Es posible que la Real Academia de la Lengua consagre en cualquier momento un nuevo adjetivo, originario de América Latina, para definir la irresponsabilidad verbal, el irrespeto a toda inteligencia ajena, la falta de delicadeza diplomática, la estupidez militarista interventora, el insulto deslenguado a un contradictor, la sumisión incondicional a un poder transnacional. Todo eso puede estar contenido en ese nuevo adjetivo: “almagro”, para que en lo adelante podamos decir, por ejemplo, “¡No seas tan almagro!”… “¡Pareces un almagro!”… “¡Tú no eres más que un almagro!”. (Obviamente sería uno de los peores insultos).