Un informe reciente de la Federación Internacional de Periodistas, FIP, que pasó casi inadvertida en los medios, revela de manera descarnada las consecuencias sangrientas de ejercer el oficio de comunicador apegado a la verdad y a la ética en zonas de alto riesgo del planeta y en otras menos convulsas.

Según el reporte anual, el número 25, difundido en Bruselas a principios de febrero por el secretario general de la FIP, Anthony Bellanger, al menos 2,297 periodistas y trabajadores de los medios han sido asesinados o desaparecidos desde 1990 hasta la fecha.

Ello significa 153 comunicadores muertos cada año en un periodo de 25 años. Lo que es igual a 91 periodistas por año y a siete por mes desde 1990 hasta el 2015. Sólo el año pasado, se registraron 112 víctimas en distintas regiones del mundo. Las más mortíferas han sido Asia Pacífico y el Cercano Oriente, dos de los diez puntos más peligrosos para ejercer el oficio. El año 2006 resultó ser el más letal para la profesión con 155 asesinatos, según datos de la FIP.

"Esta publicación histórica investiga la trayectoria de la crisis de seguridad en el ámbito periodístico y atestigua la larga campaña llevada a cabo por la FIP contra la impunidad que rodea la violencia perpetrada contra los profesionales de los medios”, ha declarado Jim Boumelha, presidente de la FIP.

Subraya que “estos informes anuales son mucho más que una simple lista de nombres de nuestros colegas asesinados. Se trata de nuestro homenaje a su coraje y al alto precio que han pagado millares de ellos, que han perdido su vida en el cumplimiento de su misión de informar y de concienciar al público."

El informe reciente subraya que la responsabilidad es compartida, lo que supone el papel activo de los propios periodistas y sus empleadores a la hora de recibir formación en misiones de riesgo, evitar conductas imprudentes y tomar todas las precauciones necesarias cuando se encuentren en situaciones peligrosas

El informe indica que incluso si una gran parte de los asesinatos se registran en países en guerra o con conflictos armados – asesinatos premeditados, atentados con bomba, fuego cruzado o secuestros cada vez más violentos-, las terribles cifras no se justifican únicamente por esta causa, ya que la mayoría de las bajas ocurren más en naciones en paz que en países convulsionados por la guerra.

En su reporte, Bellanger precisa que "existen otras razones, a menudo lejos de la zona de operaciones, por las que los periodistas están en el punto de mira, ya que muchos de ellos son víctimas de los barones del crimen organizado y de funcionarios corruptos."

La conclusión refleja diez puntos clave de los países más peligrosos registrados en el informe, víctimas de la violencia de la guerra, la infracción de la ley y el orden, además del crimen organizado y la corrupción. Ellos son Iraq, Filipinas, México, Paquistán, la Federación Rusa, Argelia, India, Somalia, Siria y Brasil. El año pasado, Francia encabezó, junto a Iraq y Yemen, la lista de países más mortíferos para la profesión, tras la masacre de Charlie Hebdo, en la que 10 periodistas y trabajadores de la revista satírica fueron víctimas de los terroristas islámicos del Dáesh.

El informe de la FIP precisa que Asia Pacífico (con 571) es la región que registró el mayor número de muertes, seguida de Oriente Medio y el Mundo Árabe (473), una más que las Américas (472). África se sitúa en la cuarta posición (424), por delante de Europa (357). En 2015, las Américas fue la región más mortífera (27), seguida de Oriente Medio (25). En este hemisferio, Brasil, Colombia, Honduras y México no cumplen su deber en cuanto a garantizar la seguridad y el desempeño de los comunicadores.

Una segunda conclusión que se desprende del informe es la escasa consideración ante los niveles de violencia contra los periodistas en el mundo. Tan solo uno de cada diez asesinatos en los medios es investigado. La FIP subraya que la falta de acción para erradicar la impunidad de los crímenes y otros ataques contra los profesionales de los medios continúa agravando la violencia hacia ellos.

Las diversas campañas llevadas a cabo por la FIP y a sus afiliados en distintos frentes a lo largo de estos años para hacer del periodismo un medio más seguro, incluyen la creación de un fondo de asistencia internacional para asistir a los periodistas necesitados, y el establecimiento de centros de solidaridad en Argelia, Colombia, Filipinas y Sri Lanka para dar seguimiento a las crisis y distribuir la ayuda.

La entidad también cuenta con herramientas prácticas para aconsejar a los periodistas en misiones peligrosas, como la adopción del código internacional de conducta para una práctica segura del periodismo o la publicación de Live News, una guía de supervivencia para periodistas desplegados en zonas de guerra.

Además, la Federación ha tenido un papel destacado a la hora de crear coaliciones dentro de la comunidad dedicada a la libertad de expresión y a la industria de los medios para proteger a los periodistas, a través de la creación de organizaciones tales como IFEX o INSI. También gestiona con la UNESCO o la ONU un plan de acción para proteger a los periodistas y contra la impunidad. Ello incluye una plataforma en línea del Consejo de Seguridad y una línea directa con el Comité Internacional de la Cruz Roja para ayuda urgente a los reporteros en situaciones de crisis.

La FIP destaca que estos informes anuales sirven para activar la alarma frente a la violencia contra los reporteros, promover su protección, así como la importancia de mitigar los riesgos para su seguridad. El informe reciente subraya que la responsabilidad es compartida, lo que supone el papel activo de los propios periodistas y sus empleadores a la hora de recibir formación en misiones de riesgo, evitar conductas imprudentes y tomar todas las precauciones necesarias cuando se encuentren en situaciones peligrosas.

“Es importante comprender que todo el mundo, desde los funcionarios de los gobiernos y los oficiales militares hasta todo aquel que entre en contacto con los periodistas, debe respetar su independencia. Ello requiere que los gobiernos cumplan con sus obligaciones internacionales de investigar los asesinatos de los periodistas y sentar a los autores de estos crímenes en el banquillo, disuadiendo así cualquier violencia futura”, recalca el informe de la FIP.

Recuerda que también es necesaria la voluntad y la disposición de las Naciones Unidas y el conjunto de sus agencias, como guardianes de los instrumentos internacionales, garantizar el derecho de la integridad física de todos los seres humanos, en beneficio de los periodistas y de todos los trabajadores de los medios de comunicación.