Cuando el presidente Danilo Medina asumió el poder en agosto de 2012, traía consigo el compromiso de campaña de cumplir con el 4% del PIB para educación que asigna la Ley de Educación 66’97. Los docentes del Nivel Básico devengaban -sin incentivos- un salario mínimo de RD$8,972.00 por tanda, y la titular del MINERD, Josefina Pimentel, RD$300,000.00.

Este aumento, al parecer desconocido hasta el momento que inició la lucha por aumento salarial, fue revelado por la dirigente de la ADP, María Teresa Cabrera, durante una protesta de maestros y maestras frente al Ministerio de Educación,  lo cual exacerbó la lucha por la mejora salarial y el rechazo general por la desproporcionalidad y la maniobra que utilizó Pimentel para auto aumentarse a  esa cantidad.

A pesar de que los maestros y maestras protestaban en todo el país por su justo aumento del 100%, las “negociaciones” proponiendo porcentaje contra porcentaje, entre el MINERD y el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de la ADP, presidido por Eduardo Hidalgo, terminaron con la imposición de Pimentel a través de la Resolución No.27-2013, que estableció  un ajuste salarial de 20% al personal docente, técnico y administrativo de los centros educativos, retroactivo a febrero, el cual fue “rechazado” por el CEN y por  el 98.95% de los docentes, entre los cuales estaban los que pertenecían al PLD, dijo Hidalgo.

Ese proceso de petición de mejoría salarial para los docentes provocó otras intervenciones, como la del  presidente del Senado, Reinaldo Pared Pérez, quien “sugirió que el Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) podría evaluar el comportamiento exhibido por el presidente de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), Eduardo Hidalgo, en su reclamo de aumento salarial para los maestros”. Esto indica que se esperaba que  la actuación de Hidalgo, como miembro del Comité Central y diputado por el PLD, su papel fuera defender los intereses de su partido, no los intereses de los docentes que él por su condición de presidente de la ADP le correspondiera  ejercer.

Actualmente, tres años después, Carlos Amarante Baret como ministro de Educación y los aumentos sucesivos anuales que prometió Pimentel a nombre del Gobierno y él ha aplicado, los docentes no han alcanzado el aumento que pretendían a final de 2012  e inicio de 2013 de un 100%; y su salario mínimo por tanda es de RD16, 032.00, equivalente a un 89.34%.

Tanto Pimentel como Amarante decidieron cuánto aumentar y en qué momento, aumentos que continúan, en conjunto, insatisfactorios para que esa clase pueda vivir una vida digna, la primera condición de una educación de calidad. Antes, el exiguo presupuesto de la cartera educativa no lo permitía. Ahora, las autoridades se han empecinado en otras prioridades y el 4% tiene exclusividades dentro de las cuales los docentes están en enésimo lugar. El proceso de aumento salarial y de dignificación que estos dos ministros de Educación han aplicado es a cuenta gotas. Y a través de una ADP dirigida por un compañero de partido del ministro de turno, no parece que ellos lograran obtener más de las migajas  que han alcanzado hasta el presente. Y más cuando la estrategia gubernamental es modificar la composición del CEN de modo que los miembros del PLD sean mayoría y Eduardo Hidalgo repita como presidente, aunque ambas pretensiones son legítimas.

Pero, así las cosas, no cabe dudas de que a los maestros y profesores no les convenga dejarse convencer, porque en la negociación de los primero meses de 2013 la intervención de Pared Pérez hizo que Hidalgo frenara y hasta fue llamado a reunión “con integrantes del Comité Político del PLD… en su calidad de miembro del Comité Central de este mismo partido no es la mediación ni la busca de consenso sino tratar de imponerle su decisión que es la de apoyar al gobierno del presidente medina (sic) y en este caso al ministerio de educación y su propuesta”, informo la prensa.

Por tanto, estas próximas elecciones del día 14 de la APD deben provocar en maestros y maestras una reflexión profunda, para pensar que su futuro inmediato podría estar comprometido si  deciden continuar con una directiva dominada por el partido oficial, porque ante otra negociación los aliados de Hidalgo no serán los docentes, sino su partido, el MINERD, por aquello del refrán que dice: “Entre bomberos no se pisan la manguera”.

Además, de lo ocurrido con Josefina Pimentel en 2013 debe quedar una lección aprendida por los docentes: a partir de ahí, ningún ministro de Educación tomará en cuenta a una ADP presidida por un miembro de su propio partido, cuando con una resolución puede aplicar la medida que le “resuelva” la situación.