"Una política de alianzas se hace en función de las prioridades
que usted quiere tener para el país y cómo las quiere llevar a cabo y
es a partir de eso que usted empieza a juntar símbolos"
Ricardo Lagos
“Mujeres advierten no aceptarán vulneración de derechos como caso Catrain” fue el titular con el que “Acento” otra vez salvó a la causa, poniendo así en contexto una declaración de 42 organizaciones sociales de mujeres que hacían gala de una cultura política autoritaria en la que las víctimas ponen la cara y ocultan la identidad del victimario. Vale la pena preguntarse por qué, una y otra vez, en el discurso social y político del país esta práctica se repite hasta llegar a convertir “la trayectoria” en una especie de visa que no caduca. Es más, sirve hasta para que los antiguos prosélitos ignoren el desliz de quienes cambian de rumbo o se niegan a sí mismos en el camino.
Ante el negacionismo de derechos no puede ser protagonista la ignorancia. Tengo la sospecha de que quien se niega a denunciar el abandono de la causa por parte de algún ex compañero o ex compañera de ruta, lo hace por miedo a las propias reivindicaciones y por ese mismo miedo le acepta la traición con un derroche imposible de entender, afectando con ello, sin dudas, la credibilidad de la defensa de los derechos que dice patrocinar.
Contrariamente a lo que a veces se denuncia con algo de sorna, la división no es entre buenos y malos, o entre demócratas y autoritarios, en el imaginario está la idea que es entre gobierno y oposición. La historia desde 1930 dejó moldeado el hecho de que ser de oposición es un riesgo que nadie puede aumentar manifestando disidencias o desacuerdos (unidad de la oposición, ¿les suena?). Esa cultura en la política no solo ha demorado la democracia sino que impide que se expresen de manera natural las diferencias. Y es que la democracia no se caracteriza por la ausencia de conflictos, sino por la forma como estos se resuelven. Como resultado ya está siendo demostrado que en el mundo social las lealtades electorales son, con mucho, más importantes que la defensa de los derechos que justifican la existencia de las organizaciones. Lo ocurrido con el candidato a senador por Samaná y la reacción por parte de los colectivos de mujeres clama por una discusión franca acerca de una nueva forma de relación entre el mundo social y el mundo político. Habrá que asumir ese debate y hacer acopio de una basta experiencia nacional, pues en ese tema también la impunidad política, social y moral ha resultado siempre victoriosa.
El otro medio que informó sobre el acuerdo fue Noticias SIN, que hasta se permitió citar unas viejas declaraciones del ecuménico candidato del PRM: “El siglo XXI debe ser el siglo de la tolerancia, el respeto de los derechos humanos y de la diversidad, por eso entendemos que debemos dar pleno apoyo a los homosexuales”.
Aquí definitivamente me detengo puesto que soy de los que creen con Humberto Maturana que “tras la tolerancia hay siempre una venganza escondida” y porque el remate de la cita es precisamente el “pleno apoyo a los homosexuales”. Los homosexuales no necesitan ni ser tolerados, ni necesitan ese “pleno apoyo”: simple y llanamente deber ser aceptados y reconocidos como sujetos de derechos, de TODOS los derechos que están en las declaraciones y tratados que el Estado dominicano ha firmado. Una vez más ha quedado confirmado que algunos padrinos de la marcha del orgullo gay, por ejemplo, nunca entendieron muy bien el asunto pero eligieron el tema para aparecer en el periódico y formar parte de la elite “liberal” instalada en el partido político equivocado. Ahora han quedado en evidencia pues ninguno o ninguna de estos declarados paladines de la tolerancia ha condenado ni devuelto las bandas blancas por lo ocurrido en el llamado “caso Catrain”.
Pero todo esto no se trata solamente del abandono de la necesidad de la plena vigencia de los derechos humanos, que no es poco, también estamos frente a un candidato al senado que ha renunciado antes de ser electo a cumplir parte de sus funciones y hasta se ha comprometido a realizar acciones reñidas con el derecho internacional, pues “todos los hombres nacen libres e iguales”. La firma de ese compromiso para negar derechos no es conservador, es tétrico.
Fernando Savater escribió que los Derechos Humanos son el punto de encuentro entre la política y la ética. Esa afirmación nos ayuda a sacar algunas conclusiones sobre el miedo de que hablábamos más arriba. No solo las organizaciones sociales de mujeres se quedaron a media denuncia: FLACSO no se ha enterado, el PRM no ha dicho nada, ni su candidato, ni los partidos aliados que han hecho mutis por el foro. Y ni qué decir de los alternativos que al parecer no leen los periódicos: Alianza País supongo que “apoyaba” al candidato que sacó una nueva edición del programa de las “Declaraciones de Santa Fe”, aquel documento de la CIA para Donald Reagan en los 80, donde se propuso financiar el despliegue de grupos evangélicos para detener el avance de las luchas políticas de los pueblos de América. Les rindió tanto el dinero que ya pueden -en un acto tan brutal como el que nos ocupa- condicionar las conductas de potenciales senadores.
Pero… ¿y la política? El PRM le prohibió a su candidata a senadora por la capital Faride Raful participar en el foro de debates de ANJE lo cual sin dudas se debió a la temática acordada para la discusión y que, sin sorpresa, coincide con el acuerdo del Caso Catrain. Y que nadie nos venga a decir que los temas fueron puestos para afectar a la candidata, pues los defensores de los derechos esperarían que los temas los hubiese puesto ella y no los conservadores. Por eso insisto en la necesidad de volver a discutir los miedos y hasta las propias reivindicaciones que parecían importarles y que nos lleva a otra pregunta: por qué el PRM intervino en el debate de ANJE (no participar) y sin embargo nada dijo del compromiso de Pedro Catrain “ante Dios y todas las iglesias evangélicas y católicas”. Lo otro no menos importante es que con esa firma se han dejado muy disminuidas las autoridades partidarias que solo han logrado acuerdos con partidos pequeños que ante esto tampoco han reaccionado pues están más asustados todavía.
Si se pudiera comenzar a buscar explicaciones político partidarias se debe establecer que el ADN del PRM está en el PRD y también en la Alianza Social Dominicana un partido familiar con una trayectoria desconocida u olvidada. En 1962 su candidato a la presidencia fue Juan Isidro Jiménez Grullón que enfrentó a Juan Bosch y luego en 1996, ese partido tampoco apoyó a Peña Gómez y llevó como candidato presidencial a Abinader Wasaf. Así se tejió lo que ha terminado siendo hoy una especie de subsidiaria política de ABICOR con un único objetivo: instalar su CEO en la presidencia de la República Dominicana, por lo que todo lo que pueda afectar a este intento debe ser eliminado o al menos neutralizado. Así me explico la prohibición a la candidata a senadora que se supone no haría algo parecido a la firma de un compromiso tipo caso Catrain por lo que después del debate estaba condenada a ser reprendida por el candidato y la candidata a vice, pues hay derechos que es mejor no defender cuando se está en campaña.
Fíjense ustedes las declaraciones de la vice del PRM de que no habría “borrón y cuenta nueva” que provocó un entusiasmo desbordado en un editorial de “El Caribe” que señaló que tal promesa les “hizo recordar la política vibrante de otros tiempos.” Unos días después, en el mismo medio, la candidata a vice explicó que “Lo que nosotros dijimos es que debemos respetar la independencia de los poderes del Estado y que velaremos por tener una justicia independiente.”
Igual provoca desazón la mansedumbre de la candidata a senadora ante la orden de partido que le impedía participar en los debates pues se supone que, de acuerdo con la imagen que ha querido construir, estaba deseosa de enfrentar a los conservadores que le están quitando sus temas. “Bienaventurado el que no sigue las consignas del partido…”, con ese salmo aprovecho para recordar y homenajear hoy a los legisladores que en el 2010, reunidos en Asamblea Revisora rechazaron constitucionalizar el “mandato imperativo” como pretendieron los firmantes del “Pacto de las corbatas azules.”
Así, ¿qué nos queda? ¿tener que reconocer que no podrá haber debates sobre una gran cantidad de temas inconvenientes para el mundo reaccionario que abarca prácticamente a todo el espectro político? Amigos y amigas, ya estábamos avisados de que éste desenlace constituía el inevitable y único lugar al que podrían llegar “las alianzas tipo Arca de Noé” a la que se subieron todos.
Y, a juzgar por sus inexistentes respuestas, propuestas o denuncias, los que se quedaron abajo parecen lamentar la incomodidad de la soledad que solo se puede vencer con convicciones y algo de coraje. Es impresentable que los candidatos y candidatas respondan solo al partido al que pertenecen cuando son apoyados por alianzas y es aún mucho peor que los aliados no digan absolutamente nada, cuando es tan fácil eliminar las dudas. Digan simplemente que están de acuerdo, porque esta es una movida magistral para ocupar el poder y hacer lo que tenemos que esconder todavía. En el duquesa programático en que sobreviven intentan que todos y todas olviden. Pero precisamente porque no les resultó, es preciso citar dos casos: una vez elegido Antonio Guzmán en 1978 Peña Gómez no pisó el Palacio Nacional mientras duró ese gobierno de su partido. El Pacto Patriótico de 1996 es la otra joya histórica aunque por las consecuencias ni siquiera vale la pena abundar en ella. Para que esos timoratos temores no resulten en efectos electorales solo se debe debatir a la manera del CONEP: sobre lo que hay acuerdo, sobre aumentar las exportaciones de banano, sobre disminuirles los impuestos…
Antes de que salten los rabiosos partidarios de la ética de la responsabilidad advierto que la cita que sigue corresponde a una exposición hecha por Max Weber en el verano de 1919, muchos años antes de las incidencias que comentamos: “Sólo quien está seguro de no quebrarse cuando, desde su punto de vista, el mundo se muestra demasiado estúpido o demasiado abyecto para lo que él le ofrece; sólo quien frente a todo esto es capaz de responder con un “sin embargo”; sólo un hombre de esta forma construido tiene “vocación” para la política.”