriculares previo a la clase. 

Flipped Classroom, en español aula invertida, volteada, del revés o inversa, es una estrategia didáctica que se caracteriza por ser un método de enseñanza y aprendizaje aplicable desde el nivel primario hasta la universidad. Es una de las más interesantes y desafiantes para mejorar el desarrollo de múltiples habilidades en los estudiantes, porque aprovecha el uso de salones, laboratorios y talleres de los centros educativos, así como las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), ya que aporta mayor énfasis a la práctica. Es una metodología donde el estudiante deja de ser un receptor pasivo de información para convertirse en el protagonista del proceso de enseñanza, mientras que el rol del docente es de guía y líder.

Este enfoque cambia la secuencia pedagógica tradicional de enseñanza, estudio y evaluación por estudio, evaluación y enseñanza o enseñanza-evaluación. En otras palabras, permite que el alumno obtenga la información en un tiempo y lugar que no requiere la presencia física del profesor. Es ideal para que el estudiante aprenda a su ritmo. Además, combina la instrucción directa con métodos constructivistas, incrementa el compromiso e implica a los estudiantes con el contenido del curso y mejora su comprensión conceptual. Potencia el trabajo, la práctica y la autonomía en el aula, para que el alumno tome protagonismo en su proceso de aprendizaje, siempre bajo la tutela del profesor. También es un medio para aumentar la interacción y personalización, y el tiempo de contacto entre alumnos y profesores. En suma, Flipped Classroom concede al alumno un papel mucho más activo en su proceso de aprendizaje y una mayor responsabilidad en su formación, por lo que se le cataloga como una metodología para construir a los ciudadanos del siglo XXI.

A pesar de que es la metodología y no la tecnología lo fundamental del concepto Flipped Classroom, las TIC juegan un papel activo en el desarrollo de esta estrategia educativa. Las redes sociales son profusamente utilizadas para compartir conocimientos y experiencias, Twitter y Google+ son dos buenos ejemplos. Igualmente son fundamentales las herramientas para crear contenidos propios  como presentaciones,  formularios, archivos de audio, vídeos e informes y otros.

A continuación diez pasos para aplicar la metodología Flipped Classroom, que presenta AulaPlaneta (2015), y pueden utilizar aquellos educadores que  acepten el reto de abandonar el modelo tradicional, para mejorar la calidad de los aprendizajes de sus estudiantes. 

1. Programación. Elegir el tema a tratar y definir los objetivos de aprendizaje y las competencias que deben desarrollar los alumnos. Se recomienda que busquen una idea, un video, un recurso… que les ayude a despertar la curiosidad de los estudiantes desde el principio y los motive a aprender. Procurar planificar bien las sesiones, y pensar qué tareas llevarán a cabo los alumnos antes, durante y después de las clases.

2. Preparación de materiales. Preparar los materiales que servirán a los alumnos para familiarizarse con los principales conceptos del tema. Pueden elaborar sus propios contenidos, como una videolección o una presentación en PPT, o seleccionar distintos materiales y recursos para que los estudiantes revisen los principales conocimientos del tema en su casa. Elaborar un test para comprobar si han visualizado, leído y comprendido los materiales.

3. Visualización y lectura de materiales en casa. Enviar a los alumnos los materiales didácticos seleccionados y/o elaborados, indicándoles que preparen el tema en su casa. Pedirles que completen el cuestionario de control y que anoten para compartir contigo y el grupo  sus dudas.

4. Diseño de las sesiones de clase. Planificar las sesiones y prepara los materiales en función de las dudas e inquietudes de los alumnos. Desarrolla y selecciona actividades individuales y grupales de distintos niveles para atender la diversidad de la clase, así como actividades colaborativas que exijan a los alumnos un aprendizaje activo.

5. Resolución de dudas. Dedica los primeros minutos de clase a repasar el cuestionario enviado a los alumnos y despejar sus dudas. Utiliza distintos materiales para favorecer la comprensión de los conceptos y fomenta la participación en el aula.

6. Actividades de consolidación. Consolidar los conceptos adquiridos mediante la realización de actividades. Puede destinar a cada alumno o grupos de ellos distintos ejercicios en función de sus necesidades.

7. Trabajo colaborativo. Dedicar una o varias sesiones al trabajo colaborativo, y reta a los alumnos a resolver un problema, elaborar un proyecto, aprender a través de la experimentación, participar en un debate o realizar una investigación.

8. Aprendizaje fuera del aula. Animar a los alumnos a trabajar en equipo más allá de las paredes del aula, a través de entornos colaborativos. Pueden orientarles y supervisar su organización y evolución.

9. Revisión y repaso. Revisar el trabajo realizado por los alumnos y compartirlo con toda la clase. Animarles a que expliquen lo que han aprendido y cuál ha sido su experiencia. Después, dedicar unos minutos a resolver las dudas que puedan quedar.

10. Evaluación y autoevaluación. Evaluar  el trabajo de los alumnos mediante una rúbrica, donde figuren los objetivos cognitivos y competenciales definidos al principio. Pueden compartirla con ellos y animarles a que se autoevalúen, y evalúen a sus compañeros. Les ayudará a desarrollar la autocrítica y a reflexionar sobre sus fallos o errores.

Por último, el enlace del testimonio de una profesora española que enseña Ciencias Sociales en el Nivel Secundario, utilizando la metodología Flipped Classroom – https://www.youtube.com/watch?v=UYpjmMQPheU.