Cualquiera creería que el Banco Central acaba de cambiar la base para calcular el PIB a precios constantes. Pero no es así. Lo que acaba de hacer es un nuevo cálculo del PIB. Es decir, que el PIB que conocíamos ya no nos sirve. Lástima que la serie publicada hasta ahora es tan corta.
Cuando se hace un cambio de base, lo primero es que el valor a precios corrientes sigue siendo el mismo, porque eso no cambia cualquiera que sea la base. Si se produjeron 100 sillas y se vendieron a mil pesos, el valor corriente fue cien mil como quera que se mida. Si el PIB estaba bien medido antes y después, la serie completa del PIB nominal es la misma. Y eso aplica también para cada uno de los sectores.
Lo segundo es que en un cambio de base lo único distinto es la magnitud a precios constantes, o en términos reales como decimos los economistas, pues las cosas se valoran a un precio diferente. Si estaban a precios de 1990, y en ese tiempo cada silla se vendía a cien pesos, el valor de las 100 sillas era 10,000 pesos. Y si ahora cambiamos la base para valorarlas al precio del año 2005, año en que las sillas estaban a 600 pesos, entonces el nuevo valor fue de 60,000 pesos.
Y toda la serie queda multiplicada por seis al haberse sextuplicado los precios entre la antigua base y la nueva. Al multiplicarse toda la serie por el mismo factor, el ritmo de crecimiento del producto sigue siendo igual. Este solo cambia si se producen más sillas o menos sillas, y eso no tiene que ver con el año cuyo precio se tome como referencia. Si al otro año la producción de sillas fue 105, entonces el crecimiento real fue 5% independientemente de que se valoraran a los precios del 1990 o del 2005 o cualquier otro.
Una cosa muy diferente es que digamos que ya las sillas tienen poca importancia porque ahora la gente se sienta en mecedoras y que, por tanto, lo que interesa medir es el incremento de la producción de mecedoras. Esto ocasiona un cambio en las ponderaciones de los distintos sectores y ramas de la economía, aunque el PIB a precios corrientes sigue siendo el mismo, porque en dicho indicador está todo lo que la economía produce con independencia de que tenga mucha o poca importancia.
El problema lo tiene el común de la gente, que ahora no sabe a quién creer, pues resulta que la misma autoridad que le había dicho que habíamos crecido mucho es la que ahora le dice que antes crecimos poco pero que ahora sí es mucho
Ahora bien, una nueva metodología de medición, como ocurre ahora, genera un nuevo valor del PIB corriente, en reconocimiento de que el dato anterior no estaba bien. Todo luce que las nuevas informaciones son más creíbles que las anteriores.
Otra cosa es que ponderaciones distintas sí influyen en el promedio, es decir, en el crecimiento del PIB total. Si un sector era medido conforme un indicador, y éste se incrementa en 20%, eso tendría un impacto muy grande en el crecimiento del PIB si la ponderación de este sector es 15%, pero su impacto sería insignificante si la ponderación es 2%. Si además se deja de usar ese indicador por otro más realista, entonces podemos tener datos más fehacientes de crecimiento.
Un problema grande que vamos a tener ahora los dominicanos es que al hacer un nuevo cálculo del PIB, las tasas de crecimiento a las cuales nuestra mente había sido habituada ya no son ciertas. Algo muy ilustrativo es lo que ocurrió en el año 2009 que, por ser relativamente reciente, es fácil de recordar. En dicho año hubo una gran crisis internacional, y la economía se contrajo en casi todos los países. Para la República Dominicana, contando los datos parciales sobre producción y ventas reportadas por las empresas, el FMI estuvo proyectando hasta los meses finales del año un crecimiento negativo o muy cercano a cero, en visible contradicción con las autoridades dominicanas que insistían en proyectar un considerable crecimiento.
Finalmente, al negociarse la Carta de Intención firmada en octubre de ese año se transaron en una proyección entre 0.5% y 1.5%; pero al concluir el mismo, como siempre ocurre con todo organismo internacional, tuvo que rendirse ante el dato oficial de la autoridad nacional que dictaminó un crecimiento de 3.5%. Pero qué curioso, pues ahora resulta que el nuevo cálculo del PIB dice que en el 2009 la economía dominicana creció 0.9%.
En aquel año la economía de América Latina registró una caída de 1.6%, y no fue mayor gracias a que los países continentales estaban vendiendo muchos bienes primarios caros a China, que seguía creciendo a velocidad de crucero, oportunidad que no tuvimos las islas del Caribe, cuya economía declinó en 3.5%.
Errar es de humanos y corregir los yerros es de sabios. El problema lo tiene el común de la gente, que ahora no sabe a quién creer, pues resulta que la misma autoridad que le había dicho que habíamos crecido mucho es la que ahora le dice que antes crecimos poco pero que ahora sí es mucho.
Y problema mayor lo tenemos los analistas económicos, que habíamos tenido que hacer magia para encontrar explicaciones, e incluso reinventar teorías económicas para explicar un fenómeno que ahora descubrimos que no ocurrió.